Fuego Cruzado | ¿Incompetencia o complicidad? La federación excluye a Monreal

CUAUHTÉMOC CALDERÓN GALVÁN

El reciente operativo de la Secretaría de Marina en la Sierra de Valparaíso, en el que se desmanteló un megalaboratorio de drogas sintéticas, dejó en claro una realidad innegable: el gobierno de David Monreal no tiene la confianza del gobierno federal en materia de seguridad.

Mientras la Marina realizaba una de las operaciones más importantes contra el crimen organizado en la historia reciente del estado, ni el gobernador ni su secretario de gobierno fueron informados. Este desplante no es casualidad, es una sentencia política: Zacatecas es visto como un territorio donde las autoridades locales son irrelevantes en la lucha contra el narcotráfico.

El mensaje es brutal y humillante. La federación, con Claudia Sheinbaum al frente, ha decidido cambiar la estrategia de seguridad después de seis años de abrazos y no balazos. Con la llegada de Omar García Harfuch como titular de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, el gobierno federal ha tomado la decisión de retomar la estrategia de Felipe Calderón y confrontar de lleno al crimen organizado. La exclusión de Zacatecas en este operativo es una evidencia de que, para la federación, el estado no es un aliado confiable en esta lucha.

La pregunta es obligada: ¿por qué la Marina no avisó al gobierno estatal? Hay dos explicaciones posibles, y ambas son igual de devastadoras. La primera es que se sospeche de lazos entre autoridades zacatecanas y grupos criminales, lo que haría inviable compartir información sensible por el riesgo de filtraciones. La segunda es que se considere al gobierno de Monreal como un actor irrelevante, incompetente y carente de control sobre el estado que supuestamente gobierna. Cualquiera de las dos respuestas es desastrosa.

Mientras tanto, el secretario general del gobierno estatal, Rodrigo Reyes Mugüerza, reaccionó con la torpeza acostumbrada. Primero, puso en duda la veracidad del operativo, generando confusión y escepticismo entre la ciudadanía. Horas después, tuvo que borrar su publicación y admitir que la federación sí había actuado en Zacatecas. Este episodio es la síntesis perfecta de lo que representa el gobierno de Monreal: descoordinado, desinformado y superado por los acontecimientos.

Pero más allá de la burla y la pifia política, lo realmente preocupante es lo que esto significa para la seguridad del estado. Si el gobierno federal ya no confía en Zacatecas, ¿qué sigue? La marginación en estrategias de seguridad es un golpe letal a la ya de por sí frágil estructura institucional del estado. Es la confirmación de que la federación ha decidido tomar el control directo, dejando a Monreal y su administración como simples espectadores de su propio territorio.

Este cambio de estrategia en seguridad es el correcto. Se dejó de hacer desde el último tramo del gobierno de Peña Nieto y todo el sexenio de López Obrador, permitiendo que el crimen organizado se fortaleciera. Ahora, con la presión internacional —particularmente de Estados Unidos— sobre la producción y tráfico de drogas sintéticas, la federación ha entendido que no puede seguir permitiendo estados fallidos dentro del país.

Zacatecas se ha convertido en el ejemplo más claro de un gobierno que no tiene el control y la respuesta del gobierno federal ha sido clara: si no pueden, lo haremos nosotros.

El fuego sigue ardiendo.

Nos leemos el próximo lunes.