La legitimación del poder y los ajustes en el gabinete
* El aporte a la doble legitimación, que hace Jaime Santoyo: al gobierno y al Partido
* La legalidad y la legitimación, atributos de un gobierno justo
* El gobernador Miguel Alonso y su responsabilidad jurídica/constitucional
MANUEL IBARRA SANTOS
Los ajustes recientes en el gabinete de la administración estatal, particularmente la designación del licenciado Jaime Santoyo Castro, como Secretario General de Gobierno, abren al poder público local, en el último tercio de su ejercicio, un horizonte de importante legitimación, a partir de la construcción de facto de un nuevo pacto político que hace posible la incorporación de expresiones y figuras con oficio sancionadas y bien vistas por la ciudadanía.
Por lo demás, con esa decisión se crea un emergente punto de positivo equilibrio en las relaciones entre sectores y actores de la sociedad zacatecana, lo cual es saludable.
En teoría política, para que el ejercicio del poder público sea justo, requiere reunir simultáneamente los atributos de la legalidad y la legitimación, entendida esta última <es decir, la legitimidad>, como la capacidad de un gobierno para actuar con honestidad y justicia, frente a las demandas del pueblo.
La legitimación está soportada por los hechos tangibles y por la creencia de una sociedad de que las estructuras, procedimientos, acciones y decisiones de un gobierno son las adecuadas, las ética y moralmente correctas y que, por ello, merecen el público reconocimiento de la ciudadanía.
En la concepción de Norberto Bobbio (1909-2044), prestigiado politólogo y filósofo italiano, la idea de legitimidad incorpora un nuevo concepto asociado al atributo de la efectividad en el poder, lo que significa que ningún gobierno podrá procurar la lealtad de la sociedad, si éste no garantiza las condiciones mínimas de bienestar en el ejercicio de la administración pública, para beneficio de la gente.
Otro filósofo, el alemán Karl Otto Appel (1922…), defensor de la racionalidad comunicativa de La Escuela de Frankfurt, sostiene que la legitimidad del poder público hace posible que lleguen a realizarse los valores constitutivos de la identidad de una sociedad, lo que implica que un gobierno pueda contar con la confianza de la sociedad, ingrediente con el que se puede construir todo proyecto de prosperidad y sin la cual no existe desarrollo alguno.
El nuevo secretario de Gobierno en Zacatecas, entonces, aporta de entrada una buena dosis de legitimación a la administración estatal. Jaime Santoyo Castro como político profesional, no improvisado ni advenedizo, de profundas lealtades ideológicas, integra dos elementos adicionales, que no son poca cosa, como el de la confianza y la honestidad. Aunque dialogante, saben los que le conocen, que cuando se requiere, sabe aplicar con carácter la fuerza de la legalidad.
La legitimidad de doble impacto: Para el gobierno y el PRI
En especial este ajuste en la administración pública, produce una legitimación de doble impacto, para el poder público estatal y a favor del partido gobernante, que lanza una señal positiva en el sentido de que el PRI no es un espacio instrumentalizado, un amasijo pragmático de mezquindades y de actitudes oportunistas y que, al contrario, también se sabe premiar la trayectoria soportada en las lealtades, la honestidad y la eficiencia.
En su destacada obra literaria “Los Profetas de la Ruina”, el historiador norteamericano Stanley R. Ross (1921-1985), preocupado estudioso de los procesos de cambio en la sociedad mexicana, apuntó en alguna ocasión que existe otro factor importante para fortalecer la legitimidad pública de un gobierno y éste consiste en la renovación permanente del pacto político.
En ese sentido, señaló también que en las democracias modernas, la figura del partido político representa a la estructura y a la maquinaria más capaz de generar para un gobierno la suficiente legitimación, que le ayude a trascender a través del tiempo, por medio de la movilización de la energía de la sociedad.
En el caso de Zacatecas, los ajustes en el el gabinete apuntan en esa dirección: la de no de propiciar una distancia prudente en la relación con el partido gobernante, sino de reafirmar los lazos vinculantes y los compromisos con la militancia y los cuadros representativos del PRI en la entidad. Este es un indicador que pone énfasis en los valores de la lealtad y el criterio de la profesionalización en el servicio público.
La legalidad y la legitimidad del poder en Zacatecas
Los atributos de un gobierno justo, como lo son la legalidad y la legitimación, deben contar con una brújula que apunte sólo en ese sentido cardinal y en esa dirección: el bienestar y la prosperidad de la sociedad.
Por lo demás, el único responsable de inducir y realizar los ajustes en el gabinete, lo es jurídica y constitucionalmente, de manera inequívoca, del gobernador Miguel Alonso Reyes.