Juventud resiliente: Cambridge Analityca
RODRIGO RODRÍGUEZ OLVERA
Recientemente periódicos de importancia mundial informaron verazmente que la red social Facebook permitió que la empresa la cual lleva el nombre del título de esta columna accediera a diestra y siniestra a las preferencias e intereses personales de varias decenas de millones de personas, misma información que se usó para persuadir a la gente de votar por el republicano Trump.
En el momento, Facebook permitió a dicha compañía recolectar la información de los usuarios que descargaban su aplicación, que ofrecía un test de personalidad. Dichos usuarios también daban permiso para acceder a los datos de sus amigos.
Hace horas el presidente corporativo de la red social más famosa, suscribió un comunicado donde se apenaba terriblemente de lo que su empresa permitió e incluso llamó al perdón y se autodenominó socialmente responsable como torpe.
Sin embargo, la arista positiva de esto es que no solo puede ser usada por corrientes políticas, sino lograr con estas herramientas el desarrollo de políticas públicas adecuadas de acuerdo con las necesidades de las personas partiendo desde saber en qué se puede apoyar intrínsecamente al individuo, ¿el pecado? Disfrazarlo de aplicaciones divertidas que tienen un fin diferente, no perverso, pero si distante del entretenimiento.
Nos leemos la próxima si Dios, adiós.
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