El triste papel de la CNDH
RAÚL MANDUJANO SERRANO
Mire Usted –refiere el hacedor de los sacrílegos editoriales-, el pasado 31 de agosto, en Nuevo Laredo, y de acuerdo con la versión del secretario de la Defensa Nacional, Luis Crescencio Sandoval, ocurrió un enfrentamiento entre soldados y miembros del crimen organizado ¿El saldo? Heidi Mariana, de tan sólo 4 años de edad, fue asesinada.
Tras estos hechos, el presidente envió sus condolencias a la familia, e insistió en el gran trabajo de los militares en las calles, como anticipando la importancia de continuar con su proyecto de militarizar a la Guardia Nacional. Sin embargo, en el caso de Heidi, circulan videos de seguridad que revelan que ese supuesto enfrentamiento no ocurrió, y que el automóvil en el que llevaban a la niña, no quedó en medio del “fuego cruzado”, sino que recibió un ataque directo por parte de los soldados, que además huyeron del lugar. Esto, de acuerdo con la Comisión de Derechos Humanos de Nuevo Laredo.
Le diré algo –insiste el amanuense-, aunque debe investigarse muy a detalle, llama la atención, que la CNDH no se haya pronunciado, ni en este, ni en otros lamentables casos, como fueron la muerte de los mineros del Pinabete, en Coahuila; o la violencia política de género contra diputadas del PRI; tampoco por la nueva “verdad histórica” del caso Ayotzinapa; o los más de 94 mil presos sin sentencia, que permanecen encarcelados por la indiferencia de los jueces. La CNDH es sumisa al gobierno y, tristemente, perdió su esencia con Rosario Piedra Ibarra.
Se entiende que estemos ante una forma nueva de gobernar, con sus propias ideas, tal vez contradictorias a sus propios dichos, y con sus propios datos. Con instituciones sin autonomía, como la CNDH; un gobierno que asegura tener control de la inflación, aunque esté en su nivel más alto en los últimos 22 años, al colocarse en 8.7 por ciento; que afirma garantizar el acceso de todos los mexicanos a la salud pero, que el desabasto de medicamentos, nos coloca lejos de Dinamarca; que presume haber bajado el crimen, pese a que a diario, surgen historias como la de Heidi, balaceras, ejecuciones, asaltos, extorsiones, secuestros, desplazados…
Con instituciones sumisas, poderes amedrentados, resultados manipulados, prensa intimidada, y partidos políticos confrontados por idioteces, poco queda por hacer para resolver una crisis que, en Palacio, no ven y acusan es obra de los enemigos conservadores. Mientras, en el bolsillo de usted y el mío, no hay mucha “morralla”, y salir a la calle, por miedo, sea encomendándonos a Dios.
Colofón. – La Reina ha muerto
Mientras degusta de su café americano de la mañana, el creador de los sótanos profanos imaginó el protocolo de la realeza, Sir Edward Young, el secretario privado de la reina Isabel II, llamó a la primera ministra de Reino Unido, Liz Truss. Las palabras son simples: «London Bridge is down». Esa frase activó el plan del palacio de Buckingham ante el fallecimiento de la monarca.
El príncipe de Gales es nombrado Rey, casi al mismo tiempo que los ojos de la reina se cerraron. Sus hermanos besaron su mano, mientras, un lacayo, vestido de luto, abrió las puertas del palacio y colocó una nota en las rejas anunciando la noticia.
Los arqueros de la Real Compañía, con plumas de águila en sus sombreros, custodian el cuerpo a la catedral de San Giles. Isabel descansará en la sala del trono de Buckingham. El reinado más longevo de Inglaterra concluyó. ¡La Reina ha muerto!… Otra página de la historia se ha escrito. Hasta otro Sótano…
Twitter: @raulmanduj