Jerez… Miel y veneno a la vez
RICARDO EVODIO CABRAL VERA
Reavivan el fuego
Pues la guerra sigue. Guerra sucia o limpia como cada quien la quiera llamar, el caso es que la firma de acuerdos sirvió para dos cosas (a la imaginación de cada quién), y parece que en esa inexplicable prisa por cobrar cuentas pendientes, alguien equivocó la estrategia y en realidad no le está ayudando mucho al presidente municipal, José Manuel de Jesús Viramontes Rodarte; pero si por otro lado creían que debilitarían al llamado bloque rebelde del Ayuntamiento, francamente lo único que han hecho es reavivar el fuego.
Goza de cabal salud
Hasta Jaime Viramontes Miranda se reintegró a la lucha, en solidaridad con la cabeza del grupo, con el que en el transcurso de la semana habría tenido algunas diferencias porque nunca estuvo de acuerdo con la negociación y se opuso a firmar cualquier tipo de minuta; la síndico aseguró que se encontraba enfermo, lo que podemos dejar como una pequeña mentirilla sin trascendencia, pues el propio regidor desmintió estar imposibilitado, simplemente no quiso participar de algo que no iba con su forma de pensar y prefirió no presentarse, pero gozaba de cabal salud.
Autoridad contra autoridad
Algunas conductas como la toma de la Secretaría del Ayuntamiento, y la queja ante la instancia defensora de las garantías individuales generan un poco de confusión; en la primera nunca se pudo definir si era un acto de autoridad con la colocación de sellos o una acción ciudadana emprendida por autoridades, en perjuicio colateral a la ciudadanía. Hoy, tal confusión se da en el sentido de que la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH) actúa exclusivamente contra actos de autoridad, pero de nueva cuenta quien interpone el recurso es la misma autoridad, por mucho que Margarita Berumen explique y convenza que es su rol de ciudadana, lo cierto es que no puede desprenderse de su cargo de elección popular; a menos que se decida a encarar el asunto totalmente como ciudadana y solicite licencia temporal o definitivamente, pero con ello le estaría haciendo un gran favor al presidente municipal y en este momento ese no es el objetivo.
Incongruencia del director
De ser cierto lo declarado por Adriana Margarita, en el sentido de que José Luis Luna Pérez habría permitido que se tomaran fotografías a sus hijos, con el argumento de que no podía hacer nada porque ellos (los medios de comunicación) hacían su trabajo, estaríamos hablando de una gran incongruencia por parte del director de Seguridad Pública, pues es justamente la falta de facilidades para desarrollar sus labores y la falta de información oportuna sobre los hechos, la queja más recurrente de algunos comunicadores y, casualmente, ahora privó la prontitud y la oportunidad tras un pitazo, que lo más seguro es que salió de ahí y en este oficio, nota es nota, aunque no se descarta que se hayan podido presentar excesos a la libre expresión, pero eso ya lo determinará un juez, si sigue el empeño de llevar al banquillo a compañeros comunicadores, algo que muchos consideran poco recomendable para quienes participan este juego llamado política.
En manos de la más incapaz
La síndico aceptó y está consciente de que vendrá una sanción, desafortunadamente el sonado caso está en manos de la más incapaz de las funcionarias con que cuenta el municipio, la contralora Alejandra García Barrios, quien hasta el momento no ha arrojado un solo resultado contundente de su función fiscalizadora, tras siete meses en el cargo, y por lo que se ve no lo hará. Lo cierto es que en esta ocasión deberá evitar conducirse como amiga de la síndico, pues de lo contrario, bien pudiera ser enjuiciada y caer en su propia trampa, es decir, así como ella de alguna manera se involucró en la solicitud de destitución del secretario del Ayuntamiento, a la próxima que se le exigiría dejar el cargo será ella, de no cumplir con la legalidad exigida días antes.
Ni con el pétalo de una rosa
Es entendible que la sindico esté dispuesta a aceptar la sanción que venga, primero porque ya trascendió que su amiga, la contralora, no estaría dispuesta a tocarla ni con el pétalo de una rosa, y prepara la documentación necesaria para demostrar que no hay irregularidad y, por otra parte, conociendo el reglamento, bien sabe que la sanción no puede ser más allá de un apercibimiento, y sea cual sea el resolutivo, no pasará de ahí. Eso podría explicar tal tranquilidad y la disposición a acatar lo que venga, caso contrario si el coercitivo fuera económico.
Aunque otros se empeñan en dejar caer con todo rigor el juicio social, especialmente a través de las redes sociales, y de preferencia escudados en el siempre cobarde anonimato que en realidad vale menos que nada.