Guerra Sucia

SILVIA MONTES

EL CASO de Catalina Monreal Pérez es de alguna manera complejo, porque su determinación de incorporarse a la política se ha dado con y a pesar de su familia, especialmente su padre que ha sido al mismo tiempo inspiración pero muy probablemente  obstáculo.

CATY es ahora mismo víctima de una fuerte campaña en su contra por parte de Alessandra Rojo de la Vega, quien compitió con ella por la alcaldía Cuauhtémoc y resultó ganadora, después de lo cual y ante la impugnación de varias casillas se aboca al ataque desde las redes sociales.

ES ADMIRABLE ver la manera en que Catalina Monreal se abrió paso en la competencia electoral para un espacio de la relevancia de la Delegación Cuauhtémoc que tiene casi 550 mil habitantes. Viví en México y sé que llegar a ese nivel no es un día de campo.

HA LUCHADO fuerte y me atrevo a decir que aquí en Zacatecas ha sido un factor central para mantener lo que queda del monrealismo por la intensa operación política que realizó en el proceso electoral del 2021 ganándose el cariño de muchos zacatecanos.

 CONTRA viento y marea Caty defiende su propia personalidad. Yo considero que tiene liderazgo y la veo como una política conciliadora, que no vive de odios ni rencores y admiro sus aspiraciones de encabezar la Delegación Cuauhtémoc haciendo un papel muy digno.

EL ESTIGMA del apellido sin embargo la persigue y la perseguirá siempre. Yo misma he debatido con ella acerca del tema viéndola empeñada en ubicarse con independencia aunque carga con el desempeño de su padre, sus tíos y anexos que toman decisiones.

DEL APELLIDO ha sido imposible desprenderse y ese es el reto. Rojo de la Vega la ataca desde ese ángulo, etiquetando la presencia del doctor y sus allegados, incluyendo a Caty como “el monrealato” acusando corrupción y otras denuncias en irónico tono.

SIN EMBRGO me parece de la mayor importancia habar aparte de Catalina Monreal que tuvo la suerte de nacer en esta familia y llevar en sus genes la vocación política. Tengo la certeza de que las cosas no se le han dado fácil y que lucha por abrirse paso por ella misma. Tiene carácter, no es la “niña de papi” y eso me consta.

 SU VOCACIÓN es auténtica y me parece injusto escuchar palabras de gente que se complace con su derrota. Para mí el sólo hecho de llegar hasta donde lo hizo es un gran logro. No soy ingenua y sé que la intervención del doctor debió ser definitiva y eso es importante.

TAMBIÉN se requiere talento y valor para convencer a un político de la dimensión de Ricardo aunque sea el padre. Él no iba a respaldar a quien no tiene los talentos para una competencia del nivel que vivió Catalina y  de la que, insisto, debe sentirse satisfecha.

ES GENUINA su vocación, repito, y no es justo encontrar en Caty la ruta para desahogar  frustraciones. Las mujeres en la política se enfrentan a obstáculos gigantes y Caty apenas comienza en grandes ligas. Si puede y debe seguir adelante. La política es así, se gana y se pierde y lo sabe muy bien.