Juventud resiliente: De a pie
RODRIGO RODRÍGUEZ OLVERA
Mucho se habla de las expresiones de ciudadano de a pie del precandidato y casi candidato seguro del PRI a la presidencia de México: José Meade. Que si viaja en metro, que si su esposa realiza el súper, que si maneja su vehículo para los traslados en la CDMX o que vuela en líneas comerciales de clase turista, son situaciones que a los ojos comunes pudieran parecer prefabricadas o un acto para aparentar humildad.
Corría el 30 de junio del 2016, en la ciudad de Guadalajara en Jalisco, se celebraba una convención donde jóvenes de todo el país por medio de instancias gubernamentales y la iniciativa privada realizaban actividades tecnológicas de programación y diseño.
Me encontraba a las afueras del recinto donde se llevaba a cabo la convención y llamó mi atención una serie de sonidos emanados de un claxon de una camioneta color café que buscaba desesperadamente estacionarse en un lugar donde se encontraba un taxi.
Para aligerar la situación descendió del habitáculo del copiloto un hombre con aparente gesto de tranquilidad que hizo una reverencia de disculparse con el taxista por el abrupto movimiento de su chofer y prosiguió caminando desde la entrada hacia el recinto como cualquier otro joven de los que se encontraba ahí.
Sin cuerpos de seguridad aparentes o las reverencias que generalmente se le hacen a un secretario de Estado (en aquel entonces Meade ocupaba la titularidad de la secretaria de Desarrollo Social a nivel federal) por parte de un gobierno local anfitrión, se dirigió pues a la entrada, interrumpido por dos niños que realizaban burbujas de jabón y corrían que chocaron contra él a lo que el esbozó un gesto de sonrisa, aunque no del todo placentera.
Lo abordé en el camino para saludarlo e identificarme, en aquel entonces yo llevaba la logística de los alumnos becados por la extinta Subsecretaria de la Juventud de Zacatecas en el modelo de becarios alfabetización (se les pagaba una beca por cada adulto mayor que asesoraran para culminar la primaria y/o secundaria), explicándole en qué consistía el apoyo dado a esas personas y de donde proveníamos (Zacatecas).
Se detuvo y escuchó con atención, asintió con la cabeza en gesto de aprobación de aquel programa en el que Zacatecas fue piloto, y me expreso sus raíces zacatecanas, por espacio de diez minutos me explicó las veces que había acudido recientemente a Zacatecas, su gusto por la gastronomía local y que era en donde pasaría sus próximas vacaciones.
En una hoja asimétrica cortada por él, intercambiamos correos personales, ambos con la denominación de Gmail, interrumpidos abrumante por una joven de entre 25 y 30 con una identificación que volaba a la altura de su ombligo, invitó en tono de presión al ex secretario a entrar para comenzar, a lo que él se despidió de mí en un encuentro muy extraño como de personas que se conocen, pero rara vez se ven.
Así pues, creo que las muestras de ciudadano de a pie del precandidato no son hechizas o realizadas para el fin presidencial, sin embargo, creo que se puede mejorar el mensaje transmitido a los medios de comunicación para evitar precisamente que se vean actitudes apócrifas que realmente son verdaderas.
Nos leemos el próximo viernes si Dios, adiós.
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