Julio Huato: un comentario con sapiencia y verdadera honradez profesional
AQUILES CÓRDOVA MORÁN
El artículo del Dr. Julio Huato que hoy comento no es reciente; trae fecha del 13 de febrero de este año. El explicable retraso con que llegó a mis manos y tareas inaplazables, me obligaron a posponer mi opinión. Sin embargo, la lucidez del escrito y la limpieza moral de sus enfoques sobre Antorcha, no me permiten, de ningún modo, pasarlo en silencio.
El Dr. Huato manifiesta su opinión en torno a la carta que una corresponsal le envía (supongo que desde México) manifestándole sus puntos de vista sobre nuestro movimiento y su relación con el gobierno actual. Aunque la corresponsal (en algún momento deja ver que se trata de una persona del sexo femenino) prefiere el anonimato, según aclara el Dr. Huato, creo mi deber decir que también ella merece mi respeto, pues, a diferencia de lo que ocurre normalmente aquí, sus opiniones son racionales, están dichas con claridad y mesura y no encuentro en ellas ninguna injuria, burla o acusación gratuita que nos descalifiquen. Tampoco se deshace en elogios exagerados y abyectos hacia el presidente López Obrador, cuyas opiniones y trabajo evidentemente comparte y aplaude.
En justa correspondencia, trataré de expresarme con la misma corrección y respeto, aunque trataré de ser claro y franco sobre lo que pienso y sostengo y sobre lo que realmente hace y dice Antorcha. Preciso además que, constreñido por el espacio de que dispongo, la mayor parte de mi aclaración se referirá a las opiniones de la corresponsal; sobre los puntos de vista del Dr. Huato tengo muy poco que añadir o corregir, como se verá en seguida.
Comienzo. La corresponsal afirma con verdad que el Movimiento Antorchista ha sido descalificado por el “propio Andrés Manuel” (sic) señalándolo como “beneficiario intermediario de las gestiones que realiza para sus correligionarios, y la difusión del supuesto enriquecimiento ilícito de sus líderes como propietarios de gasolineras y otros activos”. Al respecto, debo precisar: 1º) que en sus ataques a la “Antorcha Mundial”, el presidente nunca se ha referido a nuestra labor como gestores de obras y servicios para pueblos, comunidades y colonias marginadas del país, que suman miles. Siempre (y agitando ante su público una tarjetita bancaria, modelo de la que les entregará, dice, a su debido tiempo) nos ha acusado de haber sido “intermediarios” en los programas conocidos como de transferencia monetaria directa, de cuyos fondos, asegura, nos hemos robado parte sustancial con la que nos hemos enriquecido. Esto, como bien señala el Dr. Huato, debería, de ser cierto, denunciarse y probarse ante autoridad competente para que ella aplique el debido castigo. Como hasta hoy no se ha hecho así, tenemos todo el derecho de calificarlo como calumnia artera, sin necesidad de mayores averiguaciones.
En los hechos, sin embargo (y tal vez sean éstos los que tenga en mente la corresponsal) se están cerrando las puertas y los oídos a nuestra labor de gestoría, es decir, se están rechazando las peticiones legítimas de la gente organizada en Antorcha argumentando otra cosa distinta al robo de recursos: se dice a nuestros compañeros y a sus dirigentes que el gobierno de la Cuarta Transformación (4T) no tratará con “organizaciones ni líderes”, sino solo con cada ciudadano en lo individual. Esto, además de absurdo (hay demandas que no son, ni pueden ser por su naturaleza, de carácter individual, sino de toda la comunidad que las solicita), es ilegal, anticonstitucional, porque atenta contra los derechos de organización, petición y protesta pública en contra de los abusos de la autoridad. Estas demandas, además, cuando con grandes esfuerzos y sacrificios llegan a lograrse, no significan nunca dinero en efectivo para nadie; siempre las proyecta y ejecuta la dependencia oficial respectiva o la empresa seleccionada por ella. Por tanto, aquí no se puede inventar ningún “moche” sin hacer el ridículo: nadie puede robarse lo que nunca pasa por sus manos. En cambio, al negar las demandas populares, el gobierno está castigando a los pobres, a los más necesitados, no a los “líderes corruptos”, como piensa. Quizá por eso, López Obrador se cuida de hablar en público sobre esto.
El párrafo acaba así: “…Antorcha ha acusado de ineficiente e incongruente al gobierno de Obrador sin desaprovechar oportunidades para descalificar el ejercicio de gobierno”. Esto no es así. Antorcha tiene diferencias profundas y serias con MORENA sobre la problemática del país, sus causas profundas y el remedio para las mismas. Esto lo dijimos mucho antes de la elección del 1° de julio y, por tanto, antes de que López Obrador fuera presidente. Nuestras discrepancias están por escrito, grabadas y videograbadas; fueron expuestas en dos actos masivos de apoyo al candidato presidencial del PRI, Dr. José Antonio Meade. Después del aplastante triunfo de MORENA, cuando la abyección desbordada amenazaba con ahogar al ganador, con mesura y respeto reiteramos públicamente esas discrepancias, y con dignidad aseguramos que no nos proponíamos ser, en ningún modo y manera, un estorbo o un enemigo emboscado de la (4T). Que, sabedores de que la verdad histórica no es monopolio de nadie, dejábamos la última palabra al desarrollo de los hechos. Esto también está escrito y grabado y nadie lo puede negar sin faltar a la verdad.
