Frida… Esperanza o talk show
RAÚL MANDUJANO SERRANO
El amanuense cavila. Son millaradas, miles de manos, de todas las edades. Semblantes apesadumbrados, rostros con tapabocas, algunos con guantes, otros a “mano limpia”, cadenas humanas, horas perennes. A incandescente sol, ante inclemente lluvia. En plena noche, con limitada luz. Con gorros, con cascos, sin maquillaje, transpirando cansancio, desaliento y esperanza. Solidarios, valientes, comen poco y beben agua limitadamente. No descansan, duermen escasamente. Sostienen palas, picos, mazos, martillos, clavos y escaleras. Son cientos de puños cerrados pidiendo silencio, son cientos de voces exclamando ayuda. Son uniformes y chalecos, son voluntarios de la ciudad, del país, del mundo, de la vida. Son los héroes de la tragedia del 19 de septiembre… de 2017.
La mirada del periodista regresa 32 años atrás. Todo se movía, nadie sabía nada. Los rumores poco a poco invadían con temor a miles de familias del país. El DF cayó y había miles de muertos, miles. No había noticias, no había comunicaciones. Jacobo filtró una dramática narración. La mañana del jueves 19 de septiembre de 1985 la Ciudad de México quedó aturdida. Fue un golpe seco, devastador. Un terremoto de 8.1 grados, a las 07:19 de la mañana. En tan sólo dos minutos, ese gran sismo derrumbó 400 edificios y dejó a otro millar listos para ser demolidos. Las cifras preliminares y oficiales refirieron alrededor de 6 mil muertos, las no oficiales hablaban de 20 mil.
Hoy la mirada del opinólogo está en Oaxaca, Chiapas y Tabasco, y ahora, por las coincidencias, en la ciudad de México. Tal parece que la Tierra tiene memoria. El mismo día, a las 13:14 horas. 2 horas antes un simulacro, 2 horas después trepidaron edificios, casas, escuelas, hospitales, iglesias. Ocurrió lo mismo en Morelos, Puebla, Estado de México y Veracruz. El terremoto de este 19 de septiembre renació la memoria de la tragedia. Las crisis nerviosas, la ansiedad porque no funcionaban celulares en las primeras horas, el abrazo que no se pudo dar a los hijos, hermanos, parejas, amigos. A diferencia de hace 32 años, hoy la televisión y la radio son la principal fuente informativa, y las redes sociales son fundamentales, aunque algunos las aprovechan para desinformar.
Uno de los sobrevivientes del 85, el catedrático José Carlos Serrano Vargas escribió el 31 de 2010: “No le deseo a nadie pasar por lo que vivimos los que perdimos familiares en el terremoto de 1985. Es horrible tener que quitar escombros para buscar lo que más se ama. Lo cómodo y sencillo sería borrar los clavos punzantes de la memoria. Pero no es posible, porque cada uno somos la suma de nuestros recuerdos. No nos pueden tomar de nuevo desprevenidos, las nuevas generaciones deben saber qué hacer… No podemos seguir como si nada hubiera pasado, porque pasó, sino ¿por qué mi padre nunca regresó a casa?”…
Lo más valioso es sin duda la solidaridad de miles de voluntarios. Hoy quizá Frida Sofía sea sólo la imaginación de la esperanza de muchos, quizá nunca existió, quizá fue el talk show de algunas televisoras, pero esa pequeña fue y es el estandarte de esos valientes que segundo a segundo quitan escombro esperando hallar vida… México no ha caído…
Colofón.- Luces del terremoto
Mientras degusta de un plato de plato de pozole blanco estilo guerrero, con trociscos de chicharrón, aguacate y chile piquín, con su yema cocida en el caldo caliente y una copita de mezcal, acompañado de tostadas de maíz y una agua de durazno, el hacedor de los fastidios editoriales responde a la pregunta de uno de sus asiduos lectores que le pide aclare si las luces durante el terremoto eran ovnis. No, refiere el escribano, lo que produce esas luces se denomina por la ciencia como triboluminiscencia y a las luces se las conoce como EQL (“luces de terremoto” por sus siglas en inglés). Se han registrado antes, durante y después de los sismos.
De hecho, en el año 373 A.C., en la Grecia antigua, se les describió como “inmensas columnas de fuego”. Como sucedieron antes del sismo, los griegos pensaron que había predicho el terremoto que destruyó las ciudades de Hélice y de Bura, pero ¿Qué las provoca? No existe una clara explicación a tal fenómeno pero casi siempre se asocia con la carga de energía que se libera durante el terremoto. El físico mineralogista, Friedmann Freund, descubrió que las rocas son buenas conductoras de electricidad debido a que sus minerales están llenos de imperfecciones, átomos de oxigeno en estados imperfectamente ionizados que forman los llamados hoyos-p. Éstos llevan una carga similar a la de un electrón.
Durante un terremoto, se puede liberar en la corteza una nube de estos hoyos-p que asciende a través de las rocas y se manifiesta como plasma, cuyos efectos incluyen las luces de terremoto, emisiones infrarrojas, ruido de ondas de radio, etcétera… Así que tranquilos, aún falta mucho para el fin del mundo.
Susurros.- Reconstruir la tragedia con dinero de partidos
Susurran que mientras el país debate cómo reconstruir al país y devolverle a las víctimas de los sismos tranquilidad (la que se pueda), los partidos políticos reafirmaron disponer de un presupuesto de 6 mil 789 millones de pesos para el 2018. La sociedad reclama de ellos al menos el 20 por ciento de esas prerrogativas, es decir, poco más de mil 357.80 millones de pesos. Seguramente no les afectaría, aunque… a sus bolsillos sí. Dicen que no pueden porque legalmente esos recursos estarían etiquetados… Desetiquétenlos. México los necesita…
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