La entrega monetaria y la manipulación del voto
JACOBO CRUZ
El 2 de junio de 2024, los mexicanos acudiremos a las urnas para elegir al próximo presidente de México; el ganador de la contienda iniciará su mandato por seis años a partir del 1 de octubre de 2024.
Esta elección será decisiva para dar continuidad al proyecto de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), que arrancó en 2018 pretendiendo la cuarta transformación de México; pero también será momento para dar paso al triunfo de la oposición, lo que terminaría con un gobierno centralista basado en la figura presidencial, con principios tan cuestionados como no mentir, no robar y no traicionar al pueblo, que en la realidad resultó sólo propaganda para convencer a los mexicanos de que Morena era una cosa distinta.
Además del Presidente de México, se elegirán a 128 senadores, miembros de la cámara alta; a 500 diputados federales, miembros de la cámara baja del Congreso de la Unión. En esta misma fecha se llevarán a cabo elecciones de Gobernadores, Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México, Congresos Locales, Ayuntamientos, Juntas Municipales y Alcaldías; en total se elegirán a más de 19 mil cargos, donde Morena se refrendará en el poder y se cuestiona la efectividad de las políticas públicas centradas en la entrega de ayudas monetarias emprendidas por la 4t a favor de los candidatos del partido oficial.
Recordemos que en una conferencia matutina, el propio presidente AMLO dijo que es importante mantener los programas sociales como una estrategia electoral antes que una política social de combate real a la pobreza: “Ayudando a los pobres va uno a la segura porque ya saben que cuando se necesite defender, en este caso la transformación, se cuenta con el apoyo de ellos […] es un asunto de estrategia política”.
De ello se deduce, que con miras a la elecciones de 2024, se dará un importante fortalecimiento de los programas de entrega de dinero para garantizar el triunfo del candidato oficial para suceder a López Obrador, que muy probablemente sea Claudia Sheimbaum Pardo, que le garantiza fidelidad y cuidará sus intereses, los puestos y los negocios familiares que han crecido al amparo del poder.
AMLO está asegurando su futuro, pues dedica casi 3.8 billones de pesos, más o menos el 41% del Presupuesto al desarrollo social; en este año electoral es un 7.6% más que lo aprobado para 2023. Solamente para los programas de bienestar se destinarán 727,000 millones de pesos, lo que significa que 25 millones de los 35 millones de hogares mexicanos reciben los beneficios de al menos uno de estos programas.
Según los datos oficiales 11.4 millones de adultos de 65 años o más reciben $4,800 bimestrales; en 2024 serán $6,000 bimestrales, lo que significaría que potencialmente serían votos a favor de Morena.
En la 4t saben que este gasto se justifica ante el aumento de los problemas del país y el dinero dispersado les garantiza conformidad de los mexicanos y más aún, los aplausos y votos, a pesar de la crisis de inseguridad que ya ha dejado cerca de 180 mil asesinatos en lo que va del sexenio; por la carencia de medicamentos en hospitales públicos; por el encarecimiento de los productos de consumo, por el aumento del costo de la renta de viviendas y por los bajos salarios. El gobierno ha encontrado una salida para que la gente aguante, calle y vote. Así la fórmula.
Pero la entrega de dinero no ha traído un cambio profundo en las condiciones de vida de los mexicanos porque el problema que produce la pobreza sigue sin tocarse, es decir, con la autonombrada Cuarta Transformación, López Obrador les dio más facilidades para la explotación irracional de los recursos naturales y de la fuerza de trabajo de los obreros en México, lo que se evidencia con la concentración escandalosa de la riqueza en manos de Carlos Slim, Germán Larrea y Ricardo Salinas, amigos personales de López Obrador.
Ante la evidente y confesada manipulación de los programas con fines electorales, nosotros no debemos renunciar a la tarea de politizar al pueblo de México para evitar que sea fácilmente engañado, por eso tenemos que analizar la realidad política del país para denunciar que a cambio del dinero, México se desangra, aumenta el desempleo y la pobreza.
Por eso urge que la gente se politice, para que sea analítica, crítica y propositiva ante el actuar gubernamental y los problemas que le compete resolver porque en los últimos cinco años no ha llegado la transformación, aunque se afirme lo contrario.