Y ahora, a pesar de las injurias sin base, no estamos “cazando” la oportunidad de atacar al gobierno que nos insulta y amenaza. Es verdad que hemos tenido que desmentir sus infundios y algunas (solo algunas) de las incongruencias en que incurre. Pero esto se explica porque fue López Obrador el primero en abrir fuego en contra nuestra, acusándonos de “intermediarios” y amigos de los “moches”, sin tener motivo ni pruebas para ello. Están registrados día y fecha en que esto ocurrió en el artículo de Omar Carreón, diputado michoacano y líder del antorchismo en ese estado (ver El Universal del 26 de septiembre de 2018) el cual, tras desmentir el ataque, concluyó: “Que quede constancia de que no fuimos nosotros quienes lanzamos la primera piedra”. Nadie, pues, nos puede acusar de enemigos del gobierno solo porque nos defendemos de sus calumnias.
Con lo dicho hasta aquí pretendo dejar claro que no es exacto que Antorcha combata la estrategia de Morena de “cambiar el modelo neoliberal” (sic); tampoco su táctica de acabar con la corrupción, “echar atrás el NAIM y la reforma educativa y la energética”, ni que seamos partidarios de la pasividad sintetizada en la frase “dejar que los muertos entierren a sus muertos”. Con relación al modelo neoliberal, dos cosas: a) La corresponsal se contradice (quizá sin advertirlo), pues líneas arriba escribe: “Antorcha expresa diferencias de fondo [con] Morena. Dice buscar un cambio de fondo, que cambie el modelo neoliberal desde sus raíces, ya que es la causa de la desigualdad, pobreza y corrupción. Para AMLO la causa de los males del país es la corrupción”. Ésta es, en efecto, la formulación exacta del problema. Pero entonces, es falso que estemos en desacuerdo “en lo estratégico” de “cambiar el modelo neoliberal”, como dice renglones abajo. b) Nuestra crítica al neoliberalismo y nuestra exigencia de sustituirlo por algo más racional, humano y equitativo, es más antigua que todas las campañas electorales de López Obrador. Está documentado, desarrollado, demostrado y repetido hasta el cansancio, y nadie puede negar esta verdad de buena fe. Tanto en lo estratégico como en lo táctico nuestra postura es clara y firme: que López Obrador haga todo lo que quiera y pueda para sacar adelante sus ideas; nosotros no le estorbaremos nunca, y serán sus resultados los que lo absuelvan o lo condenen. Lo que sí le exigimos es que deje de atacar solapadamente el derecho de las masas populares a organizarse con entera libertad para la defensa de sus intereses legítimos, y que atienda sus demandas como está obligado a hacerlo.
Tampoco estamos por la pasividad absoluta, en espera de que la evolución de la realidad lo haga todo; ni nos amparamos en el absurdo del “todo o nada”. La diferencia con Morena no reside en si algo (poco o mucho) se puede hacer hic et nunc, sino en qué es lo que se puede hacer y cómo, qué resultados buscamos y esperamos de nuestra acción. Los antorchistas llevamos 45 años haciendo lo que creemos que puede y debe hacerse ahora, en favor de los marginados y desamparados; y hemos dado grandes pasos mejorando su vida diaria y elevando su educación, su conciencia y su organización. Son 45 años de resultados, de hechos contantes y sonantes, y no de simples promesas grandilocuentes y contradictorias. Y como se trata de hechos, a ellos me remito.
Nuestra lucha ha sido dura y cruel. En esa lucha nos hemos enfrentado con gobiernos priistas de los tres niveles más veces que con panistas o “izquierdistas”. Hay cifras irrefutables. Los peores y más virulentos ataques que hemos recibido provienen de algunos priistas que nos ven como un peligroso competidor por el poder. Nadie nos puede responsabilizar, por tanto, del autoritarismo, la corrupción o la entrega del país al imperialismo, lo haya hecho el PRI o cualquier otro partido. Hemos permanecido en las filas del PRI, sí, porque, a pesar de todos sus defectos, ha sido el único partido que nos ha tolerado y, de algún modo, reconocido como una organización legal y legítima con cierta fuerza electoral. ¿Pruebas? No vayamos tan lejos: comparemos lo que ahora mismo, en este momento, hace y dice Morena de nosotros (oscilan entre la satanización y el ninguneo, dice con frase lapidaria el Dr. Huato), y la forma en que nos tratan el PRI y los priistas. ¿Es eso culpa nuestra?
El Dr. Huato está en lo justo al decir que lo poco no es enemigo de lo mucho. Así es, Doctor, y Antorcha lo sabe y obra en consecuencia. Ahí están nuestros frutos. Por último, aplaudo que el Dr. Huato, tan lejos de México, registre bien que la lucha contra la corrupción, contra el huachicol, contra los moches, se está cebando en Antorcha mientras se deja intocados a los verdaderos tiburones del negocio. ¿No que la escalera se barre de arriba hacia abajo? Gracias Doctor, por sus lecciones de sabiduría y honradez intelectual.