Jerez… Miel y veneno a la vez
RICARDO EVODIO CABRAL VERA
El beneficio de ser Pueblo Mágico
Hace casi una década, los trámites para que Jerez fuera incluido en la entonces muy selecta lista a nivel nacional, de Pueblos Mágicos, se realizaban en forma exitosa, se elaboró un amplio expediente que no dejó lugar a dudas al comité interinstitucional, el cual luego de más de tres visitas para corroborar lo dicho, otorgó el nombramiento, logrado durante el gobierno interino de Serafín Bermúdez, pero premeditadamente echado a andar hasta que arribó al cargo Alma Aracely Ávila Cortés.
De entonces a la fecha, los cambios en la ciudad, sobre todo en la parte digna de presumir a los visitantes, han sido significativos; el primer reflejo notable fue posiblemente el cableado subterráneo del sector más céntrico de la ciudad, al que necesariamente antecedió un cambio de piso, por cierto con deficiencias en algunos puntos como la calle López Velarde y más tarde la unificación de estilo en las fachadas.
La restauración del panteón de Dolores en su primera y segunda fase, la remodelación de los portales Humboldt e Inguanzo, cambio en la fisonomía del Jardín Hidalgo, la cúpula de la Parroquia, el Museo Charro, el edificio de la Torre que está en proceso, la rehabilitación del Teatro Hinojosa, el mantenimiento a la casa museo Ramón López Velarde, entre otras
En el rumor constante
Con el tiempo, Jerez abrió la puerta para que cuatro municipios más de la entidad alcanzaran el nombramiento de Pueblos Mágicos, siendo secundado por Sombrerete y Teúl de González Ortega, luego Pinos y Nochistlán.
Durante estos casi 10 años, ha sido constante el rumor respecto al riesgo de que la cuna de López Velarde saldrá de la lista, ya sea porque acorde con la misma naturaleza del programa, tengan que canalizarse mayores recursos a nuevos pueblos mágicos y bajarle a los primeros; pero se ha hablado incluso de supuestos incumplimientos, que nunca se han ratificado en forma oficial y hasta ahora no ha pasado nada ni por lo uno ni por lo otro.
Este año el ruido era todavía más fuerte y la visita a Querétaro no dejaba de provocar incertidumbre; la realidad es que parece que una vez más Jerez la ha librado, gracias al trabajo ya que continúa presentando de manera ininterrumpida proyectos que justifican su continuidad.
Es del conocimiento general que los otros cuatro municipios al parecer no han superado el riesgo y de no emprender las acciones que seguramente se les han señalado con toda puntualidad, podrían desparecer del catálogo de los Pueblos Mágicos de México.
Cuando veas la barba de tu vecino cortar
En el caso de Jerez, de nueva cuenta y por fortuna no ha pasado más allá de la especulación, pero sin dejar de considerar aquello de que cuando veas la barba del vecino cortar… y si la navaja amenaza a los otros cuatro, no está de más poner la propia a remojar.
Recordemos que aún hay pendiente en cuestión de imagen urbana, como el acelerado deterioro del Jerez antiguo, especialmente en fincas particulares y la falta de regulación (que no la prohibición) en el comercio ambulante, por citar algunos puntos marcados desde el inicio.
Por otra parte, los prestadores de servicios y la economía misma del municipio, continúan a la espera de que –por el mismo efecto “mágico”–, lleguen los visitantes por torrentes, durante todo el año.
Pueblo Mágico sin título
A muchos extraña que con su belleza natural, nunca haya sido ni siquiera considerado como candidato a Pueblo Mágico; la carencia de infraestructura turística y especialmente de hotelería, es su gran limitante, aunque algunos de los otros municipios que poseen la distinción, tampoco tienen sitios de hospedaje.
Pero hay que decir que los habitantes de este antiguo poblado, prefieren estar como decía José Alfredo, “alejados del Bullicio y de la falsa sociedad” y aunque siempre están dispuestos a dar la bienvenida a quien los visita, en un rótulo a la entrada del lugar advierten que no les agrada la presencia de los amantes a la caza furtiva, ni los que destruyen la naturaleza y sobre todo los que gustan de tirar su basura y no recogerla. Por algo es uno de los lugares más limpios de la entidad.
