Incremento de violencia, producto del empobrecimiento en que sumieron PAN y PRI
JOSÉ NARRO CÉSPEDES *
Hace unos días, el INEGI dio un nuevo golpe a la imagen del desastroso sexenio de Felipe Calderón, toda vez que este instituto publicó que en 2011 se cometieron 27 mil 199 homicidios en México, 5.5 por ciento más que el año anterior. Esto significa que diariamente 74 personas fallecieron por asesinato, tres por hora o una cada 20 minutos durante el quinto año de este gobierno, proporción 160 por ciento superior al número de homicidios perpetrados en 2006, año en que concluyó la primera administración del Partido Acción Nacional.
Así, el INEGI dio a conocer que el año pasado se convirtió en el año más violento del segundo sexenio panista, dato que debilita per se al saliente gobierno federal, pues la espeluznante cifra llega a pensar, de manera inmediata, en la guerra que el Ejecutivo federal emprendió contra el crimen organizado.
De esta manera, cabe mencionar que en lo que iba del sexenio hasta el momento del levantamiento de la información (2007 a 2011), se perpetraron en México 95 mil 632 homicidios documentados, de los cuales, los del 2011 equivalen al 28.44% de los cinco años.
Las cifras revelan concentraciones dramáticas en cinco estados, particularmente en Chihuahua, donde se perpetraron 17 mil 699 asesinatos en el periodo.
En el segundo sitio en número de muertes por homicidio figuró el estado gobernado por Enrique Peña Nieto, el Estado de México, en el cual se documentaron 9 mil 401 asesinatos.
Zacatecas se encuentra en el sitio número 21 a nivel nacional, por la cantidad absoluta de homicidios en la entidad, sin embargo el estado ocupa el lugar número 10 a nivel nacional entre las entidades federativas con más homicidios por número de habitantes, pues en 2011 se perpetraron 19 homicidios por cada cien mil habitantes en la entidad; igual cifra se obtuvo en Michoacán.
La entidad zacatecana superó en 2011 al Estado de México y al Distrito Federal en cuanto a asesinatos ocurridos por número de habitantes, pues el índice en el Estado de México fue de 17 y en el Distrito Federal de 12 homicidios por cada cien mil habitantes.
El número de homicidios en Zacatecas se duplicó en 2011, respecto al año anterior, pues pasó de 143 en 2010, a 290 el año pasado.
En este contexto, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) dio a conocer que el numero de 27 mil 199 asesinatos en México durante el 2011, es de homicidios en general, no solo los vinculados con el crimen organizado.
Adrián Franco Barrios, Director General Adjunto de Información de Gobierno, Seguridad Pública e Impartición de Justicia del INEGI, salió rápidamente a explicar que la violencia no tiene que ver nada más con homicidios, ya que también involucra otros factores y que los datos que se dieron a conocer son de muertes violentas en general.
Explicó que el registro que hace el INEGI se basa en la recopilación mensual de los certificados de defunción, por ello en términos comparativos las cifras pueden ser diferentes a otras mediciones, por lo que puede variar al número de occisos que registran las Procuradurías a través del Sistema Nacional de Salud.
No todo los asesinatos cometidos en 2011 fueron producto de la guerra contra el crimen organizado, se apresuraron a decir y tienen razón.
Pero eso no evita al cuestionamiento de los dos gobiernos federales panistas, o a los gobiernos del PRI en el Estado de México, Chihuahua o Zacatecas.
Los homicidios se produjeron por el crimen organizado, por delincuencia común, por violencia de género, por diversos motivos que demuestran que la violencia social se dispara y que el respeto por la vida se va relajando en este país.
El crecimiento de la violencia es producto de una sociedad en la que el tejido social se nos deshace en las manos, donde el empobrecimiento de las clases trabajadoras va dejando sin oportunidades a los jóvenes.
No es casualidad que el número de asesinatos se dispare en México, mientras que el nivel de vida de los mexicanos cae, mientras el desempleo crece, que los millones de mexicanos sumidos en la extrema pobreza aumenta en la misma medida que ocho familias acaparan la mayoría de la riqueza nacional.
La juventud mexicana esta atrapada entre la carencia de oportunidades de estudio o trabajo, de la misma forma que ya ni siquiera tienen la opción de migrar, lo que produce el incremento en más de siete millones de lo que, de manera desafortunada se ha llamado como NINIS.
El incremento de los homicidios en México es producto de un modelo socio-económico que privilegia a los pocos en detrimento de los muchos.
El neoliberalismo impulsa la pauperización del grueso de los mexicanos, lo que produce el caldo de cultivo de la violencia, fortalecido por la frustración, el hambre, el vacío cultural e ideológico, destruyendo los vínculos de unidad para crear individuos solos sin enlace con la comunidad.
Es necesario cambiar a un modelo que privilegie los intereses de los jóvenes, de las mujeres, de las clases trabajadoras, de los sectores desprotegidos, un modelo sensible de las necesidades de los mexicanos, para poner los intereses de los poderes fácticos al servicio de los mexicanos y no al revés.