Juventud Resiliente: Viernes Santo
RODRIGO RODRÍGUEZ OLVERA
Sin caer en una ambigüedad de la moral, la mayoría de los mexicanos y por ende de los zacatecanos profesamos la religión católica romana, que nos alienta a ser íntegros en las diversas circunstancias que se presentan en el kilometraje de los años.
Aleatorias situaciones abonan al desgaste de la iglesia fundada por Pedro, pero ante la adversidad la mayoría recurrimos a ese santo empolvado o bien al máximo líder de nuestra religión: Jesucristo, por medio de mandas, peregrinaciones, rezos y visitas a los templos.
El poder de la historia del mesías de nuestra religión plasmada en los pergaminos, tuvo tal aceptación que se sobrepuso a las deidades de los romanos, tan veneradas como místicas. Mediante el Edicto de Milán, fue permitida la historia de Jesús en el imperio más poderoso que alguna vez existió en nuestro planeta.
Se habla de manipulación de la iglesia, de evangelios apócrifos que deberían de catalogarse al igual que los del nuevo testamento como fidedignos, sin embargo, la cuestión es de óptica, y de una palabra compuesta de dos letras, pero que es la más poderosa: FE.
Independientemente de la profesión de una doctrina de la religión, lo importante es observar el rumbo y designio que tiene, en palabras de San Juan Pablo II expresó: «En efecto –constata–, el diálogo entre las diversas religiones, no sólo aleja el espectro funesto de las guerras de religión que han bañado de sangre tantos períodos en la historia de la humanidad, sino que establece sobre todo condiciones más seguras para la paz».
Así pues, logrando un empate técnico en nuestras leyes civiles y el profesar cotidiano de nuestras acciones en base a nuestro designio espiritual puede lograrse una conjunción donde la doble moral seria proclive a una tendencia de reducción. Claro en la naturaleza humana es válido el errar, lo invalido es errar con un albedrio conscientemente indiferente.
Nos leemos el próximo viernes si Dios, adiós.
Twitter: @rodrigordzolv
