Juventud resiliente: Anarquía calendarizada
RODRIGO RODRÍGUEZ OLVERA
La anarquía se define como la ausencia de las acciones de los poderes de un gobierno hacia sus gobernados, es decir, que los ciudadanos practiquen de forma amplia y sin recato el quebranto de las leyes y promuevan el debilitamiento de los organismos a través de la indiferencia de las normas morales y legales.
A través de la historia siempre han existido movimientos anarquistas que no solamente emanan de quejarse de un sistema, de un grupo, un movimiento o de un representante político, sino se exponen como la valentía de algunos para el beneficio de otros tantos, situación que puede ser totalmente errónea o terriblemente acertada.
Ejemplos como la independencia, la revolución mexicana, el derrocamiento de Porfirio, en tiempos actuales está la salida priísta de la Presidencia en los primeros pestañeos del segundo milenio y la llegada de Acción Nacional. En temas internacionales; el asesinato de Kennedy o las supuestas liberaciones de pueblos africanos sometidas por regímenes cuasi monárquicos.
Lo anterior podrían definirse como situaciones en las que la masa social está inmersa y anhelan justicia y creación o reconocimientos de derechos, pero ¿qué sucede cuando los movimientos anárquicos y de lucha están calendarizados por el mismo “sistema” por distintos fines? el primer fin y el más importante de la pregunta anterior es probar verdaderamente el plan de emergencia y respuesta del “sistema” ante algún movimiento real de gran magnitud, es decir, algunos movimientos sociales o anárquicos tienen tintes más de pruebas de laboratorio o arena de entrenamiento, con cronómetro y ajuste.
Sin pecar de inocencia o (discúlpeme estimado lector la siguiente palabra) “cienciaficcionismo” pareciera que algunos movimientos anárquicos están programados y calendarizados con la característica que tienen tintes muy tétricos y oscuros, esperemos que los verdaderos movimientos que ocupa el territorio puedan ser auténticos, aunque sea por fines minúsculos, pero con pureza diáfana.
Nos leemos la próxima si Dios, adiós.
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