¿Junto a la derecha?
CAMERINO ELEAZAR MÁRQUEZ MADRID
En el Comité Ejecutivo Nacional una parte de las y los secretarios han manifestado que se deben priorizar las alianzas entre el PRD-PAN, para así frenar al régimen autoritario del PRI, propuesta que no favorece el rumbo que nuestro partido debe seguir.
Dicha propuesta contrapone el mandato del XIV Congreso Nacional, en el que se estableció que las alianzas deben ser prioritariamente con las fuerzas progresistas y de izquierda y, excepcionalmente, con el PAN.
Los perredistas en el 2010 aceptamos coaligarnos con el PAN en varios estados, el resultado permitió sacar a los priistas de algunas gubernaturas, tales como Oaxaca, Puebla y Sinaloa; mientras que en Durango e Hidalgo pudimos competir ampliamente, pero aún así el PRI ganó.
Las coaliciones PAN-PRD obtuvieron triunfos contundentes, aunque lamentablemente la democracia en nada avanzó. Las acciones del gobernador de Sinaloa, Mario López Valdez, denotan su regreso al PRI; y en Puebla, Rafael Moreno Valle, gobierna con autoritarismo. Ambos han actuado como si hubiesen llegado solos al poder.
Con esas alianzas no se concretaron programas comunes de gobierno ni hubo contrapesos. Tampoco se aprobaron las iniciativas del PRD para erradicar el autoritarismo, corrupción, tráfico de influencias, desempleo e inseguridad.
Lamentablemente, en esos estados se implementaron políticas públicas que continúan favorecido sólo a los pequeños y poderosos grupos empresariales.
Estas coaliciones generaron un nulo avance para nuestro partido, ya que, si bien, en el 2010 se ganó mayor representación en las Legislaturas locales, en 2013 se perdieron.
Por otra parte, dirigentes que obtuvieron puestos actuaron y se convirtieron en burócratas, se subordinaron al Ejecutivo y, lo peor, se alejaron de las causas sociales.
Los defensores de la coalición PAN-PRD son los mismos que aprobaron el fallido “Pacto por México”, el cual derivó en una imagen negativa para el Sol Azteca, sin omitir los serios agravios para la economía y desarrollo de las familias mexicanas.
El interés de los que le apuestan a las alianzas entre el PRD y el PAN no es para fortalecer a nuestro partido ni tampoco para frenar el autoritarismo. Al contrario, su propósito es que su corriente recupere relaciones con los poderes facticos: Tienen la firme intención de apoyar a un candidato panista en la próxima elección presidencial del 2018.
Aliarnos con el PAN ha resultado costoso: se debilitó la izquierda opositora y propositiva; desmoralizaron a militantes y votantes; nos desprestigiaron ante amplios grupos de ciudadanos e intelectuales y redujeron nuestra credibilidad como alternativa de gobierno democrático, igualitario y liberal.
La equivocada política de alianzas del 2010 provocó que la ciudadanía señale al PRD como lo mismo que el PAN y el PRI; aisló al perredismo de la sociedad e indujo renuncias de importantes dirigentes locales y nacionales.
El decrecimiento del Sol Azteca ha generado el crecimiento de otros institutos políticos, así como el surgimiento de candidaturas independientes. Debemos reconocer que a esto se deben las derrotas en las elecciones del 2015.
Los promotores de las alianzas con el PAN olvidan que ese partido no ha sido recíproco con el PRD. Para 2016 nuestro partido ya aprobó cuatro coaliciones; sin embargo, los panistas hasta ahora no han aprobado ninguna de ellas en forma definitiva. No hay certeza jurídica de las posibles coaliciones entre ambos partidos.
Quienes afirman que las alianzas deben promover al perfil mejor colocado olvidan que en 2015 el PAN no quiso ir con nosotros en Michoacán y Guerrero, cuando en esas entidades los candidatos mejores posicionados eran perredistas.
Con las coaliciones aprobadas hasta ahora, el PAN es quien lleva la ventaja, por el inminente triunfo en Veracruz y por haber sacado de la discusión dos posibles alianzas en Hidalgo y Tlaxcala, donde el Sol Azteca pudo haber encabezado.
Los férreos defensores de las alianzas con el PAN no ayudan a rectificar el rumbo. No confían en la capacidad de la militancia para fortalecer al PRD y no estimulan al espíritu ideológico y de lucha de los perredistas.
En Alternativa Democrática Nacional consideramos que el PRD necesita –urgentemente- que todos actuemos con congruencia hacia la izquierda opositora y propositiva. Debernos recuperar la confianza en nosotros mismos y en las capacidades que tenemos para defender al Sol Azteca como partido de izquierda democrática.
Hemos de actuar desde la dirección del PRD, de los gobiernos estatales y de los grupos parlamentarios para recuperar la confianza ciudadana, las libertades y el bienestar de todas y todos.
En ADN llamamos a recuperar al PRD como un movimiento político y cultural, que reconstruya a las alianzas con las izquierdas sociales y políticas con miras al 2018, anteponiendo la defensa de nuestro carácter de partido alternativo de gobierno democrático.
* Secretario de Organización del CEN del PRD