La campaña que viene
GABRIEL CONTRERAS VELÁZQUEZ
Las elecciones intermedias del quinquenio del contador Tello se acercan paulatinamente y las aspiraciones de la clase política zacatecana ya muestran sus entusiasmos, nerviosismos, filias y fobias. Son 96 cargos de elección popular los que se renovarán en una sola jornada comicial; un contexto nunca antes visto en Zacatecas.
Empiezan los tiempos del futurismo y el acercamiento o distanciamiento de fuerzas políticas. En el gabinete estatal están al tanto de las presiones naturales en este ambiente político que acelera su metabolismo con fines electorales.
Vía telefónica, Héctor Alvarado Gómez, jefe de la Coordinación de Comunicación Social, me asegura que el enfrentamiento mediático en que han querido liarlo con Juan Francisco del Real, jefe de la Oficina del Gobernador, responde precisamente a estas animosidades.
A manera de réplica a la información que vertí en este espacio la semana pasada, Héctor me confirma y ratifica que la relación con Juan es de cercanía; una relación que se forjó desde el inicio de la campaña electoral del contador Tello, y que, por la naturaleza de los puestos que ocupan ambos funcionarios, forma parte indispensable en el trato diario con quien toma las decisiones políticas fundamentales del estado.
Se agradece el tacto e interés del Coordinador de Comunicación Social para dar su punto de vista ante las informaciones que le atañen. En una administración anterior –hace 6 años cuando comencé a escribir estos artículos de análisis semanal- lo más normal era ignorar los puntos de vista diversos y centrarse en unos cuantos comunicadores. Además, la eficaz autocensura de los medios mediante una jugosa partida de publicidad -esa que ahora ven reducida- ayudaba a mantener el flujo informativo en un solo sentido: el que el ex gobernador consideraba más pertinente a sus intereses.
En evaluación ahora está la capacidad de reacción y respuesta del círculo compacto y el mismo gabinete frente a esa avalancha electoral que poco a poco comienza a fortalecer su agenda, sus discursos y sus figuras.
No sólo precisan identificar a sus contrincantes -ofertas electorales y herramientas de presión incluidas- sino también modificar la narrativa en donde la actual administración se autocalifica como la que le toca restaurar el desastre de dejó Miguel Alonso. Centrarse en precisar lo que para el ciudadano fue evidente desde el sexenio pasado, sólo desgasta sus recursos y retórica.
Un apéndice de esta limitada forma de comunicación se dio a mitad de semana cuando el secretario de Finanzas, Jorge Miranda Castro, reparó en lo que para la clase política no representa realmente hoy una novedad: que el presidente de la República, Enrique Peña Nieto, dejó a Zacatecas sin la posibilidad de recaudar más de mil 200 millones de pesos de impuestos por remediación ambiental. Y lo hace el mismo día en que Alejandro Tello se reunía con la cabeza del gobierno nacional dentro de la Primera Reunión del Foro de los Países de América Latina y el Caribe sobre el Desarrollo Sostenible, en la Ciudad de México.
¿Había necesidad de retomar la retórica de conflicto con el Gobierno Federal cuando estamos a meses de iniciar la madre de las batallas electorales? ¿No ha cambiado la limitada posición de la administración estatal en la disputa por los recursos donde, por cierto, buena parte de la ruptura de consenso con la iniciativa privada lleva mano de los funcionarios estatales al sentarse a una “mesa de negociación” sin nada que ofrecer y mucho qué reclamar? ¿Siguen pensando que fue una “negociación”?
Las declaraciones de quien conduce las finanzas estatales previenen que el tema electoral del impuesto minero será usufructo de la oposición, ahí donde los legisladores del Movimiento de Regeneración Nacional y el Partido del Trabajo entendieron el impasse de lucha entre Gobierno del Estado y el Gobierno Federal y replantearon la declaratoria del semidesierto zacatecano como Área Natural Protegida.
Si ante esta petición la primera respuesta del partido en el gobierno es desestimar el futuro de la iniciativa, olvidan –o minimizan- que la acción que promovieron los diputados Luis Medina y Geovanna Bañuelos tiene fines electorales identificables, medibles y potencialmente aprovechables. De no acompañar la misma y fortalecerla mediante una iniciativa paralela, le habrán otorgado a la oposición una de las banderas de lucha más importantes en la elección: el fracaso del modelo de recaudación del gobernador Alejandro Tello.
Como aquí se adelantó el pasado 14 de marzo (Código de Biodiversidad, el otro frente) la administración del contador Tello ya se hace de herramientas locales para el cobro de puniciones por remediación ambiental a las empresas que no pudieron obligar a destinar nuevos impuestos a las arcas estatales. Esa debería ser su ventana de oportunidad electoral.
No pueden darse el lujo de confrontar, en el debate bizantino del federalismo, a quien anualmente le aporta más del 95 por ciento el presupuesto del estado ¿o sí?
Twitter: @GabrielConV