Juventud resiliente: El dumping implícito
RODRIGO DE JESÚS RODRÍGUEZ OLVERA
El dumping es la práctica comercial discriminatoria consistente en vender un mismo producto a precios diferentes en distintos mercados. Esto debido a que las empresas internacionales buscan adentrarse en nuevos nichos sacrificando muchas veces calidad necesaria pero no legislada por el país al que harán las inversiones. En nuestro país, si bien existe una ley que insinúa la negativa del dumping, las trasnacionales lo burlan fácilmente con la permisividad de leyes secundarias.
Sin alguna duda, la ley antidumping debería de proteger de manera tajante al consumidor final, incluso por encima de las disposiciones arancelarias, la ley de la oferta y la demanda por si sola es un excelente parámetro para que el consumidor sopese que debería de elegir entre dos o más opciones, siempre y cuando sean esas opciones de calidad y por calidad me refiero a un producto que tenga un proceso científico comprobable que dictamine que es apto, seguro y cumple con las normas de calidad… lamentablemente en estas últimas el dumping hace de las suyas.
Supongamos que efectivamente la autoridad aduanera desconoce muchas de las cosas que ilegalmente entran a nuestro territorio provenientes de mercados gigantes mismos que su producción es a granel, pero sin el más mínimo elemento de calidad, es una situación que ya no se le llamaría dumping y seria atendida por elementos de seguridad nacional, pero ¿qué pasa con la permisividad de las leyes que toleran productos malos y con esto generan un dumping implícito?
Por ejemplo, en épocas decembrinas es muy común percatarse de incendios que tienen sus orígenes en los cortos circuitos que producen las “lucecitas” navideñas, mismas que son vendidas en tiendas legales (incluso cobran por ellas irónicamente el impuesto al valor agregado) y no cumplen de ninguna manera con algún estándar mínimo de calidad o durabilidad.
O lo que sucede con los autos superestrellas en ventas como Chevy, Aveo, Tsuru, que los últimos dos tuvieron que desaparecer debido a que hasta hace poco la norma mexicana les exigió apenas dos bolsas de aire para modelos nuevos, es increíble como llega una norma de seguridad para el mercado mexicano casi 3 décadas después de que en Europa y Estados Unidos es una situación obligatoria. Los fabricantes argumentan que se disparan los costos de producción y sin esos aditamentos tan básicos como bolsas de aire pueden ofertar el coche mas barato, pero estamos en una situación de seguridad personal básica, sin embargo, mientras las leyes permitan el “jugueteo” en los estándares de seguridad y calidad no solo de los automóviles sino de cualquier producto que ingresa o procede del mercado interno, se estará permitiendo un dumping descarado y sumamente peligroso ya no solo para la economía sino para el consumo humano.
Nos leemos la próxima, si Dios, adiós.
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