Jerez… Miel y veneno a la vez

RICARDO EVODIO CABRAL VERA

De regreso a sus funciones

Luego de un mes y 14 días, el Ayuntamiento volverá a cumplir con lo que es su obligación central como representantes populares, reunirse en asamblea colegiada para discutir los asuntos del pueblo; se confirma que el viernes próximo volverá el pleno, salvo la síndico Adriana Margarita Berumen Acuña, por razones ya conocidas, a sostener una sesión que será de carácter extraordinario, y en la que se tratarán asuntos relacionados con proyectos federales a cargo de la Dirección de Desarrollo Económico y Social.

Otras obligaciones

Y si bien en cuestión de sesionar conforme a lo que estipula la Ley Orgánica del Municipio hay un considerable retraso, en otros aspectos también establecidos en la norma como es el cumplimiento de comisiones se dice que salen debiendo todavía mucho más, el tiempo de permanencia y atención en sus cubículo es muy diferenciado y varios no se paran ni por error, otros van sólo en ratitos. De la rendición de informes trimestrales que la Ley les exige, mejor no hablamos.

No habrá madruguete

Pese al morbo que por sí sola puede generar una reunión de los representantes populares, algo en lo que puede estar tranquila la representante legal del municipio, es que mientras disfruta de su “capacitación” en Madrid, no le darán un madruguete en ausencia, y su caso no se tratará este viernes, pues como es sabido, las sesiones extraordinarias son para tratar un punto único y con antelación, a la hora de emitir la convocatoria respectiva, se debe asentar el asunto a tratar y, hasta donde sabemos, no está considerado nada respecto a lo que bien podría asemejarse a una serie televisiva cuyo nombre propuesto es Las aventuras de la síndico”.

Ahora otros piden legalidad

Sin embargo, tampoco es ya ningún secreto que algunos regidores no permanecerán cruzados de brazos ante las diversas acciones que han identificado a quien se ostenta como una férrea defensora de la legalidad y se dice que tampoco les convencerá un simple apercibimiento, sino que procurarán que se aplique la Ley, y estarían planeando intervenciones muy categóricas que si finalmente no logran sentarla en el banquillo de los acusados, por aquello de que se opte por darle una salida política al asunto, mínimo podrán evidenciarla y ponerla en tela de duda mediáticamente.

Ya no quiere queso…

Pero por otro lado, la postura oficial parece ser con la idea de poner fin a la serie de conflictos que después de la Feria de Primavera han distinguido a la administración y que si bien, la de los escándalos ha sido la multicitada representante popular, sus actos salpican de alguna manera al gobierno pastelista y, por ello, la postura de José Manuel Viramontes Rodarte, sería en el sentido de ya no atizarle leña al fuego, sino por el contrario, procurar apagar el grillerío interno y poner orden que se ha perdido, porque si bien las áreas administrativas no han tenido mayores repercusiones en la atención al público, ni siquiera en la Secretaría que sigue acéfala, el Ayuntamiento se encuentra completamente de cabeza.

El dulce sabor de la venganza

Pero hay que decir también que ciertos personajes muy cercanos al munícipe parecen tener prisa en cobrarse las cuentas pendientes y ven la forma de llevar a la Quema (de Judas) al bloque rebelde y enfáticamente a la síndica; este tipo de actitudes por supuesto impedirán el avance del municipio que en lo que se refiere a las funciones del Cabildo; son 90 días de estancamiento, los cuales bien aprovechados habrían sido muy productivos.

Tempus fugit laboremus

Valdría la pena que, de vez en cuando, los actores políticos del municipio se asomen a la fuente que está al centro del edificio del Gobierno Municipal y analicen un poco las palabras escritas en latín Tempus Fugit Laboremus, que de acuerdo con quienes saben de eso, se traduciría como El tiempo se va, trabajemos.

La oportunidad que se tiene en el servicio público será para varios la única en su vida y, desafortunadamente, algunos queman la pólvora en infiernillos. No con esto queremos decir que se pase por alto lo ocurrido, nada de borrón y cuenta nueva, pero que los escándalos y problemas dejen de ser impedimento para cumplir con la función de servir.