Juventud resiliente: Ovidio Guzmán y Deschamps para millennials
RODRIGO DE JESÚS RODRÍGUEZ OLVERA
Noticias frescas que interesan al grueso social por su naturaleza amarillista y especulativa fueron las registradas hace unas horas con los movimientos bélicos y anárquicos de civiles organizados contra las “fuerzas” legales del orden, por la presunta detención y posterior liberación del hijo de un líder de una célula criminal en la nórdica municipalidad de Culiacán en el Estado de Sinaloa.
Las anteriores novedades crearon ámpula en la población denominada como joven por el IMJUVE (Instituto Mexicano de la Juventud) misma que oscila entre los 12 y los 29 años de edad, los jóvenes “reventaron” las redes sociales, máxime a la apología en que se honorifica al crimen dentro de la industria musical, cinematográfica, televisiva y de streaming.
Curiosamente hace algunos días se vio dimitir una de las figuras de lo que personalmente yo llamaría el “régimen tácito”, me refiero a Carlos Romero Deschamps líder sindical de PEMEX, conocido por sus múltiples arribos plurinominales al Poder Legislativo Federal y su asombroso ascenso (quinazo) en el sexenio salinista, en donde pasó de conductor privado del difunto “Quina” (otrora también líder sindical de PEMEX) a ser el mandamás y uno de los hombre titireteables por el régimen tácito más importantes de México por varios sexenios.
La aludida noticia se compartió y difundió, pero lamentablemente por su lejanía con las nuevas generaciones produjo un cúmulo de reacciones muy escaso entre la población denominada como joven, donde los millennials son mayoría.
Son dos noticias importantes que tuvieron un impacto en los jóvenes totalmente diferente, la de Ovidio fue estridente y la de Romero Deschamps fue más bien cadenciosa, todo esto entre los millennials.
La digestión de los hechos que ocurren en nuestro país claramente no es para todas las edades y es un problema que está perjudicando a México, lo anterior por el desinterés de algunos hechos y la sobreexposición de otros tantos… el que no conoce su historia esta condenado a repetirla.
Nos leemos la próxima, si Dios, adiós.
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