Juan Alonso. La derrota de Miguel
GABRIEL CONTRERAS VELÁZQUEZ
El diario El Universal ha desplegado una onerosa y enérgica estrategia de investigación e impacto informativo cotidiano, con respecto a la filtración de correos electrónicos cuyo contenido podría confirmar diversas sospechas alrededor del papel que desarrolló Juan Manuel Alonso, hermano del ex gobernador Miguel Alonso, durante la pasada administración estatal.
Desvío de recursos públicos estatales y federales, complicidad en la asignación de obra pública, manejo discrecional de la nómina de gobierno, compras fuera de los procedimientos de licitación (dispositivos médicos, medicamentos, chalecos antibalas, uniformes para los cuerpos de seguridad, terrenos, sistemas de modernización, un helicóptero, etcétera) nutren la hipótesis del “hermano incómodo”.
Llama la atención un dato subyacente de la voluminosa carga informativa que el diario diseminó del 12 al 19 de Septiembre. Al siguiente día de la toma de protesta de Alejandro Tello como gobernador constitucional en Zacatecas, en la columna “Bajo Reserva” del mismo rotativo se indicó que al interior del Revolucionario Institucional “circula un muy grueso expediente en el que se documentan” las operaciones que El Universal reveló.
“En el centro del entramado [del expediente en manos priistas] aparece siempre el hermano mayor del ex gobernador [Miguel], Juan Alonso Reyes” quien habría recibido “millonarias comisiones” como condición para la entrega de las licitaciones señaladas.
Esta referencia del 13 de Septiembre además de dar orientación sobre el origen del linchamiento mediático a los Alonso, podría responder a la pregunta del porqué no dar a conocer este cúmulo de informaciones durante el reciente proceso electoral en Zacatecas. De haberlas reproducido entonces, Alejandro Tello reducía significativamente sus posibilidades de alcanzar la gubernatura en momentos en que las campañas presenciaban el incremento de las preferencias de voto de David Monreal y Rafael Flores, al tiempo que las encuestas daban al priista prácticamente un estancamiento.
No sería la única ocasión en que la fortuna sonreía al ex senador priista. Se supo luego que López Obrador obstruiría un acuerdo político entre Ricardo Monreal y Agustín Basave para que Morena declinara por la coalición PAN-PRD en Oaxaca, y a su vez la coalición hiciera lo mismo por Morena en Zacatecas. Dos triunfos fueron censurados.
El Revolucionario Institucional guardó bajo llave las evidencias del desaseo con que Miguel administró el erario en la totalidad de su sexenio. Pero en la búsqueda del fuero por parte del ex gobernador, la disputa con distintos grupos priistas que -al igual que él- intentan incorporarse al Gobierno Federal, resucitó dicho expediente.
La terrible descompensación política en que se encuentra Miguel, nació ahí. El ex mandatario impulsó motu proprio la promoción a un cargo de la administración del Ejecutivo Nacional con mínimos recursos políticos para esa travesía.
Los apoyos que podrían haberle permitido evadir su actual hecatombe están ahora, paradójicamente, lejos de las decisiones cupulares: Luis Videgaray (último representante de Peña Nieto en visitar Zacatecas), y Carlos Salinas de Gortari.
En esta primera batalla por lograr una cartera federal, el fuselaje de la embarcación de Miguel ha sufrido daños ya irreparables. Y con esa misma nave debe atravesar ahora un nuevo maremoto: la rebelión al interior del PRI.
Ex gobernadores, ex senadores, ex diputados, altos ex funcionarios federales, y actuales funcionarios en puestos clave al interior del país (como lo narra José Ureña en su Teléfono Rojo del pasado 7 de Septiembre) signaron una misiva dirigida a Enrique Ochoa Reza donde exigen al presidente del Comité Ejecutivo Nacional promover las siguientes reformas: retirar la inimputabilidad al Presidente de la República, revocación de mandato ante causas graves, transparentar el manejo de recursos al interior de los comités nacional y estatales mediante la rendición de informes “públicos” a la militancia –habría que definir más ampliamente lo “público” puesto que no se agota en la instancia partidista.
Piden también consulta a las bases para la selección de candidaturas a cargos de elección popular y de dirigencia; requisitos para ser candidato a gobernador o Presidente: haber ganado una elección de mayoría relativa “ya que sólo el escrutinio de las urnas legitima a un miembro distinguido”; así como recudir cien diputaciones federales, y no dar cargos partidistas a senadores y diputados.
En resumen: Una parte importante de la militancia priista ha decidido dejar de acompañar el proyecto de Enrique Peña Nieto –debido a la acelerada erosión que la imagen del presidente ha acarreado al partido- al mismo tiempo que adelantan una Asamblea Nacional en donde el mexiquense y el grupo Atlacomulco verán mermado el poder que ejercen al interior del partido.
Miguel Alonso deberá permanecer en la línea de defensa de su “cuate” Enrique Peña, y acompañarlo estoicamente en su estrepitoso cierre sexenal, ya sea dentro del gabinete federal o en el PRI… o en Colombia.
Suena el réquiem del ex gobernador zacatecano que confundió lo público con lo privado, y el poder político con el poder del dinero.
Twitter: @GabrielConV