Estudian en Zacatecas, causas de resistencia a la insulina
Zacatecas, Zac.- Identificar y prevenir la resistencia a la insulina en la etapa puberal, así como su adecuado diagnóstico, es uno de los objetivos de estudio del Cuerpo Académico de Medicina y Epidemiología Molecular de la Universidad Autónoma de Zacatecas (CA-UAZ-207), proyecto de investigación que lo hizo acreedor al Premio Pfizer 2017.
Este cuerpo académico de la Unidad Académica de Medicina Humana y Ciencias de la Salud (UAMHyCS) y de la Unidad Académica de Ciencias Químicas (UACQ), ambas de la UAZ, es liderado por la doctora Margarita de la Luz Martínez Fierro; lo integran también los doctores Idalia Garza Veloz, José Isaías Badillo Almaraz, Virginia Flores Morales, y colaboran Edith Cárdenas Vargas, Miguel Ángel Cid Báez, Gloria Patricia Hernández Delgadillo, Fabiola Trejo Vázquez y la maestra Yolanda Ortiz Castro, todos docentes investigadores en la UAZ, quienes trabajan en este proyecto de investigación desde mayo de 2014, en coordinación con la Secretaría de Educación Pública (SEP) de Zacatecas y estudiantes de la licenciatura en medicina general y posgrado de la UAZ.
En entrevista con la Agencia Informativa Conacyt, la doctora Edith Cárdenas Vargas informó que la resistencia a la insulina es una alteración fácil de detectar, potencialmente reversible y, en la actualidad, es causa de patologías tales como la diabetes, el síndrome de ovario poliquístico, el síndrome metabólico y algunos tipos de cáncer, entre otros.
Hormonas y pubertad
Expuso que el equipo seleccionó la pubertad como objeto de estudio, debido a que durante esta etapa existe resistencia fisiológica a la insulina, ya que hormonas como las sexuales, del crecimiento y el cortisol son contrarreguladoras de la insulina e intervienen en su funcionamiento, es por ello que durante la etapa puberal muchos adolescentes debutan con diabetes mellitus tipo 2.
“Inicialmente, el trabajo iba encaminado únicamente a demostrar la presencia de resistencia a la insulina en población púber zacatecana, con la finalidad de realizar esquemas de prevención. Sin embargo, durante el trayecto del estudio, observamos algunas otras alteraciones que también consideramos abordar como objeto de estudio. De manera general, la valoración de la madurez sexual se realiza mediante una escala denominada Tanner que va del I al V y se establece a través de características del desarrollo físico de los niños y adolescentes”.
Explicó que una de las alteraciones que el equipo encontró en la investigación es que en el estadio IV de Tanner, se presentó en la resistencia a la insulina un patrón muy distinto a lo reportado en algunos otros artículos y que este hecho va encaminado, aparentemente, a algún factor relacionado con la pubertad.
“Observamos un retraso en la maduración sexual de los adolescentes obesos —de hasta dos años—, mientras que en los pacientes con un índice de masa corporal normal, vemos el comportamiento esperado y descrito en los artículos. Este hallazgo es nuevo, no está reportado, pero es preocupante porque aborda una alteración fisiológica que no se esperaba que existiera”.
Diabetes en edad pediátrica
La endocrinóloga pediatra indicó que es necesario implementar estrategias adecuadas para prevenir la obesidad y para diagnosticar la resistencia a la insulina. En el estudio, el equipo de investigadores observó que niños de primaria y secundaria ya cursan con valores de resistencia a la insulina alterados, hallazgo importante a nivel de prevención, ya que bajo un tratamiento adecuado con vigilancia estrecha, tanto la obesidad como la resistencia a la insulina se revierten.
“Por otro lado, se está observando un incremento importante en los casos de diabetes en edad pediátrica, y tan solo en el Hospital General Zacatecas ‘Luz González Cosío’, son más de 100 pacientes en la clínica de diabetes infantil, dirigida por su servidora, alrededor de seis por ciento se trata de diabetes mellitus tipo 2, enfermedad que antes solo se observaba en adultos”, expuso.
La doctora Margarita de la Luz Martínez, miembro nivel II del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), dijo que estos hallazgos se obtuvieron en la primera etapa de investigación, mediante un estudio piloto cuyos resultados serán presentados en el Congreso Nacional de Endocrinología Pediátrica. Además con la intención de gestionar recursos para ampliar el número de pacientes, el protocolo fue sometido a otras convocatorias como la del Instituto Científico Pfizer, de donde recientemente ganaron el primer lugar.
El equipo también trabaja en diversos artículos científicos que reportan la parte epidemiológica y los predictores de resistencia a la insulina derivados de este proyecto.
