Frente cívico zacatecano

JAIME ENRÍQUEZ FÉLIX

Participábamos por primera vez en una contienda electoral estatal, que conjuntaba la elección a gobernador, a presidentes municipales y a diputados locales. El IFE no existía como un organismo federal. Habría que recordar que la elección de Cuauhtémoc Cárdenas contra Carlos Salinas fue regulada por Manuel Bartlett, Secretario de Gobernación por aquellos días, y “se le cayó el sistema”.

En Zacatecas la figura era igual: el IEEZ no existía tampoco, y era el Secretario General de Gobierno quien despachaba los votos: “pa’ ti, pa’ mi, pa’ mi y pa’ mi”.  Tuve el honor de ser el primer candidato a gobernador del PRD por Zacatecas.  La referencia seis años antes, había sido menor a los 7 mil votos.

Mi contrincante fue Arturo Romo Gutiérrez, un dirigente de las grandes ligas cetemistas: decían que era “el hijo que nunca tuvo don Fidel Velázquez”  y a Zacatecas arribó como un gigante, y poco a poco lo fuimos jibarizando.

La contienda electoral fue difícil para todos: el PRI contrajo su votación al 50 por ciento de los sufragios obtenidos por el carismático Genaro Borrego: yo logré más de 10 veces la votación del candidato de 6 años antes, quedando como segunda fuerza electoral y dejando en el tercer puesto al Partido Acción Nacional.

No sabíamos contar los votos. No había recursos públicos. Los narcos existían pero eran más discretos que el cura de la esquina, de forma tal que nuestra campaña fue de saliva fundamentalmente, y la cooperación –sobre todo de la gente más pobre, de los paisanos del DF y de los Estados Unidos- resultó fundamental. De los dineros de los ricos no recuerdo un solo peso. No se apersonaron en la campaña perredista.  No teníamos –desde luego- espacios en los periódicos, en la radio o en la televisión, igual que ahora pasa con la señora Leticia Soto: nos están regresando electoralmente a veinte años atrás.

Pero no importa. Así vamos a derrotar a la tiranía de los partidos, y a la incapacidad de los gobiernos municipales y estatales ante un pueblo que ha ido fermentando sus demandas cívicas, sus añoranzas y deseos de gobiernos democráticos que los partidos se han negado a entregarle.

Hoy vemos diputados, senadores, presidentes y gobernadores ricos, y a un pueblo, en contrapartida, cada vez más miserable, con un nuevo ingrediente: balazos, que no nos dan tranquilidad para vivir, ni a nosotros ni a nuestras familias.  El cobro de cuota de “los malos” sobre nuestros negocios, o el robo de nuestras propiedades resulta inadmisible, como también lo son los secuestros que se suceden a diario. Ya no sólo faltan en Zacatecas la democracia, sino la seguridad, la honradez y estorban la deshonestidad y la corrupción.

En aquellos tiempos estimamos haber ganado 17 municipios, que nos robaron. Estamos ciertos de haber triunfado en una diputación, que nos fue arrebatada con la constancia en las manos. El instrumento para el despojo fue José Narro en contubernio con Raúl Salinas de Gortari.

Pero no nos robaron los sueños de construir un Zacatecas democrático.  Seguimos luchando: ganamos la siguiente gobernatura, con un priísta que nunca dejó de serlo, Ricardo Monreal; volvimos a ganar con Amalia García quien siendo comunista y formada por las fuerzas democráticas, gobernó con priístas y así le fue. Su hijo político, Miguel Alonso, al que tanto encumbró, luchó más fuertemente para meterla a la cárcel, de lo que lo hizo para ganar la gubernatura.  Finalmente, el rencor y el odio fueron derrotados y la ex gobernadora despacha en la Cámara de Diputados.

Después de una maniobra electoral interna, también el PRD hizo fraude y robó la elección para presidente del partido a José Guerrero. Se había acordado con el gobierno por parte del entonces presidente perredista Luís Contreras Serrano, y de Jorge Hiriart, para derrotarnos y no ser la piedra en el zapato de Arturo Romo Gutiérrez en la titularidad del Ejecutivo.  Según opinión de los ex compañeros perredistas, nunca han dejado de estar en la nómina gubernamental estos ex presidentes del Sol Azteca.

Sin abandonar el PRD, fundamos en 1993, el Frente Cívico Zacatecano como un instrumento de lucha paralelo al Partido de la Revolución Democrática, evitando que los acuerdos de la burocracia partidaria nos obligaran a acatar disposiciones que no correspondían a la línea de Cuauhtémoc Cárdenas.

Hoy, cuando la ciudadanía ha logrado girar la democracia a través de ellos mismos y olvidando a los partidos políticos vemos la oportunidad de oro de participar en candidaturas, no podemos desaprovechar este momento de hacer oír la voz popular.  Un instrumento válido es el FRENTE CÍVICO ZACATECANO, cuyo lema es “LOS CIUDADANOS AL PODER” para contender por diputados y alcaldes.  Seguros estamos de la victoria: los partidos se han podrido por tanta corrupción y componendas con los gobiernos en turno.  El nepotismo los ha asfixiado y hoy tendremos que reanimar la democracia en nuestro país, comenzando con Zacatecas, a través de la participación ciudadana.

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