Jerez… Miel y veneno a la vez
RICARDO EVODIO CABRAL VERA
Recordando las plantas seleccionadoras
Hace exactamente tres décadas, las plantas seleccionadoras de durazno se presentaban como una buena alternativa para consolidar la producción duraznera que en la década de los ochenta vivía su auge histórico más importante en Jerez y la región.
El gobierno de Genaro Borrego Estrada fue el artífice de esta buena acción que desafortunadamente duró pocos años y se instalaron tres en el municipio, Cieneguitas de Fernández, Juana González y Los Haro; a 30 años de distancia son –si bien les va–, elefantes blancos, que sólo conservan el viejo edificio abandonado, no se sabe si en el interior permanezca todavía el equipo.
Eran los años de bonanza, esa fiebre que obligó a muchos campesinos a cambiar sus cultivos acostumbrados y por el simple hecho de que al vecino le iba muy bien, plantaron huertas de durazno fuera o no apto el terreno para ello, finalmente, poco o mucho que se lograra cosechar era bueno y lo fue durante varios ciclos.
Los migrantes que tenían la posibilidad de ir y venir cuando quisieran, pasaban seis meses en Estados Unidos haciendo dólares y el resto del año se venían a atender sus huertas; la producción de este frutal ponía a Jerez en estadísticas mundiales de producción y el delicioso Pulpa Amarilla, era cotizado por su dulzura que no requería de mucha azúcar a la hora de su procesamiento, asimismo por su consistencia y su prolongada resistencia desde el corte hasta su transformación en jugo, mermelada o almíbar.
El presagio del declive
Pero en los noventas las empresas dejaron de ofrecer los extraordinarios precios y el coyotaje acaparaba y malpagaba; al campesino no le quedaba de otra que entregar su producto a como se los retribuyeran.
Un día algunos advirtieron que preferirían tirar el frutal o darlo de alimento a las vacas que sufrir la humillación de recibir una miseria a cambio y pronto lo cumplieron, a la orilla de los caminos se arrojaron toneladas a manera de protesta.
Parecía el presagio de que los años maravillosos pronto terminarían, esto a la par con la falta de claridad en los dineros de la Unión de Ejidos que agrupaba a la mayoría de productores, muchas huertas comenzaron a sufrir abandono y aunque los árboles casi secos arrojaban de manera natural una decena de piezas, sólo servían ya para generar plagas que impactaban en terrenos vecinos.
De manera drástica la producción se vino abajo y aunque permanecieron sobre todo en la región de la sierra y de la Presa del Tesorero, algunos que se aferraron de manera exitosa a la fruticultura e incluso invirtieron en probar nuevas variedades, Jerez ya no era el número uno ni siquiera de Zacatecas, otras regiones durazneras de la entidad le superaban y lo superan.
Unas innovaron otras se terminaron
Ante esta realidad, vino la reconversión productiva, el gobierno del estado encabezado ya pro Ricardo Monreal Ávila, implementó un programa para apoyar en la extracción árboles en las huertas improductivas y motivar a pensar en nuevas alternativas para el campo jerezano.
Sin embargo, hay que decir también que los que no perdieron la fe, le apostaron a la innovación y a la investigación con pruebas que llevaron algunos años para intentar variedades complementarias para extender el tiempo de producción y comercialización que en el pasado se realizaba en un tiempo máximo de 60 días y que ahora puede llevarse mínimamente al doble. Asimismo, han ampliado las expectativas con el cultivo de ciruela en diversas variedades.
Está claro que no será fácil volver a los grandes años de bonanza, sobre todo porque en aquel tiempo se disparó de una manera desordenada y sin adecuada planeación, simplemente copiando unos a otros por el sólo hecho de que les iba bien. Pero mientras haya productores convencidos, se mantendrá la esperanza de que esta actividad económica pueda otra vez ser un importante motor de desarrollo para el municipio.
El centro de acopio, buena señal
Resurge la esperanza con la puesta en marcha del centro de acopio, en un edificio de los mismos productores, que luego de varios años de su construcción entra en operación efectiva, como parte del proyecto agropecuario del gobierno de Fernando Uc Jacobo y el respaldo de la Secretaría del Campo (Secampo).
Esperamos por un lado que no se trate de un proyecto efímero, como ha ocurrido con casos similares y el apoyo gubernamental no se limite a la apertura y corte del listón, sino que exista un adecuado seguimiento. Lo ideal sería tener precios de garantía.
Pero por otra parte, que los mismos productores le pongan seriedad al asunto, pues parte del fracaso de los proyectos históricos ha sido también responsabilidad de ellos, cuando se ven tentados por la estrategia casi siempre efímera de compradores, sea coyotes o industrias, que al saber de la existencia de un centro de acopio, disparan el precio al grado que los fruticultores no resistan el billetazo, aunque un año o dos después, en cuanto logran su objetivo de cerrar por incosteable el centro de acopio, vuelvan al pago irrisorio
En el evento de apertura del espacio, hubo la oportunidad de constatar, que, aunque sea menor la producción, el Pulpa Amarilla sigue conservando su sabor dulce y la consistencia que lo hicieron famoso; en la prueba que llevaron los durazneros para el público, pudimos comparar entre las nuevas variedades y no hay duda, el Criollo jerezano sigue siendo mejor; no se diga si se le compara con el que ingresa al mercado local proveniente de Aguascalientes, Michoacán u otros lugares.