Homenaje póstumo al Doctor Eugenio Martínez Bravo

Guadalupe, Zac.- Autoridades de la Universidad Autónoma de Zacatecas, de la Unidad Académica de Odontología, de los Servicios de Salud en el Estado, así como docentes, familiares y amigos brindaron este viernes un Homenaje Póstumo al doctor Eugenio Martínez Bravo, evento en el que se destacaron los altos valores académicos y humanistas del llamado “Padre de la Microdosis”.

Como parte del homenaje, Dora Olivares Viuda de Martínez Bravo, acompañada de su cuñado Jesús Martínez Bravo y de su yerno, Raúl Delgado Wise, así como de otros familiares, recibió de manos del Rector de la UAZ, Francisco Javier Domínguez Garay, y del director de la Unidad Académica de Odontología, Jesús Rivas Gutiérrez, un reconocimiento que da fe de las aportaciones científicas y méritos académicos y humanistas del “Padre de la Microdosis”.

El nutrido grupo de personas reunido en el Auditorio José Huerta Peña se trasladó a la segunda planta del edificio, lugar en donde el doctor Eugenio Martínez Bravo realizó la mayor parte de sus investigaciones que dieron origen, a nivel nacional e internacional, al resurgimiento del interés por las plantas medicinales y de volver la mirada a lo que la naturaleza ofrece como respuesta a los padecimientos que aquejan al ser humano.

En el espacio conocido como el INIVO (Instituto de Investigaciones Odontológicas), se develó una placa “En memoria del Doctor Eugenio Martínez Bravo “El Padre de la Microdosis”, en la que se reconoce “una vida de docencia e investigación” que le valieron el respeto de sus colegas nacionales e internacionales.

Previamente, el rector recordó la llegada de su compañero de trabajo al INIVO, en el año de 1980 (un año después que Domínguez Garay), “quien se sumo con una nueva forma de ver la salud y el cómo resolver los problemas de salud con la medicina tradicional”.

Señaló el rector Domínguez Garay que dentro del gran legado que dejó el doctor Martínez Bravo está presente su objetivo de llevar la salud a quienes menos recursos económicos tenían y de utilizar los recursos naturales que la región provee, por lo que era un recolector incansable de las plantas medicinales de la región, las cuales le servían como base de sus microdosis.

Otra cualidad que marcaba el proceder de Martínez Bravo es que “si no hacía un bien, tampoco hacía un mal”, aceptando el Rector que el homenajeado “no siempre fue comprendido ni por los que estamos hablando”, ni por otros colegas de profesión que “desde nuestro punto de vista queríamos cientificidad en lo que realizaba”.

Contó Domínguez Garay, que al solicitarle tiempos y cantidades precisas para elaborar las microdosis, Martínez Bravo contestaba “cuando agarre el color”, lo que estaba fuera de los métodos científicos.

Afortunadamente, continúo hablando, hasta el final de sus días, “El Padre de la Microdosis” recibió muestras de agradecimiento y cariño como prueba de la efectividad de sus tratamientos, aparte de sus asistencias a los hospitales de la República de Cuba en donde se aplican sus métodos “porque allá sí le creían”.

También gracias al interés de Martínez Bravo –indicó el rector– la Universidad Autónoma de Zacatecas le ha abierto las puertas a otros tipos de medicina alternativa como la ozonoterapia y la acupuntura, aparte de que otras personas, como las doctoras Cristina Soledad Jáquez Méndez y Ana María Pesci Gaytán, continúan su legado.

Al final, el rector resumió que en el doctor Eugenio Martínez Bravo “se reunían todas las cualidades que un hombre debe tener”.

En la misma tesitura, el director de la Unidad Académica de Odontología se refirió a Martínez Bravo como un “protector y benefactor social que nos dejó un gran legado para la posteridad y para el beneficio de la sociedad”.

En su mensaje, Jesús Rivas Gutiérrez habló de la dificultad para expresarse del homenajeado, dado el poco tiempo que se disponía para referirse a “un hombre que solo tenía el fin de buscar el beneficio de la sociedad” y que tuvo varias esferas de interés como la política, la medicina, la investigación, un viajero incansable y recolector increíble (de plantas), además de sus múltiples actividades orientadas a los más desprotegidos.

Asimismo, señaló la necesidad de que institucionalmente se reactive el tratamiento con microdosis en beneficio de la UAZ, de la sociedad y como agradecimiento al doctor Martínez Bravo “por su legado que trascendió fronteras y tiempo”.

Por último, es preciso comentar que el lugar donde se develó la placa permanecerá abierto provisionalmente para que el público en general aprecie fotografías, documentos y demás muestras museológicas que fueron propiedad del doctor Eugenio Martínez Bravo.

De igual manera, en la página http://www,grupomazorca.com.mx/gratuitos/autobiografía.pdf se encuentra una autobiografía del Doctor Martínez Bravo, escrita en junio del 2002 (un año antes de su fallecimiento), la cual cuenta su vida desde su nacimiento, en 1922, en Orizaba Veracruz.

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