En Guadalupe, malos augurios
OSVALDO ÁVILA TIZCAREÑO
Conozco al alcalde de Guadalupe, Julio César Chávez Padilla desde hace más de 10 años, todavía recuerdo aquel primer encuentro en donde me invitaba a participar en su apoyo durante el proceso interno del PRD como aspirante por primera vez a la Presidencia Municipal. Posteriormente, ambos tuvimos la oportunidad de servir a los guadalupenses desde el cabildo en el periodo del 2010 al 2013 y durante nuestro paso por esta responsabilidad compartimos trabajos desde la Comisión de Desarrollo Social que él presidía y en la que la que yo fungía como secretario.
Recuerdo también como junto a otros compañeros regidores acudimos a la Ciudad de México en la búsqueda de recursos extraordinarios para nuestro municipio. Posteriormente volvimos a encontrarnos, él como Secretario de Gobierno Municipal y yo desde la trinchera de la gestión, más tarde participamos juntos en la campaña del 2016, él como coordinador de la campaña municipal y yo como candidato a diputado; conviene dejar asentado que nunca hubo una amistad cercana, siempre nos dispensamos un trato respetuoso y de coordinación para el trabajo desde nuestras respectivas trincheras. En el 2016, en funciones de Subsecretario de Concertación Política, en repetidas ocasiones sostuvimos diálogo a efecto de resolver problemas complejos como el caso de la gente de Rincón Guadalupano.
Abundo en los detalles a efecto de demostrar a mis posibles lectores que quienes encabezan hoy el Gobierno Municipal conocen perfectamente de la labor que hemos venido haciendo desde hace muchos años, seguro estoy que el Alcalde está enterado del desarrollo que hemos promovido en la región Casa Blanca, en donde la mayor parte de las obras de infraestructura educativa y del deporte son resultado de la gestión incansable de Antorcha, también sabe de las decenas de calles pavimentadas en la Luz, El Bordo, Ojo De Agua, Tacoaleche, Zoquite o en Tierra y Libertad. Tengo la certeza también de que está muy enterado de la gestión de las obras de infraestructura deportiva en Quinta San Nicolás, Montebello, Santa Ana, en Villa Fontana o de la construcción de la barda de la Primaria José Vasconcelos, entre muchas otras acciones que podemos acreditar en distintos puntos de la geografía municipal.
Por lo anterior, me llama la atención la respuesta que recibimos ante la solicitud de audiencia presentada el pasado 19 de los corrientes, donde a pesar que esperamos un tiempo prudente para exponer la necesidad de diálogo, sabedores de lo complejo de su responsabilidad y de los múltiples problemas que requerían “quizás” urgente atención.
Pero nada de eso surtió efecto positivo. Ni el conocimiento de años de Chávez Padilla, ni la prudencia para dar lugar a que se atendieran otras urgencias, ni la labor de gestión que hemos hecho por los guadalupenses y que nos dota de autoridad moral para solicitar atención a las necesidades de un grupo numeroso de guadalupenses organizados en nuestras filas; nada sirvió para recibir una respuesta racional y apegada a derecho ¿Qué necesidad de negar una entrevista?, ¿Creerán los asesores que esperaremos contemplativamente en nuestras casas a esperar las soluciones?, ¿Borrarán de un manotazo las obras materializadas en beneficio de miles de guadalupenses? , ¿Olvidarán nuestros detractores que han sido 45 años de Antorcha encabezando a los menesterosos? Esas y otras preguntas están hoy en su cancha.
La respuesta a una simple petición de audiencia resulta preocupante en exceso y augura un trato de menosprecio o abierta hostilidad. En el documento de marras, se nos señala que está en marcha el censo nacional efectuado por el gobierno federal electo, se nos señala que casa por casa se acudirá a conocer las necesidades de las familias, por lo tanto, se convoca a que esperen los ciudadanos guadalupenses en sus domicilios la llegada de los encuestadores para los programas que se han dado conocer a la opinión pública y que serán entregados sin “intermediarios”. Si la memoria no me falla, estos fundamentalmente tienen que ver con adultos mayores, jóvenes estudiantes o desempleados, madres solteras y discapacitados; aceptando sin conceder que tales programas lleguen al 100% de los ciudadanos, resulta del todo irrisorio que con ese argumento se niegue diálogo a un importante grupo de guadalupenses, pues se pierde de vista que esos programas podrían ayudar a paliar la pobreza, pero lo cierto es que resultarán insuficientes ante las múltiples necesidades de la población.
Pero lo verdaderamente preocupante es que con ello se olvida la obligación de ocuparse de problemas básicos como los servicios públicos o las necesidades de otros sectores de la población que también debe atender el municipio; por ello, reitero a través de este medio la solicitud de dialogo directo con el alcalde a efecto de buscar juntos alternativas de solución a los problemas de un importante sector de ciudadanos del municipio. Estamos dispuestos a perseverar en nuestro propósito, la Carta Magna nos ampara, sabemos que no se hará esperar la respuesta de quienes fanatizados por un odio irracional contra nosotros seguramente lanzarán todo tipo de acusaciones viles o absurdas a los antorchistas, sabemos también que quizá nuestra lucha dure todo el trienio, estamos dispuestos a ello pues nos asiste la razón y las demandas requeridas no constituyen ningún lujo o privilegio. Pero, además, el someternos, admitir las acusaciones sin sustento y la campaña encaminada a desbaratar la organización social constituiría una traición a quienes requieren de la lucha organizada para mejorar su calidad de vida, por ello llamo a los antorchistas guadalupenses a aprestarse a dar la batalla, bien vale la pena correr riesgos, al fin y al cabo, no hay mal que dure cien años.
Dirigente Antorchista en Zacatecas