Jerez… Miel y veneno a la vez

RICARDO EVODIO CABRAL VERA

Campañas corrientes generan diputados igual

Las primeras acciones en la batalla por la diputación federal, dan pocas esperanzas de que pueda presentarse una contienda electoral de altura, en la que predomine la propuesta y sobre todo el respeto por el electorado, más que entre candidatos.

La confrontación pro medio de la agresión verbal y la ofensa a los contrarios, que se registró durante la segunda corrida de feria en la Plaza de Toros La Jerezana, entre grupos de respaldo de los dos candidatos más fuertes, es nuevamente un vaticinio de que lo último en lo que piensan los aspirantes es en llevar a cabo una campaña de calidad.

Si bien los llamados pactos de civilidad son totalmente obsoletos y en realidad de poco sirvieron en otras contiendas, por lo menos pueden ayudar para una automoderación de parte de los aspirantes a ocupar un espacio en el recinto más solemne de la nación y que por ello deberían comportarse de acuerdo al cargo que buscan desempeñar, pero si tenemos candidatos y campañas corrientes, lo más seguro es que tendremos diputados de la misma línea.

Alientan la gresca

Los partidos y sus abanderados parecen alentar la confrontación y la agresión verbal, con el riesgo de que más tarde que temprano puedan desbordarse las pasiones y como se dice comúnmente, llegue la sangre al río. Esperemos que finalmente predomine la prudencia y sobre todo que los candidatos tengan la habilidad de cambiar su oferta política, basada en la diatriba y el encono, por algo que verdaderamente beneficie al grueso de la población.

Ambas cosas son complicadas pues las más recientes elecciones no han escapado a rasguños y pellizcos e incluso a situaciones más alarmantes, todo porque los candidatos son incapaces de controlar a sus huestes y aunque por un lado piden no provocar ni entrar en provocaciones, por otro le apuesta a aquello de que “en la guerra y en el amor todo se vale”

¿Contienda de dos?

Como se había anticipado desde semanas atrás, la actual será una contienda de dos y pinta para ser muy pareja; aunque el tercero en discordia, Antonio Mejía Haro, perredista que viene precedido de un fuerte revés en su búsqueda de gobernar el estado, intentó en días pasados subirse al ring de manera directa contra José Manuel Viramontes.

El candidato que hace dos años fue impulsado por su partido para ser presidente municipal, sin embargo, este primer intento del perredista de volver a crecer a costa de otro, no encontró la respuesta que esperaba y su contrincante al parecer no vio provecho de engancharse con él.

Por lo pronto Mejía Haro va personalmente tocando puertas en las colonias populares y acompañado de algunos operadores políticos de izquierda, para plantear de manera breve su propuesta y entregar algunos volantes.  Tal vez no le alcance para obtener el triunfo, pero él se deja ver por el electorado.

¿Añoranza Perredista?

Suena extraño que el partido Revolucionario Institucional (PRI), haya decidido arrancar su campaña en el llamado Parque de la Dignidad, un sitio que por su historia es emblema perredista y seguramente a algunos tricolores con memoria, no les causó gracia alguna, acudir con fin electorero, a un espacio que les trae recuerdos desagradables, tomas de presidencia y desbordadas manifestaciones en contra de un gobierno priísta, incluida una cobarde agresión física a la primera mujer en ser alcaldesa de Jerez.

Pero es entendible el mensaje, por la gran cantidad de experredistas que hace cinco años dieron el brinco para colocarse la camiseta tricolor, a los que parece haber invadido la añoranza por las viejas luchas y sin olvidar su pasado amarillo decidieron que el inicio sea al más puro estilo del Sol Azteca y de paso dejar en claro quién realmente tiene el mando en la campaña.

Para redondear la escena sólo les faltó que en lugar de ¡Pancho! ¡Pancho!, retomaran el ¡queremos área verde, queremos área verde!, grito de batalla que hace 25 años diera origen al llamado parque de la dignidad (nombre surgido de la más hábil mente izquierdista del siglo pasado, Jesús Luna Ureño).

Ni en carretera

Alguna de las reglas no escritas de la política reza que al jefe no se le rebasa ni en carretera y en todos los partidos, en todas las contiendas, el candidato asume la posición de líder; podrá haber muchas personas que tomen decisiones pero la responsabilidad de una determinación definitiva, siempre recaerá en la cabeza del proyecto.

De hecho el candidato suplente es –sobre todo en los partidos chicos–, un mero requisito para completar la planilla de acuerdo a lo que marcan los lineamientos en la materia; algo similar a un cero a la izquierda su voz y voto cuentan poco e influyen menos.

Por ello suena sumamente extraño que toda la propaganda del Partido Nueva Alianza, al menos en el municipio, esté enfocada a promocionar al candidato suplente Ramiro Rosales Acevedo, quien incluso tiene su propio equipo de campaña que porta camisas con su nombre y no el de quien directamente contiende, las lonas colocadas en algunos puntos de la ciudad, están exactamente igual con. su foto y su nombre.

Falta que le compongan su cancioncita que bien pudiera decir algo así como Que nadie te lo cuente, Ramiro el suplente, el exlíder del SNTE, que quiere ser presidente,

Y es que no encontramos otra lectura a la rara campaña, que el buscar tomar la delantera  en el trabuco político que  se formará dentro de un año y que arrojará mínimamente una decena de aspirantes sólo en la posible coalición PRI, Verde y Panal.

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