Juventud resiliente: Adiós… Paris
RODRIGO DE JESÚS RODRÍGUEZ OLVERA
El acuerdo de París firmado en el 2012 propone medidas correctivas y preventivas para la erradicación de la contaminación activa y así contrarrestar el famoso cambio climático provocado por los seres humanos, un acuerdo histórico que logró la suscripción de casi la totalidad de los países del mundo, incluido México.
La sorpresa es que Estados Unidos no solo no lo ratificó sino solicitó su salida, una acción empezada por Obama y continuada por Trump (para eso si se pusieron de acuerdo), junto con la sorprendente Nicaragua son de los pocos países que han solicitado su salida de dicho acuerdo obviamente dejando sin efectos las normas y reglamentaciones que tendrían que haber cumplido.
Argumenta el vecino del norte que con el acuerdo Estados Unidos estaría perdiendo miles de empleos al año y se reduciría su economía, situación que los deja en franca desventaja con sus competidores asiáticos en cuestión de crecimiento y en pocas palabras de poder.
También Trump se jacta de que ya tiene prácticamente “destinadas” sus reservas fósiles durante los próximos 60 años situación sobre la que se basaría la economía a largo plazo de aquel país, así mismo, dice que el gas natural es una fuente “saludable” con el medio ambiente y no hay razón para su no explotación.
Incluso quienes apoyan la salida de Estados Unidos advierten el efecto dominó y que otras naciones hagan lo mismo, científicos oficialistas manifiestan que el cambio climático es natural, poniendo de ejemplo la era de hielo y otras épocas en la historia donde los grados centígrados en la superficie terrestre dejaron pocas especies con vida en donde el ser humano brillaba por su inexistencia, es decir que el cambio climático es una cuestión natural y las economías no lo aceleran o disminuyen.
La realidad es que existe un tema económico muy poderoso para el abandono del gigante en dicho tratado, mismo que obedece a la oligarquía de los intereses crematísticos supremos, en nuestro país no es de extrañarse que se abandone dicho acuerdo debido al famoso “fracking” que en unos meses será tema ardiente para definir el futuro de México.
Nos leemos la próxima, si Dios, adiós.
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