Endurecimiento político
JUAN GÓMEZ
La aprobación de la Ley de Educación para el estado de Zacatecas marca el endurecimiento del escenario político estatal entre las fuerzas partidistas de izquierda y el gobierno del estado, lo que anticipa una fuerte efervescencia e inestabilidad en el estado.
De acuerdo a los últimos acontecimientos generados en la política estatal el gobierno de Miguel Alonso pulsó la capacidad de movilización de la izquierda zacatecana, y decidió avanzar unitariamente con sus aliados en el congreso del estado y con los partidos políticos con los que se ha fraguado la negociación en el futuro inmediato.
La desairada movilización que protagonizó el Movimiento Democrático del Magisterio Zacatecano (MDMZ) el jueves pasado, marcó la pauta para convocar a una sesión extraordinaria el viernes pasado por la noche, para aprobar la Ley de Educación Estatal, y dejar fuera la participación de las expresiones progresistas de la entidad.
Desde Japón, en donde realizó una gira de promoción de inversiones para Zacatecas el gobernador Miguel Alonso estuvo informado sobre los acontecimientos que tensaron a la política doméstica, como la prolongación de la huelga en la Máxima Casa de Estudios de la entidad que culminó después de dos semanas, y la marcha en contra de la Ley de Educación estatal.
Finalmente el mandatario estatal decidió sacar adelante la aprobación de la mencionada Ley con el apoyo de su fracción parlamentaria en la 61 legislatura y sus aliados, el Partido Acción Nacional, el Verde Ecologista, Movimiento Ciudadano y dos diputados perredistas, Gilberto Zamora y Rafael Flores Mendoza.
De esta manera quedó definida la alianza gubernamental y el distanciamiento con el Partido del Trabajo y Movimiento Ciudadano en el congreso zacatecano, así como con los diputados perredistas Iván de Santiago, Eugenia flores y Juan Carlos Regis Adame.
En adelante la falta de acuerdos con la dirigencia estatal perredista y petista principalmente, podría generar en lo inmediato la radicalización de las posturas de las fracciones excluidas en el congreso, pero también arreciarán las críticas de los opositores en contra de las políticas gubernamentales.
El Ejecutivo del estado decidió ir con sus aliados en el congreso para sacar adelante las reformas estructurales, lo que le permitirá reivindicarse en la estrategia del Presidente Enrique Peña Nieto y aprovechar la coyuntura para obtener recursos adicionales de la federación, en momentos en los que la economía estatal se encuentra estancada al inicio del primer bimestre del año.
En cambio el panorama para la oposición es desalentador puesto que el Partido de la Revolución Democrática atraviesa por una fuerte división interna, puesto que su fracción parlamentaria se encuentra claramente dividida por la proclividad de dos legisladores que buscan la negociación con el Ejecutivo y el resto están anclados en una oposición que cada vez asumen posturas radicales.
Si bien es cierto el Partido Revolucionario Institucional (PRI) es mayoría en la 61 legislatura y la alianza con el PAN, PVEM, Panal, así como la división de la fracción parlamentaria perredista, le permitirían sacar la agenda legislativa oficial, es importante estimar el desgaste que se generará por la falta de consensos con el resto de las expresiones opositoras.
En este contexto es importante considerar que la actual legislatura tiene pendiente la designación del alcalde interino de Sombrerete, lo que podría ser otro revés para la dirigencia estatal perredista a cargo de Gerardo Espinoza Solis, a causa de la confrontación que aflora con el Ejecutivo del estado.
Mientras tanto la disidencia magisterial y algunas organizaciones sociales anuncian una movilización social el próximo martes 11 del presente mes, con lo que se iniciarán seguramente una serie de acciones en contra del gobierno en turno, debido al rompimiento político que prevalece.
Pareciera que el gobernador Miguel Alonso ha decidido endurecer la postura con las expresiones opositoras del PRD, PT y Movimiento Ciudadano en lo que resta de su administración, pero quizá no ha tomado en cuenta el desgaste a su imagen que se generará a causa de esta estrategia que hasta el momento le ha dado resultado a corto plazo, pero el camino para el término del sexenio aún es largo políticamente hablando, aunque en el contexto de la temporalidad es corto, solo restan dos años y medio.
Al tiempo.