Justicia, claman por ti en Guerrero
JACOBO CRUZ
En el marco de la conmemoración del “Día de los Mártires Antorchistas”, el día de ayer, más de seis mil antorchistas de todos los estados del país marcharon por las principales calles de la ciudad de Chilpancingo, Guerrero para exigir justicia por el asesinato de los líderes Conrado Hernández, Mercedes Martínez y su pequeño hijo, acto criminal ocurrido el pasado 12 de abril, pero a casi dos meses no hay ningún encarcelado, como si se protegiera a alguien poderoso que está detrás del acto de sangre.
La convocatoria reunió a más de seis mil mexicanos que se congregaron en la “Rotonda de las banderas”, para dirigirse a la plaza cívica “Primer Congreso de Anáhuac”, donde a una sola voz resonó “cárcel y castigo para los asesinos”, que resume la exigencia nacional por justicia en Guerrero. Los rostros de los asistentes demostraron que están ofendidos por los crímenes imparables y por la impunidad reinante que empeoró con la llegada al poder del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, presidente de México.
La conmemoración que tras décadas se realizaba en Tecomatlán, Puebla, la cuna de la organización antorchista, por primera vez se trasladó a Chilpancingo para seguir con la denuncia de los crímenes y donde las autoridades de la Fiscalía del Estado de Guerrero y el gobierno de la morenista Evelyn Salgado Pineda se muestran solidarios y empáticos, pero no hay actos concretos y convincentes de su papel como autoridades encargadas de impartir justicia y procurar la convivencia pacífica.
He participado en movilizaciones ciudadanas por demandas que también urgen en las localidades para que se les dote de agua potable, de energía eléctrica o de apoyos a la vivienda, acciones que generan condiciones de bienestar individual y familiar, pero la manifestación de ayer fue distinta, tuvo como demanda única la exigencia de Justicia, una palabra aceptada universalmente, en este caso en defensa del derecho a vivir de luchadores sociales conscientes plenamente de su actividad
Pero la barbarie no tuvo límites, al niño se le asfixió, se le quitó el aliento poco a poco pues se trataba de hacerlo sufrir, qué engendro humano es capaz de hacer esto. Vladimir, era sólo un niño inocente dedicado a aprender sus primeras letras, a iniciarse en las actividades artísticas y deportivas tras el influjo de sus padres y a jugar y sonreír, como todo niño de su edad.
Hoy se cumplen ya los primeros 56 días de aquella fatídica fecha y no se sabe quiénes son los autores intelectuales y materiales del terrorífico asesinato, pero lejos de intimidar al antorchismo guerrerense y nacional hoy confirma que no claudicamos a la lucha por la justicia en Guerrero.
Los antorchistas de Zacatecas nos negamos a aceptar que se normalice la violencia y que se haga costumbre acabar con lo más preciado, con la vida, pero lo cierto es que en el actual sexenio se ha roto el récord de asesinatos pues se tiene el registro de al menos 156 mil en lo que va del gobierno donde impera la impunidad convirtiendo en una cifra más cada hecho criminal, en un número de la estadística que el tiempo hace olvidar, para que los dolientes renuncien a saber la verdad y no se castigue a los culpables.
En una opinión anterior, hice mención a cerca de la responsabilidad que tiene el mandatario federal en este tipo de cosas al usar un lenguaje con alto grado de violencia verbal. Es de todos conocido como López Obrador se lanzó contra personas y grupos sociales con el aparato del gobierno y los antorchistas fuimos los preferidos para descargar sus iras por la incapacidad de conducir al país y en efecto, cada vez que le salta un problema complejo recurre a la conocida estrategia de “al ladrón, al ladrón”, para desviar la atención de los mexicanos y crean que son los antorchistas los culpables, cuando los de la 4t han empeorado los problemas de México.
En resumidas cuentas, la finalidad es desprestigiar la lucha social legítima y para eso no se duda en usar la violencia verbal que alienta a potenciales criminales que se sienten protegidos por la autoridad. Baste saber esto, la investigación de la organización civil internacional Front Line Defenders, dice que los activistas sociales en México corren un alto riesgo porque constantemente son asediados por grupos delincuenciales, políticos y empresariales que ven en la actividad diaria de estas personas un peligro para sus intereses “y esta es una de las actividades más peligrosas en el país”.
Lo que vimos en la jornada de lucha de ayer fue que las madres y los padres claman por justicia, que los jóvenes claman por justicia, que los niños claman por justicia a través de consignas, de poesías, de discursos y de cantos de protesta contra la violencia que segó la vida de dos líderes sociales.
Quienes realizaron el brutal acto querían crear terror entre las bases y la dirigencia de nuestro movimiento, pero consiguieron todo lo contrario, pues los hermanos de lucha de Mercedes, Conrado y su hijo seguiremos pidiendo que se encuentre a los culpables y se les castigue. En su nombre seguiremos organizando a maestros, campesinos, colonos, amas de casa y estudiantes para que se fortalezca la unidad, pues esta no es la batalla decisiva, sino que la verdadera, la que requiere de millones de gentes decididas a emprenderla es por una patria en donde exista justicia y equidad social y donde todos los mexicanos puedan trabajar por el bien común.