Hay futuro, México es mucho país
ISADORA SANTIVAÑEZ RÍOS
Hace 32 años, un 19 de septiembre, pero de 1985, la mayoría de los jóvenes que hoy se han volcado con su ánimo, con su alegría, con su amor al prójimo, pero, sobre todo, a su Patria, a nuestro México, ni siquiera habían nacido.
Ellos, como su servidora, hace 32 años, no fuimos testigos de los actos de heroísmo y de solidaridad que marcaron al país y que hoy, nos recuerdan al observarlos, que los mexicanos sin pensarlo nos lanzamos como comunidad a ayudarnos unos a otros, a brindar nuestra casa, nuestras cosas, a ofrecer un abrazo reconfortante o una sonrisa. Lo traemos en los genes, no me queda duda.
Estos momentos de tragedia, en donde son millones los damnificados no sólo en la Ciudad de México, sino en Morelos, Puebla, Oaxaca, Chiapas, Guerrero y el Estado de México, entidades que no están en el foco de las grandes televisoras que han olvidado de que su desdicha es mayor, surgen las redes sociales, que han sido fundamentales para coordinar la ayuda espontánea.
Y son, otra vez, los jóvenes a través de Facebook, Twitter, WhatsApp, los que dan la cara y organizan a sus familiares, a sus amigos, a sus compañeros de la escuela y salen a los centros de acopio y llevan víveres, ropa, medicinas, comida preparada. Entregan su tiempo, sus manos. Por eso vemos con esperanza que nueve de cada 10 voluntarios son muchachos y muchachas que andan en los lugares afectados.
A través de las redes sociales, la juventud mexicana una vez más se adelanta a todos y ayuda también a la gente a encontrar a sus familiares. Circulan fotografías de niños que están perdidos. De madres que salieron a trabajar y quizás ahora estén atrapadas bajo los escombros en espera de ayuda. Hacen llamados de alerta. Dan palabras de consuelo.
Hace 32 años la comunicación fue el principal obstáculo que hubo que salvar. Hoy, la tecnología ha resultado un gran aliado que ha encontrado en los jóvenes, a su mejor receptor.
Por eso, toca entonces a nosotros, los que no vivimos el terremoto de 1985, pero que, a través de las historias de nuestros padres, de las noticias, del cine, conocimos que después de 1985 nuestro país fue otro, porque sin quererlo supimos de lo que somos capaces los mexicanos cuando nos unimos por una buena causa. Sabemos extender nuestra mano y ayudar sin condiciones.
También, es obligación de aquellos que sí vivieron el desconsuelo y el dolor de la pérdida, unirse al esfuerzo de millones y demostrar que en México las cosas no son espontáneas, que la solidaridad es parte de nosotros, que la llevamos orgullosamente en la sangre.
En Tribuna lo hice, y ahora lo hago a través de mi colaboración semanal en lasnoticiasya.com, invito a mis compañeros diputados a que realicemos un donativo, no de 25 mil pesos, podemos hacerlo de más, tenemos que hacerlo por más, todos juntos, de manera muy seria y responsable, y que canalicemos el recurso en una donación directa, por ejemplo, a Los Topos, que arriesgan su vida sin pensarlo con el único objetivo de salvarle la vida a una persona que ni siquiera conocen.
Que volteemos la mirada a la Cruz Roja Mexicana, que una vez más demuestra que en los momentos más difíciles siempre está ahí, preparada y lista. O que enviemos el dinero en apoyo de brigadas de salud y rescate a los habitantes de los estados del sur, los más desfavorecidos siempre.
Debemos enviar una parte a la reconstrucción de algunas ciudades, que hoy están devastadas. Se requieren más de 60 mil viviendas y, por ejemplo, el compromiso de nuestro gobernador Alejandro Tello Cristerna es entregar este año, para Zacatecas, unas tres mil 185 viviendas, superando las entregadas en los últimos cuatro años, que fueron tres mil cuatro casas; esto nos puede dar una idea del tamaño del reto.
Que la discusión entre nosotros, los diputados de Zacatecas, los representantes del Poder Legislativo, no sea el monto de lo que vamos a donar, sino que centremos el debate sobre qué vamos a hacer con el dinero recaudado.
Yo tengo confianza porque hay futuro, México es mucho país.