Frío intenso e ineficacia gubernamental, mala combinación para los pobres
OSVALDO AVILA TIZCAREÑO
Durante los últimos veinte días ha sido noticia nacional el drástico descenso de la temperatura debido a la entrada de distintos fenómenos meteorológicos que han afectado todo el territorio nacional, aire gélido, intenso frío, lluvias atípicas, incremento de las enfermedades respiratorias y notas similares son temas recurrentes de medios impresos y digitales.
Al igual que en todo el país en Zacatecas el frío ha hecho serios estragos y se han sentido temperaturas bajo cero en distintos puntos de la geografía estatal. Considerando el hecho de que se trata de fenómenos naturales y que afectan a prácticamente todo el país, la noticia ha causado poco impacto en la población y pareciera que bastase con abrigarse bien, esperar que pasen los fenómenos climáticos y asunto arreglado.
Pero tales circunstancias, como siempre, lastiman más a los que menos tienen, pues quien percibe un salario mínimo está impedido de adquirir ropa abrigadora para soportar el frío y si a eso le sumamos la calidad de la vivienda donde por todos lados se cuela el aire helado, la situación se hace verdaderamente tortuosa. Esa es la condición de miles de zacatecanos, pues de acuerdo al último censo del INEGI alrededor de 139,457 hogares están construidos de materiales provisionales (adobe, madera o similares) y 12,815 de ellos tienen piso de tierra; si consideramos que en promedio en cada casa habitan 4 integrantes (INEGI), estaríamos hablando que poco más de ¡medio millón de ciudadanos! sufren y padecen las condiciones climáticas en condiciones de vulnerabilidad absoluta, sin exagerar podemos afirmar que en muchos de esos hogares el frío es tan intenso como si estuvieran a la intemperie.
Pues bien, tal circunstancia demanda eficiencia y responsabilidad en el ejercicio de la función pública, para que los programas de vivienda incidan efectivamente en la mejora de las casas en los pueblos y colonias. Pero a pesar de esta cruda realidad, una vez más aparece la ineficacia, la insensibilidad o por decir lo menos, la negligencia de funcionarios de distintos niveles ante tal problemática.
Muestra de ello es lo que padecemos los antorchistas, pues a principios de año y como producto de la intensa gestión ante las instancias federales se asignaron 500 acciones de mejoramiento a la vivienda, que deberían ejecutarse a través de la Secretaria de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu).
Desde los primeros pasos los peticionarios enfrentaron un auténtico calvario, pues no se había nombrado Delegado en la dependencia y quién fungía como encargado de despacho manifestó total desconocimiento del funcionamiento del programa de vivienda y los recursos asignados, una vez que establecimos contacto con oficinas centrales a efecto de informarles sobre la disponibilidad de los recursos, nos dijeron que carecían de personal para realizar la captura de los expedientes, por lo que nos dimos a la tarea de realizar de manera directa la recopilación de datos, con la intención de acelerar el proceso y completar los requisitos de la dependencia.
Pero nada de eso sirvió, pues entre las oficinas centrales del Fondo Nacional de Habitaciones Populares y la Sedatu Zacatecas, la tramitología se detenía una y otra vez y el proceso para hacer efectivas las acciones de vivienda se postergaba reiteradamente. No quedó otro camino que salir a la calle a denunciar la lentitud gubernamental y exigir la materialización de los acuerdos y como respuesta a mediados de agosto, previa consulta con funcionarios nacionales, el recién nombrado Delegado Abelardo Córdova aseguró que a la brevedad se entregarían los materiales de construcción.
Los días pasaron, múltiples excusas se esgrimieron para cumplir lo que incluso a mediados de noviembre firmó Jorge Carlos Ramírez Marín, titular de la Sedatu. El 2013 ha concluido y todavía al igual que en otros estados del país los solicitantes están añorando mejorar su casas, sobre todo en estos tiempos de contingencias climáticas que causan tantos estragos. En los últimos días del año se estableció el compromiso de ¡por fin! iniciar con la entrega de materiales en los primeros días de este mes, ojalá en esta ocasión los funcionarios honren su palabra y se traduzca en beneficio para la gente, pues resulta paradójico tantas lamentaciones ante las afectaciones climáticas y una gran lentitud en la operación de los programas sociales, como el de vivienda.
Además, los datos arriba mencionados demuestran la urgencia de políticas públicas más eficaces, que eleven auténticamente la calidad de vida de la gente, la política de vivienda debe ir a fondo a modificar la faz de pueblos y colonias, basta de acudir al pueblo sólo en momentos de contingencia para sacarse la foto, se necesita que las acciones gubernamentales verdaderamente beneficien a los que menos tienen y que la mejora sea sostenida y no un hecho aislado, de lo contario los vergonzosos índices oficiales no se modificarán y sobre todo el pueblo seguirá depauperándose y tal condición más temprano que tarde reventará la liga, de eso no hay duda.
