Iguala: crimen e impunidad en uniforme

Iguala, Guerrero.— Rey Flores Hernández, “El Negro”, fue detenido esta semana por su presunta participación en delincuencia organizada y desaparición forzada. No es un criminal cualquiera: en 2014, mientras fungía como policía municipal, habría custodiado la camioneta vinculada con la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa.

La captura, ejecutada por la FGR, SSPC, Sedena, Marina y Guardia Nacional, confirma lo que desde hace años señalan familiares y organismos internacionales: la colusión entre autoridades y el crimen organizado en Guerrero no fue una excepción, sino una práctica sistémica. Flores Hernández, según las indagatorias, operaba como parte de “Los Bélicos”, brazo armado de “Guerreros Unidos”, dedicado al narco y la represión de opositores.

Lo grave no es solo su arresto, sino el tiempo que tardó: nueve años después de los hechos, y cuando la verdad histórica se desmorona ante pruebas de manipulación. ¿Por qué hoy? ¿Qué cambió? La Fiscalía no explica por qué, si su rastro era conocido —incluso como exuniformado—, no fue capturado antes.

Este caso evidencia la doble moral del sistema: mientras se anuncia “coordinación interinstitucional”, persiste el pacto de silencio que protege a los verdaderos autores intelectuales. Flores es un eslabón, pero la cadena sigue intacta.

LNY/Redacción