Infiltración del crimen organizado en el ciberespacio

MA. DE LA LUZ DOMÍNGUEZ CAMPOS

El uso del internet, las redes sociales y la inteligencia artificial están siendo utilizados por parte de los grupos del crimen organizado en el país, lo que han permitido enganchar a miles de jóvenes -mujeres y hombres- y convertirlas en víctimas de desaparición, secuestro, homicidio y trata de personas en su modalidad de trabajo forzado.

Los grupos criminales aprovechan plataformas como Facebook, Twitter (ahora X), TikTok, YouTube y Telegram, así como aplicaciones de mensajería cifrada (EMA, por sus siglas en inglés) como WhatsApp, Inbox y Messenger, para atraer a jóvenes con falsas ofertas laborales. Estas prometen empleos como personal de seguridad privada con sueldos semanales de seis mil a 12 mil pesos. Una vez captados, las víctimas son amenazadas, torturadas, adoctrinadas y obligadas a convertirse en sicarios, integrándose forzosamente a las filas del crimen organizado.

Este relato no solo proviene de testimonios de víctimas sobrevivientes del campo de exterminio ubicado en Teuchitlán, Jalisco, sino que fue confirmado por el secretario de Seguridad y Protección Ciudadana del Gobierno Federal, Omar García Harfuch, quien detalló la detención de un hombre acusado de reclutar y adiestrar jóvenes para el Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG).

La infiltración criminal en el ámbito digital exige que las autoridades fortalezcan las áreas de inteligencia cibernética en fiscalías y secretarías de seguridad pública. Esto permitiría rastrear páginas Web y perfiles utilizados para fines delictivos, solicitar su desactivación inmediata, perseguir a los responsables y garantizar la protección de las víctimas.

Además, las autoridades deben trabajar de manera coordinada con las empresas de redes sociales y plataformas digitales para garantizar que se proporcione información adecuada que contribuya a prevenir la comisión de delitos. Estas plataformas deben comprometerse a publicar únicamente información verificada, objetiva, veraz y ajustada a la legalidad, proveniente de fuentes plenamente identificadas. Asimismo, es fundamental evitar la creación de perfiles falsos que puedan utilizarse como medio para captar víctimas, engañar o cometer delitos, prácticas que atentan contra la dignidad, la libertad y la vida de las personas.

Por su parte, la sociedad debe mantenerse alerta ante este tipo de contenidos en el ciberespacio, en especial los padres, madres y tutores, quienes deben supervisar activamente a sus hijos e hijas. Esto implica identificar con quiénes interactúan en redes sociales y aplicaciones de mensajería cifrada, revisar el tipo de conversaciones que mantienen y los sitios web que visitan. De este modo, podrán detectar y denunciar aquellos espacios dedicados a actividades ilegales.

Es fundamental fortalecer los vínculos de confianza entre padres, madres, maestros y los menores, para enseñarles a proteger su información personal en el ciberespacio y supervisar responsablemente sus actividades en redes sociales, previniendo así su posible victimización.

Esta labor preventiva cobra especial relevancia ante la insuficiente asignación de recursos por parte de las autoridades para prevenir, sancionar y erradicar los delitos digitales. Esta omisión ha derivado en miles de víctimas forzadas a participar en actividades criminales, o en los peores casos, en desapariciones y homicidios.