Juventud Resiliente: Salida de emergencia
RODRIGO RODRÍGUEZ OLVERA
Sábado, rompe la tarde en el centro histórico de la capital zacatecana, los comercios dedicados a la venta de ropa, dulces típicos, helados, y una que otra cadena nacional concluyen sus horarios de venta y cierran sus cortinas, colocan el pasador de seguridad y se retiran.
Sin embargo, para otros locales la jornada apenas y comienza, música con varios decibeles que llegan al oído del transeúnte más distraído, carteles improvisados que anuncian alcohol en diferentes presentaciones con un precio agradable al bolsillo y luces de colores exóticos forman parte del ecosistema urbano en la capital.
Hay algo tácito a la vista, algo de especial atención, locales improvisados donde se suministra bebidas embriagantes a quien las pague, sea menor de edad o no, se muestran abarrotados y excedidos de su capacidad.
Para el empresario obtener en su balance contable números agradables es lo primero, y no es discutible, está en la naturaleza de un negocio, o como cierta universidad privada puso de moda es un “emprendedor”, lo discutible, que estos “cuartos” permitan la venta de bebidas alcohólicas a menores de edad.
Se hace difícil el ingreso a estos “bares” donde su giro es el entretenimiento, ni pensar en una salida de emergencia, sin ser pesimista, cada fin de semana nuestros hijos, nuestros hermanos, nuestros amigos y hasta uno mismo, corre el riesgo latente de ser partícipe de una desgracia evitable.
El no tener una salida de emergencia, ni los lineamientos en cuanto a capacidad, higiene y calidad hacen que el juego del reloj con los siniestros como un incendio, un desprendimiento de estructura de construcción sea parejo y estemos en desventaja.
La labor de control de expedición de alcohol, de riesgos civiles, de prevención de accidentes es de nuestras autoridades, pero saber dónde están nuestros hijos es responsabilidad de los jefes del núcleo social, es decir, de los padres de familia, por más que el Gobernador o presidente municipal pongan un policía para cada joven, sino se controla desde la casa el esfuerzo es inútil.
Y que tire la primera piedra quien en alguna ocasión no se divirtió y tal vez se le han pasado las copas, pero no en un negocio donde ingresar se vuelve una odisea del tumulto de personas y pensar que no exista una salida de emergencia en tal circunstancia se vuelve terrorífico.
Nos leemos el próximo viernes si Dios, adiós.
Twitter: @rodrigordzolv