En Zacatecas decrece el consumo de pan de muerto, advierte experta

pan de muertoZacatecas, Zac.- El consumo de pan de muerto ha decaído en los últimos años en Zacatecas. Esto obedece a dos factores: Por un lado, la crisis económica ha generado que algunos ingredientes sean reemplazados por otros o excluidos por completo, propiciando una transformación en el proceso culinario y, por otra parte, a que se están adoptando nuevas prácticas culturales, señaló María Magdalena Calcanaz Gutiérrez, autora de una investigación en torno al platillo ritual.

Para realizar su estudio la especialista trabajó en cuatro municipios de Zacatecas: Genaro Codina, Pinos, Miguel Auza y Zacatecas, registrando y analizando los usos y costumbres en la elaboración del pan de muerto en dicha entidad.

“Lo preocupante no es el constante cambio de estas manifestaciones, sino el desconocimiento de las nuevas generaciones y el riesgo de la desaparición de dichas tradiciones y costumbres”, consideró.

Calcanaz Gutiérrez precisó que el estudio fue realizado “con la intención de romper con los tradicionales paradigmas que establecen que la cultura mexicana se ubica solamente en el centro y sur del país, dejando de lado a los estados del norte, como es el caso de Zacatecas”.

Destacó que es importante promover una mayor difusión, demostraciones o festivales donde se involucre a la sociedad zacatecana “con el fin de conocer y aprender otras expresiones culturales que se realizan en nuestro estado”.

“Los cuatro municipios analizados nos permitieron conocer y observar la riqueza, el valor simbólico y las múltiples concepciones que cada persona o comunidad le confieren al pan de muerto”, añadió.

En su reciente participación en el II Congreso Internacional sobre experiencias en la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial, realizado en Zacatecas y organizado por el INAH a través de la ENAH y la colaboración de Culturas Populares, del Conaculta, entre otras instituciones, Calcanaz Gutiérrez, comentó que durante su estudio se adentró en las costumbres y hábitos de los pobladores de cada municipio y lo que representa para ellos festejar y ofrendar el pan de muerto.

“Dicha manifestación se ha transmitido por generaciones y forma parte del patrimonio intangible zacatecano”, dijo. No obstante, “en la actualidad nuestra sociedad se encuentra inmersa en un mundo globalizado que ha impactado en las tradiciones mexicanas, logrando que se pierda el sentido simbólico e identitario y en contra parte adquiera un valor mercantil o capitalista”.

La especialista consideró que “no podemos sólo culpar a la globalización como la única causante de estos factores, nosotros somos los responsables de preservar y difundir las tradiciones de nuestro entorno”.

“Los mecanismos culturales que adoptamos dentro de la celebración de muertos, por una parte, obedecen a esa relación inmediata que existe entre Estados Unido y México, y por la otra, al constante dinamismo de la cultura. Nuestras raíces nos hacen diferentes del otro y nos otorgan pertenencia”.

María Magdalena Calcanaz Gutiérrez explicó que, en el municipio de Genaro Codina, ubicado al sudeste del estado de Zacatecas, los preparativos para la fabricación de pan de muerto comienzan el primero de noviembre. El pan tradicional tiene un aspecto antropomorfo que simboliza el cuerpo yaciente de un difunto y es conocido por los pobladores como muñequito o de bulto. También puede ser de una sola pieza, de forma ovalada y con brazos cruzados.

En el municipio de Pinos, la festividad empieza el 31 de octubre con las llamadas “luminarias”, que se efectúan en la comunidad de Santa Elena, y son “un ritual de preparación para recibir a los difuntos mediante pequeñas fogatas creadas con leña seca, escobillas y nopales”.

En esta comunidad, se elaboran ofrendas gastronómicas como las tradicionales gorditas de maíz para el muerto con forma humana o redonda. Pueden ser dulces o saladas y de acuerdo con la tradición oral, dicha práctica surge a consecuencia de la falta de dinero para la compra de harina de trigo.

En la capital de Zacatecas el pan es uno de los elementos representativos de los altares. “Encontramos dos tipos de panes de muertos: el de forma redonda, cuya cubierta está conformada por una especie de huesos y en el centro un cráneo, que alegóricamente hacen referencia a un esqueleto y el pan de muertito o de bulto que continúa procesándose, aunque en menor medida, por algunos panaderos zacatecanos”.

María Magdalena Calcanaz realizó su investigación con base en entrevistas y fuentes bibliográficas: “Cada una de las regiones estudiadas comparten algunas semejanzas en la elaboración de los panes, como el aspecto antropomorfo o redondo, pero también existen ciertas particularidades como la imaginación que cada panadero le imprime a su producto, los ingredientes y utensilios aprovechados”.

Para que dichas tradiciones y costumbres no desaparezcan, “es importante involucrar a la sociedad en los diversos saberes y ritos culinarios sobre la elaboración de pan de muerto, a través de festivales o exposiciones con el fin de crear vínculos de pertenencia e identidad, pues son estos elementos los que nos hacen responsables de la custodia de nuestro patrimonio”.

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