Entre cierres y denuncias
JUAN GÓMEZ *
El proceso electoral 2013 está agonizando en medio de cierres y de acusaciones de tráfico de cemento, despensas y dinero que corre desde hoteles hasta comunidades y centros urbanos, en donde los partidos políticos se disputan el voto y las preferencias electorales.
La oposición conformada por Acción Nacional y el Partido de la Revolución Democrática enderezó esta semana las baterías en contra del aparato priista, al que acusa y responsabiliza del tráfico de miles de toneladas de cemento y despensas para la presunta compra del voto.
En tanto el Revolucionario Institucional contraataca con una estrategia de debilitamiento en el ánimo de la oposición electoral, al cooptar las voluntades de candidatos y diputados suplentes, quienes presentados en conferencias de prensa deciden traicionar a los partidos que les dieron plataforma y posiciones para oportunistamente “colgarse” de las campañas del tricolor.
Es la lucha cuerpo a cuerpo, entre un solitario Partido Revolucionario Institucional y una oposición atrincherada en una alianza (PAN-PRD) pero también, el Verde Ecologista de México mete el ruido suficiente para diezmar al tricolor en la capital del estado.
El PRI mostró también desde el principio un arma que le fue muy efectiva en la elección del 2013 y que constituye la utilización de encuestas, en las que se muestra una amplia ventaja de sus candidatos que buscan dos objetivos claros: bajar el ánimo de sus opositores y estimular el voto ciudadano a favor de sus aspirantes.
Además el tricolor apretó el acelerador en dos municipios que son clave en el predominio territorial electoral, Zacatecas y Guadalupe, porque en el primero inició tardíamente un contraataque al Partido Verde Ecologista de México; mientras que en el segundo la campaña negra contra Rafael Flores Mendoza fue la elocuencia del avance de la coalición PAN-PRD en ese municipio.
Es por ello que el Revolucionario Institucional hace acopio en estos momentos de toda su estructura, tanto la que está operando palmo a palmo en la estructura urbana, como la del sector público, a fin de garantizar el triunfo y la supremacía en el congreso y municipios.
Ante los embates del priismo, la oposición de izquierda y derecha echó andar su operativo llamado “Cazamapaches”, mediante el cual ha logrado la detención de trailers cargados de despensas y cemento, así como la ubicación de bodegas con materiales de construcción destinadas presuntamente a la compra del voto zacatecano.
El escándalo suscitado en el Hotel Don Miguel en el que presuntamente se estaría repartiendo dinero en efectivo a las estructuras partidistas, pone en evidencia las estratagemas predominantes en un sistema democrático que acusa viejos vicios premodernos del sistema de partidos en nuestro estado.
Mientras estas disputas se dan en un escenario en el que participan PRI, PAN, PRD y PVEM, en el otro lado del encordado observan divididos y diezmados el PT, Nueva Alianza y Movimiento Ciudadano, quienes a excepción de Fresnillo con Saúl Monreal, no han podido mostrar avance en algunos otros municipios.
Son los últimos días de una elección en la que se juega no solo la renovación del congreso del estado o bien, el cambio en los 58 municipios de la entidad, sino una sucesión adelantada que empezó en el pasado proceso electoral federal, cuando de la Secretaría de Finanzas salió un Alejandro Tello para convertirse en Senador de la República.
Desde entonces la sucesión gubernamental está en boca de los zacatecanos y en la estrategia de quienes pretenden ser postulados en el 2016 para dirigir el destino del estado, sumergido en este momento en la disputa por el poder local.
El gobernador Miguel Alonso Reyes está en su prueba de fuego a la mitad de su sexenio para conducir con seguridad no solo la sucesión gubernamental, sino lo más importante: el desarrollo de Zacatecas.
Los zacatecanos depositarán el próximo domingo 7 de julio su decisión en las urnas, en las que pondrán también su castigo o confianza, a un partido que luego de 12 años regresó al poder Ejecutivo estatal de la mano de un gobernante que mayoritariamente militó en el Partido de la Revolución Democrática, en donde hizo toda su carrera política.
La decisión, insisto, está en la reflexión y la decisión de los zacatecanos.
Al tiempo.