“Los datos que hemos obtenido son recientes, incluyen de 2014 hasta la fecha, por lo que estamos trabajando en los manuscritos para publicar en revistas indizadas los resultados obtenidos que incluyen variables epidemiológicas, características clínicas, niveles de insulina y de glucosa, índice de masa corporal (IMC) y otros datos que sustentan estos hallazgos. Como empezamos a ver comportamientos no reportados en la literatura, lo que hicimos fue derivar en varias vertientes la investigación para encontrar las respuestas a lo que está sucediendo”.
En busca de bases moleculares
La doctora en ciencias con orientación en biología molecular e ingeniería genética expuso que actualmente el equipo trabaja en la búsqueda de bases moleculares —proteínas o genes involucrados en el efecto observado—, que puedan ser útiles para identificar qué mecanismos están involucrados y poder proponer alternativas de solución.
El equipo trabaja con biomarcadores llamados adipocitocinas, que son proteínas producidas por el tejido adiposo que participan en la regulación de la resistencia a la insulina y la inflamación y que pudieran dar respuestas a nivel molecular de la conexión entre la obesidad con la resistencia a la insulina y la pubertad.
La doctora Edith Cárdenas destacó que el procedimiento para identificar la resistencia a la insulina es muy sencillo, el problema es que para ello se necesita el reactivo de la insulina basal, además de la glucosa en ayuno, pero no se cuenta con la primera en ninguna institución de salud del estado. “Es una prueba muy económica y detectable con una sola muestra sanguínea. Con la detección de la resistencia a la insulina podríamos prevenir muchos problemas de salud como los ya mencionados”.
Obesidad y diabetes
La doctora en ciencias con orientación en biología molecular e ingeniería genética expuso que actualmente el equipo trabaja en la búsqueda de bases moleculares —proteínas o genes involucrados en el efecto observado—, que puedan ser útiles para identificar qué mecanismos están involucrados y poder proponer alternativas de solución.
El equipo trabaja con biomarcadores llamados adipocitocinas, que son proteínas producidas por el tejido adiposo que participan en la regulación de la resistencia a la insulina y la inflamación y que pudieran dar respuestas a nivel molecular de la conexión entre la obesidad con la resistencia a la insulina y la pubertad.
La doctora Edith Cárdenas destacó que el procedimiento para identificar la resistencia a la insulina es muy sencillo, el problema es que para ello se necesita el reactivo de la insulina basal, además de la glucosa en ayuno, pero no se cuenta con la primera en ninguna institución de salud del estado. “Es una prueba muy económica y detectable con una sola muestra sanguínea. Con la detección de la resistencia a la insulina podríamos prevenir muchos problemas de salud como los ya mencionados”.
La doctora Margarita de la Luz Martínez mencionó que en la sociedad es común relacionar la obesidad con la diabetes; sin embargo, es necesario incorporar la resistencia a la insulina como otra de las principales afecciones relacionadas con la obesidad.
“Considero que anteriormente estábamos acostumbrados como sociedad a relacionar casos de diabetes con la población adulta, cuando hoy sabemos que es una enfermedad más frecuente en población cada vez más joven, incluidos púberes y niños. Un método fácil para la detección de la resistencia a la insulina es el índice de HOMA-IR que se deriva de los valores de glucosa basal e insulina; sin embargo, en la literatura mexicana no hay rangos establecidos para la población púber que indiquen a partir de qué valor se considera la existencia de resistencia a la insulina con consecuencias adversas para la salud, por lo que es importante establecer estos puntos de corte para diagnosticar efectivamente esta condición desde la pubertad y prevenir su progresión a prediabetes o diabetes”.
Indicó que la etapa siguiente de este proyecto consiste en establecer estos valores del HOMA-IR en la etapa puberal, para que existan a nivel nacional y con ello saber si un paciente es resistente o no a la insulina. Informó que actualmente los rangos registrados son establecidos en función de la edad y no por etapa puberal, que es lo más importante, debido a su variabilidad entre edades, etnia y otras condiciones fisiológicas. Los pocos reportes que existen en donde se toma en cuenta el desarrollo puberal incluyen muestras pequeñas y no son en población mexicana.
“Lo siguiente, que ya también tenemos avanzado en un 50 por ciento, es cuantificar estos biomarcadores. Los avances han sido medidos en una población pequeña, ya que lo hemos hecho con recursos propios. Con el apoyo que recibimos recientemente, podremos incrementar la población de estudio y decidir cuáles son los marcadores más óptimos. Uno de los resultados deseables es tener un algoritmo matemático —fórmula— que nos ayude a predecir el riesgo de que alguien con resistencia a la insulina pueda desarrollar una prediabetes o debutar con una diabetes mellitus tipo 2, esto pensado en consolidar estrategias de control o prevención”, finalizó.
LNY/Redacción