Elecciones y la nueva re/distribución del poder

manuel ibarra santosMANUEL IBARRA SANTOS *

Las elecciones del domingo pasado en 14 entidades de la República –entre ellas Zacatecas- condujeron inevitablemente a la recomposición gradual de las fuerzas y a la consecuente redistribución del poder, al interior del sistema político mexicano, en donde ha aparecido un nuevo punto de equilibrio, encarnado en un renovado presidencialismo de control trans/partidario, encabezado por Enrique Peña Nieto y avalado por la legitimación que otorga la firma del Pacto México.

No obstante dicha circunstancia, los comicios no solventaron  la profunda crisis de representación que padece, desde hace tiempo, el modelo electoral en México y que, al contrario, la profundizó con los evidentes altos niveles de abstencionismo que se registraron, como una manifestación de inconformidad y protesta ciudadana ante las inadecuadas prácticas del ejercicio del poder público en el país, pero igualmente, como una revelación de la pobre educación democrática que aún prevalece.

Los resultados electorales, asimismo, podrían configurar en los hechos la emergencia de un sistema de partidos distinto al actualmente existente, con el retorno de un centro protagónico representado por la re-hegemonización del PRI, la acción de izquierdas y derechas metidas en un proceso aliancista de nuevas definiciones ideológicas y los partidos satélites pequeños sujetos a la dinámica de un radical cambio.

Bajo esta perspectiva, las elecciones afianzaron y aseguraron–en Zacatecas y en México- el principio de una singular gobernabilidad y el equilibrio del control de las fuerzas, a partir de la reconstruida hegemonía priísta, debido a una razón histórica: ni el PRD ni el PAN hicieron lo propio, en su oportunidad, para sentar las bases de un nuevo modelo democrático que saltase la trampa del viejo sistema clientelar y corporativo. Todos los partidos – ninguno se salva – son cómplices de la circunstancia que hoy se vive.

Y así, los comicios recientes se transformaron en un plebiscito que favorece en el plano nacional a Enrique Peña Nieto y a nivel estatal a Miguel Alonso Reyes. A este último, la recuperación electoral del corredor urbano Guadalupe-Zacatecas-Fresnillo, lugar donde se concentra el mayor porcentaje de votantes, así lo respaldan, por más que se quiera argumentar lo contrario.

Lo que es innegable y cierto, por otra parte, es que los comicios hicieron trizas también la poca legitimidad del sistema  electoral mexicano y pusieron el acento en su agotamiento, al igual que en la exigencia de diseñar uno nuevo. Lo malo del caso es que ninguno de los tres partidos dominantes tiene una propuesta de sistema electoral para la democracia y los tres quien ganar siempre fuera de las urnas, mediante absurdas presiones y chantajes.

La recomposición de fuerzas políticas en Zacatecas:

En Zacatecas las elecciones han dejado como saldo el realineamiento y recomposición de las fuerzas políticas, luego de la intensa lucha  verificada en tres campos de batalla: 1).-En Zacatecas-capital, entre el PRI y el PVEM; 2).-En Fresnillo entre el PRI y PT; y 3).-en Guadalupe, entre el PRI  y la coalición conformada por el PRD/PAN.

Una nueva distribución y ubicación de las fuerzas político/partidarias se generó en estos comicios en la entidad, en donde el orden del más fuerte al menor, es el siguiente: PRI, PT, PRD, PAN, PVEM, PANAL y MC (Movimiento Ciudadano).

Existe un hecho histórico adicional en estas elecciones: por la incorporación de las candidaturas independientes – una experiencia incipiente pero extraordinaria, sin duda – Zacatecas se ha convertido en un ejemplar referente político en la Nación.

La hazaña de Araceli Guerrero y los núcleos de poder:

Araceli Guerrero inició campaña a diputada por el IV Distrito, en uno de los municipios más poblados de la entidad (Guadalupe) con casi 20 puntos de desventaja, en la zona geográfica donde se ha localizado la reserva masiva de votos más importante del PRD en los últimos quince años. Compitió frente a dos adversarios fuertes, aspirantes al gobierno de Zacatecas, uno que ya lo fue en el 2010 y otro que pretende serlo en el 2016, si es que la fuerza y las alianzas le alcanzan. Al final los venció  en una hazaña poco creíble por propios y extraños y aun en contra del inmisericorde y miserable fuego amigo que padeció.

El triunfo de Araceli Guerrero no es menor si se analiza en el contexto de la recomposición de las fuerzas políticas zacatecanas y sus repercusiones futuras. Ella ganó finalmente por su modestia y humildad, por la facilidad de llegar a la gente. Otros sostienen que triunfó por la estructura de poder que la acompañó y arropó.

Lo que nadie debe desconocer en este sentido, es que en una lucha electoral, no sólo compiten personalidades, sino también estructuras. Y la estructura de Araceli Guerrero fue mejor que la de sus adversarios, aun  y cuando la del PRI en Guadalupe no fue lo suficientemente efectiva como se esperaba. Este fue un factor que incidió en el desplome de las votaciones en el municipio, aunado a otros elementos de carácter sociológico y psicológico.

El mensaje de las elecciones:

Las elecciones emitieron un mensaje claro: las instituciones  públicas (entre ellas las electorales) deben cambiar y transformarse, para servir mejor a la sociedad. Los políticos también.

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