Jerez… Miel y veneno a la vez

RICARDO EVODIO CABRAL VERA

Pepe Olvera cambió de opinión

Me causó sorpresa escuchar la declaración de José Marco Antonio Olvera Acevedo, presidente del Comité Directivo Estatal (CDE) del Partido Revolucionario Institucional (PRI), quien aparentemente convencido y pretendiendo ser contundente, buscaba explicar que los diputados no tienen por qué regresar a los distritos que los eligieron.

Aunque seguramente dirán el típico “me sacaron de contexto lo que dije”, me causó mayor sorpresa escuchar tal aseveración, porque quien lo dijo, allá por 1991, siendo por vez primera diputado federal, estuvo en la comunidad de Los Haro del municipio de Jerez, donde entregó unas porterías para el espacio deportivo que aun a la fecha comparten beisbolistas y futbolistas en ese lugar.

La información de ese tiempo, está acompañada con una fotografía en la que se aprecia al diputado parado frente a un balón con las manos en la cintura, como preparándose a cobrar un penalti y se destaca en el texto el cumplimiento del compromiso ofrecido en campaña, de regresar al distrito si el voto le favorecía. Sorpresivamente hoy le parece irrelevante e innecesario.

Y así como a él, hemos escuchado a muchos aspirantes de todos los partidos, incluyendo evidentemente a los del PRI, decir el clásico “yo sí regresaré”.

Justificando a su correligionario

Entiendo que la intensión era justificar la nula presencia del actual diputado federal por el Distrito II, Julio César Flemate Ramírez, situación que en la actualidad les causa bastante ruido y es aprovechada por los opositores al partido en el gobierno; pero no es nada nuevo, desde hace meses se le hizo el señalamiento en diversos espacios, de hecho los tricolores sabían que lucharían contra ello y electoralmente sería complicado revertir esa ausencia, pero al legislador simple y sencillamente le valió.

Olvera Acevedo fue insistente en que los diputados federales, e incluso los locales, no deben regresar, no tienen por qué hacerlo; si su función es legislar deben quedarse allá, trabajando en la elaboración y revisión de leyes y asignaciones justas del presupuesto, palabras más palabras menos.

En ese sentido consideró como una promesa falaz el que algún candidato diga que va a regresar, y afirmó que a la fecha, no conoce un solo diputado que después de ganar haya regresado a todas las comunidades del distrito, porque simple y sencillamente el tiempo no le alcanzaría.

El panista escupe para arriba

Por otra parte, cuando el candidato panista José Manuel Viramontes hace eco de un reclamo social muy insistente de que los diputados no regresan y que él sí lo hará, se está llevando de corbata también a legisladores de su partido, situación que evidentemente no dirá en su discurso, pero no olvidemos que a la muerte de Andrés Bermúdez Viramontes, al menos en Jerez que es la cabecera del Distrito II, nunca se conoció al diputado suplente Federico Bernal Frausto, y si acaso regresó fue a alguna de esas reuniones casi privadas que acostumbran las cúpulas blanquiazules.

Y de Ramón Jiménez, aquel perredista impuesto arbitrariamente por influencia del hoy candidato Antonio Mejía Haro, ni que decir; ese si de plano ni por la feria volvió, y en Jerez mejor no se aparece porque aunque se aparente otra cosa, la población tiene memoria y seguramente en cuanto asome la cabeza vendrán los reclamos.

Otros sí regresan

Hablar de regresar no quiere decir necesariamente pasársela aquí, y es absurdo pensar en que vayan a recorrer todas las comunidades, sobre todo pensando en las largas distancias y agrestes accesos; hay muchas formas en que la ciudadanía puede sentir el acercamiento de sus representantes populares.

Personalmente nos ha tocado atestiguar el regreso de algunos diputados, que en su momento buscaron el acercamiento con el alcalde en turno, sin tener nada que ver de manera directa con el distrito, e incluso sin compartir una ideología partidista.

Un sábado me tocó atender personalmente al doctor Eladio Verber y Vargas Ramírez, cuya urgencia de contactar al alcalde era procurar recursos en materia de cultura; otro fue José Narro Céspedes, quien a través de los regidores de su partido hizo presencia permanente e impulsó la creación de un CENDI, cuya construcción, por cierto, en la actualidad está semiparalizada.

Monreal no regresó, más bien nunca se fue

El caso de Ricardo Monreal Ávila electo diputado federal por el PRI en 1997, podría considerarse diferente, pues procuraba un interés político muy personal y, por ello, pasaba gran parte del tiempo en Jerez, desde donde se impulsó fuertemente su candidatura a gobernador del estado y en parte se fraguó el llamado Monrealazo en 1998, pero finalmente, demostró que sí es posible y además necesario regresar a dar la cara a quienes le otorgaron la confianza.

Su hermano, el senador David Monreal, pretendió seguir similar estrategia pero a la fecha no le ha resultado del todo, pues su presencia ha sido con grupos selectos y encuentros con los medios de comunicación, pero muy poco con la sociedad, se habla de gestión para el municipio, pero esta es poco clara.

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