Internet, una herramienta de derechos
JULIETA DEL RÍO VENEGAS
Cada 17 de mayo, al conmemorarse el Día Mundial del Internet, es imposible no detenerse a pensar en el impacto que esta herramienta ha tenido, y sigue teniendo, en nuestras vidas. No solo en términos de acceso a la información, sino en la forma en que participamos, exigimos y defendemos nuestros derechos como ciudadanía.
Porque el internet no es solo tecnología. Es un lugar en el que confluyen libertades, riesgos, oportunidades y desafíos. Es también un espacio de poder. Un poder que, cuando está en manos informadas y críticas, se convierte en el mayor aliado de la democracia.
Hoy hablamos de un internet ciudadano. Un concepto que va más allá de las cifras de cobertura o la velocidad de conexión. Se trata de que las personas, sin importar dónde vivan, puedan ejercer su derecho a informarse, a expresarse, a cuestionar y a proteger su identidad digital en el entorno en línea.
En un país como México, donde el 78% de la población ya tiene acceso a internet, es indispensable dejar de medir el avance digital solo en términos de conectividad. Lo urgente es fortalecer las capacidades de la ciudadanía para ejercer sus derechos en línea: desde saber presentar una solicitud de información pública, hasta reconocer cuándo sus datos personales están siendo mal utilizados.
Desde mi paso por el INAI, siempre sostuve que el internet debía ser una vía para empoderar, no para controlar. Lamentablemente, en años recientes hemos visto cómo también se puede usar para vulnerar derechos, desinformar o condicionar decisiones. Por eso, la formación de una ciudadanía digital activa y crítica es una de las tareas más urgentes para quienes creemos en la transparencia como principio rector del buen gobierno.
El internet ciudadano también implica participación. Hoy más que nunca vemos cómo redes sociales, plataformas digitales y herramientas tecnológicas están siendo utilizadas por personas comunes para denunciar, fiscalizar y organizarse. Desde madres buscadoras hasta colectivos ambientalistas, la red se ha convertido en la gran plaza pública del siglo XXI.
Pero para que esta plaza no sea solo de unos cuantos, necesitamos políticas públicas inclusivas, educación digital desde las aulas y garantías de privacidad efectivas. Necesitamos que niñas, niños y jóvenes comprendan que cada vez que entregan un dato, están también cediendo parte de su identidad. Que sus búsquedas, clicks y publicaciones no son solo acciones triviales, sino huellas que configuran su perfil como ciudadanos.
La protección de datos personales, el acceso a la información pública y la libertad de expresión deben entenderse como los pilares del internet ciudadano. No se trata solo de navegar, sino de navegar con conciencia. No basta con conectarse, hay que saberse dueños de sus derechos en línea.
Hoy, como cada 17 de mayo, refrendamos la importancia de un internet libre, plural y seguro. Un espacio que no esté dominado por intereses comerciales o políticos, sino por una ciudadanía informada, exigente y comprometida.
Porque el futuro digital no será democrático si no lo construimos con derechos. Y ese futuro empieza hoy, en cada clic que damos, en cada dato que protegemos y en cada voz que decidimos hacer escuchar.