La justicia, legalidad, Constitución y democracia fueron nuevamente traicionadas

JOSÉ NARRO CÉSPEDES *

Cuando despertó, el dinosaurio seguía ahí. Augusto Monterroso

El PRI ha vuelto.

El Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación estableció una nueva ilusión jurídica al montar, nuevamente la representación de un México regido por un marco legal. Sin embargo, el tribunal de la materia, dio nuevamente la espalda a la justicia y la legalidad, para reconocer que la democracia mexicana está diseñada, no para darle el poder al pueblo, sino a quien lo pueda comprar.

Tal y como se esperaba, los siete magistrados que integran Sala Superior del TEPJF rechazaron el juicio de inconformidad por falta de pruebas, con lo presumen que no hubo compra y coacción del voto; que los medios de comunicación actuaron con imparcialidad; que las encuestas no fueron manipuladas para favorecer al candidato priísta Enrique Peña Nieto, ni tampoco hubo campaña encubierta de Televisa y otros medios en favor del mexiquense.

De igual forma, a juicio de los magistrados, el Movimiento Progresista tampoco pudo acreditar que el priísta rebasó los topes de gastos de campaña ni que hubo financiamiento ilícito; rechazaron igualmente que hubiera injerencia de los gobiernos estatales de extracción priísta. Sostuvieron que la coalición de izquierda no probó que los monederos de Banco Monex o las tarjetas Soriana fueran utilizadas para comprar el voto.

Asimismo, en esta ocasión se consideró inviable jurídicamente cualquier prórroga del plazo a la calificación presidencial.

El PRI ha vuelto.

El PRI ha vuelto y es tiempo de pensar en un sistema democrático que está diseñado sólo para el conteo de votos, es decir, el sistema electoral mexicano, ha creado complejos instrumentos para garantizar la emisión y el conteo de sufragios, sin importar que estos puedan ser resultado de prácticas antidemocráticas y delincuenciales (lavado de dinero, uso de dinero de procedencia ilícita, acciones intimidatorias, compra del voto, apoyo mediático ilegal, etc.).

Contar votos es lo que el IFE y el tribunal defienden, sin importar que se haya lucrado con el hambre y la necesidad de millones de mexicanos. No es casualidad que una de las herramientas utilizadas haya sido el reparto de al menos las 5 mil 711 tarjetas de Soriana, un gran distribuidor nacional de alimentos y 7 mil 586 plásticos de Banca Monex con cantidades que sólo alcanzan para comer uno o dos días (300 ó 500 pesos).

Con todo, el hecho de que el tribunal electoral otorgue la constancia de presidente electo a Enrique Peña Nieto, no convierte a una elección manchada por un ofensivo dispendio de recursos, por el uso mafioso de la información por parte de las empresas mediáticas más poderosas de México, en un acto legal.

El TEPJF trata de completar la mentira de la existencia de una democracia que da la opción a los mexicanos de intervenir en los procesos de decisión de este país.

En este sentido, lo que afirma el dictamen de los magistrados electorales, es la afirmación de un sistema que se rige por el poder del dinero, de un sistema que privilegia los intereses de los poderes fácticos, de los grupos de intereses que manejan las políticas públicas en detrimento de las clases trabajadoras y de los grupos más desprotegidos.

La legalidad, ha sido sustituida por una ilusión que será reforzada por los medios, de la misma manera que la imagen de Peña Nieto fue posicionada por seis años. Pero no por repetir una mentira, esta será verdad. Podrá parecer, pero no lo es.

Las elecciones presidenciales, no fueron justas, democráticas, equitativas o legales (entendiendo que la legalidad es la cualidad de lo que está conforme a la ley), aunque el dictamen de los siete magistrados vistan la violación del espíritu democrático de un proceso legal.

No se trata de perder o ganar una elección, se trata de establecer un sistema que permita que las instituciones respondan a las necesidades reales de la gente, se trata de que las elecciones permitan competir de manera justa a visiones de México que se encaminan al desarrollo de nuestro país y no de fortalecer a los grupos dueños del poder económico y político nacional.

El PRI ha vuelto.

… y el fallo del tribunal es inapelable e inacabable.  La justicia y la legalidad, la constitución y la democracia fueron nuevamente traicionadas para negar que hubo compra y coacción del voto; que los medios de comunicación actuaron con imparcialidad; que las encuestas fueron manipuladas para favorecer al PRI, que hubo campaña encubierta de Televisa y otros medios en favor del mexiquense.

De igual forma, que el PRI si rebasó los topes de gastos de campaña, que hubo financiamiento ilícito, injerencia de los gobiernos estatales priístas, y que los monederos de Banco Monex y las tarjetas Soriana fueran utilizadas para comprar el voto.

Y para con todo, permitir que el PRI vuelva con su vieja tradición represiva y corrupta que a la postre sembró las condiciones de desigualdad y miseria de millones de mexicanos.

* Político perredista

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