En Guadalupe ¿Lapsus, malos consejeros o el verdadero rostro?
OSVALDO ÁVILA TISCAREÑO
Fiel a sus principios de promover el bienestar y el desarrollo de los pueblos en la lucha frontal contra la pobreza, el antorchismo ha impulsado importantes gestiones en beneficio de los guadalupenses, pues en los últimos tres años cerca de 90 millones para obras de infraestructura carretera, pavimentaciones, acciones de vivienda y unidades deportivas dan cuenta de lo anterior, el desarrollo de regiones enteras como la zona Casablanca, por ejemplo, no podrían explicarse, sin la ardua labor de nuestro movimiento.
Las unidades deportivas de El Bordo, Lomas de Guadalupe, La Luz y Ojo de Agua; la pavimentación de calles en las comunidades anteriormente mencionadas y en Tacoaleche, Zóquite, Santa Mónica, colonia Osiris, Los Rancheros, San Ignacio, Tierra y libertad, Colosio, San Jerónimo; así como la construcción de los caminos rurales de Tacoaleche – La Cocinera, Tacoaleche- La Era, El Bordo- La Cocinera, San Isidro Bocanegra y la próxima rehabilitación de otros importantes tramos dan cuenta de la veracidad de lo anterior.
Dichas obras son resultado de la coincidencia con los gobiernos municipales, y sobre todo, de la eficaz gestión de los diputados antorchistas, quienes a pesar de no ser originarios de nuestro estado, desde sus curules han sido firmes promotores del bienestar de los zacatecanos y su labor se ha traducido en acciones que benefician no sólo a los militantes de nuestro movimiento sino a la población en general que hace uso de las obras mencionadas.
Al inicio de la actual administración municipal, que encabeza el Lic. Roberto Luévano Ruiz, supusimos que el progreso se multiplicaría no sólo porque fuimos partícipes de la campaña que lo llevó al poder, sino porque, además, quien hoy funge como Alcalde, declaró que seríamos aliados y que juntos seguiríamos impulsando el bienestar de los guadalupenses.
Pero, reza el refrán popular “Del plato a la boca se cae la sopa”y rápidamente los antorchistas pudimos comprobar la veracidad de la sabiduría popular.
Desde el primer momento constituyó un verdadero calvario el poder acordar la atención de acciones de carácter social como: becas, mejoramiento a la vivienda, cursos de empleo temporal, despensas, entre otras peticiones que solicitamos a la autoridad municipal, y una vez que pactamos los compromisos mínimos, se pospusieron los plazos y se enredó la tramitología incansablemente. En materia de obras no pudimos pactar absolutamente nada, pues el método para cuantificar las solicitudes no podía precisarse, no hubo nada, ni un tramo de drenaje, ni un poste de luz se hicieron posibles, todo el 2014 corrió entre visitas a las comunidades y “levantamientos topográficos” para dimensionar las mismas. Al final algo se pudo acordar y aunque a destiempo, se resolvieron algunas peticiones mínimas, pero en materia de obra pública nada, sólo lo que gestionamos en la federación.
Desde los primeros días del 2015, entregamos de manera formal y por escrito, un modesto pliego petitorio en el que se incluían acciones de carácter social y obras básicas; además se realizaron diversos eventos de entrega de apoyos, en los que invitamos al titular del ejecutivo municipal para que testificara sobre lo otorgado por los regidores antorchistas. La respuesta en los eventos públicos ante centenas de guadalupenses, fue la misma, somos aliados, tenemos el mismo propósito, seguiremos caminando juntos por el progreso del municipio.
Pero la realidad no se corresponde con el discurso, y se ha negado una y otra vez, por parte del presidente municipal, la solución de las demandas, argumentando que se trata de actos a título personal, es decir, se nos discrimina, pues diversos funcionarios municipales levantan censos para entregar apoyos de distinto tipo y cuando algún antorchista acude a solicitar que se le incorpore se le informa que se cerró la lista o que no pueden anotarlo por su militancia en nuestro movimiento, incluso, se han entregado apoyos significativos como cuartos completos y ni por accidente hay un beneficiario antorchista.
Cabe mencionar que cuando acudimos a solicitar respuesta a nuestro pliego, el Secretario de Gobierno Julio César Chávez se comprometió a que nos recibiría el Alcalde, sin embargo, al llegar a la cita, se nos informó que no se encontraba en la presidencia, pues había salido a entregar apoyos a la población y en su lugar, nos atendió un funcionario que además de acusarnos de “ambiciosos” por solicitar acciones de carácter básico, no ofreció ninguna respuesta concreta a las solicitudes.
Algo está pasando en Guadalupe, no me queda claro si estamos ante un lapsus momentáneo o si alguien le ha aconsejado al presidente que no nos resuelva y que de plano ni siquiera nos dé la cara, o en el peor de los casos, estamos ante la verdadera cara de Roberto Luévano, que en el discurso dice marchar de nuestro lado y habla de coincidencias, pero en la práctica, nos niega atención a través de su personal y aplica una política discriminatoria.
Cualquiera que sea la causa resulta del todo inaceptable, pues ya me refería en las primeras líneas a la labor de gestión del antorchismo en beneficio del municipio y lo mínimo que esperamos es corresponsabilidad, por ello no queda otro camino que salir a las calles a denunciar esta situación y solicitar diálogo serio y resolutivo. La primera marcha en la actual administración la efectuaremos el próximo viernes 27 de marzo, ojalá haya un viraje en la política asumida, pero de no ser así, las protestas se incrementarán en número y frecuencia hasta recibir el trato que merecemos, de ninguna manera pedimos una situación preferencial, pero sí que se reconozca nuestra labor y en virtud de ello, que se atiendan razonablemente nuestras peticiones, la pelota está en la cancha de las autoridades municipales y el rumbo que tome esta problemática dependerá de ellos. Que conste.