La geografía del crimen en Toluca
RAÚL MANDUJANO SERRANO
Apenas anoche, en la colonia Geovillas Independencia, unos hampones intentaron asaltar a un vecino de la zona, quien se opuso al atraco. Recibió como respuesta 4 disparos de esos malditos y murió. Entonces si llegó la municipal, patrullas y patrullas, aunque, sólo a dar cuenta del homicidio. Y pese a que se ha informado de asaltos en la zona, una sola patrulla no ve usted aquí. Es el perímetro de las colonias La Crespa y las Geovillas, las Flores, la Guadalupe, los Ángeles, San Pedro y Santa María Totoltepec, donde no sólo operan los hampones de la motocicleta, también sujetos que atracan gasolineras y las unidades Atsuzy. Ahí están, atracando, pero, pos a la policía le vale.
Hace unos días, fueron evidenciados los asaltantes de Santos Degollado, de una banda que opera desde hace algunos años en esa zona, bajo el amparo, contubernio o displicencia de las policías municipal y estatal. Aquí en el Sótano, hemos advertido la incontrolable persistencia criminal, pero, el pretexto de las autoridades siempre será que “se debe denunciar”, “que promovamos la cultura de la denuncia”, que “la manga del muerto”
Ahora me comentan asiduos lectores de estas irreverencias, que, en pleno centro de Toluca, en la esquina de Juárez e Hidalgo, una pareja, hombre y mujer, andan asaltando a pie y a punta de pistola. Una víctima revela que tienen entro 30 y 35 años, pero, no hay policías. Y eso que esto pasó a las 2 de la tarde.
Así que ninguna colonia se salva, ninguna ruta de autobuses, pero sabe por qué ¡por el caos! Quiúbole con los paraderos irregulares de taxis colectivos, o las bases de bici taxis o moto taxis, o las calles con terribles baches y sin iluminación, la propia invasión de rutas de camiones de pasajeros, o los mercados de “pulgas” en Alfredo del Mazo, todo junto, abona al crecimiento de la delincuencia.
Cada 18 días, un periodista asesinado en México
Mientras degusta de unos tacos de camarón, con ensalada picante de habaneros, el incómodo periodista piensa que, si sólo vemos un homicidio, como parte de estadística criminal, no estamos viendo absolutamente nada.
Con la ejecución de Fredid Román, en Guerrero, suman ya 15 los asesinatos de periodistas en este año. Estadísticamente, en México, es ejecutado un periodista cada 18 días, o sea, no es tanto. Son como los crímenes de sacerdotes y médicos, o mujeres que, vistos de manera aislada, o en la visión del gobierno, son cifras insignificantes. Y es que, morimos por informar, por denunciar la corrupción de políticos y mafiosos, por desenmascarar los abusos del poder, por no callar y caerle mal a quien goza engañando a la gente.
Apenas el 4 de julio pasado, AMLO, sobre el asesinato de otro periodista, Antonio de la Cruz, respondió que “es más de lo mismo. Una campaña de desprestigio contra el gobierno porque ya no reciben publicidad, pero no es para rasgarse las vestiduras”.
Eso no abona a la paz. Cheque estos datos, durante los 45 meses de este gobierno, han sido ejecutados 40 periodistas (Alejandro Encinas confirmó a 57). La cifra más alta de ejecuciones en la historia del país. Y si, en otros sexenios también hubo crímenes: En el mismo periodo anual, con Felipe Calderón ocurrieron 32; y con Peña Nieto, 27. Por eso, ser periodista en este sexenio, es peligroso. Mientras Andrés crea que los periodistas son sus enemigos, ese dato estadístico aumentará porque matar periodistas, se ha vuelto un divertido para algunos… Hasta otro Sótano.
Twitter: @raulmanduj