Juventud resiliente: Gronelandia, a la venta por capricho presidencial
RODRIGO DE JESÚS RODRÍGUEZ OLVERA
O al menos así lo quiere creer el presidente de Estados Unidos de América, Donald Trump, quien en su incesante búsqueda de aceptación va a el encuentro de situaciones que generen algún tipo de consentimiento por parte de los ciudadanos que pronto emitirán su voto.
Groenlandia es una gran isla ubicada (la segunda más grande del mundo después de Australia) en la zona nororiental de América del Norte, entre el océano Atlántico y el océano Glacial Ártico, políticamente constituida como una región autónoma perteneciente a Dinamarca, de apenas unos 60,000 habitantes, es decir algunos municipios de Zacatecas la superan en número.
El presidente estadounidense pretende comprar aquella demarcación en la que aparentemente no hay nada, excepto hielo, y escribo aparentemente debido a que la prisa para adquirirla es inusual, incluso generó problemas diplomáticos entre Dinamarca y EUA, entonces ¿qué busca Estados Unidos en un territorio que a la vista da muestras de inutilidad?
Algunos estudios refieren que existen fuertes yacimientos de metales preciosos, teorías conspirativas dan muestra de que ahí se pudiera trasladar parte de la población estadounidense seleccionada para participar en experimentos, que el territorio es propicio para pruebas nucleares y químicas, ir por reservas petroleras aún no descubiertas o puede ser que simplemente sea una acción de percepción sobre una conquista moderna al adjudicarse un territorio, es decir, elevar el ralentí de percepción de poder (y de funcionamiento gubernamental) de manera natural.
Sea cual sea el objeto verdadero de la posible compraventa de la isla de hielo, quedará reservado por muchos años, por cierto, según el medio especializado Business Insider, el expresidente de Estados Unidos Harry Truman había ofrecido oro a cambio de la isla, cantidad que a la fecha serían unos 1600 millones de dólares, por lo que la isla fácilmente valdría más de 1000 mdd.
Nos leemos la próxima, si Dios, adiós.
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