El PAN es innecesario
JAIME ENRÍQUEZ FÉLIX
Cuando tiene lugar una votación en la Cámara de Diputados hay que observar a la opinión pública: a quién protesta y a quién aplaude. Desde luego que los aplaudidores son los beneficiarios de los votos –generalmente los poderosos de México-. Los quejumbrosos conforman a la población en general, que resulta lastimada en sus ingresos o en las decisiones legislativas que estamos acostumbrados a ver emitidas como veredictos vertidos por la más alta tribuna de la nación.
Este fin de semana, se votaron la reforma fiscal y la Ley de Ingresos. El periódico La Jornada Nacional, exhibe en sus planas principales la votación del PRD con el PRI y el voto en contra del PAN. Es una información veraz en cuanto al conteo, pero la interpretación puede resultar absolutamente diferente de lo que allí se publica si se mira con perspectiva histórica y de futuro.
Si en el año 2006 el PRD hubiera hecho alianza con el PAN para instalar el Gobierno de la República, la Presidencia de la Cámara de Diputados y la de Senadores, hubieran sido para el partido amarillo y negro, el del Sol Azteca. Desde allí –con toda legitimidad- pudiera haberse pactado, no sólo la siguiente Presidencia de la República, sino cogobernar con Acción Nacional, el cual fue derrotado por el candidato Andrés Manuel López Obrador.
Sin embargo, los berrinches recurrentes del tabasqueño y su falta de interés real por gobernar el país, prefiriendo permanecer como un candidato infinito a Presidente de México, hicieron que se diluyera este momento político de oro para la nación, que hubiera resultado en bienestar, incluso, para toda la América Latina.
Hoy, el Pacto por México ha puesto en condiciones de subordinación al PRD y al PAN ante el gobierno federal. Los obliga a una obediencia ciega para conducir a México según las conveniencias unitarias del PRI, que aparece en una posición de absoluto totalitarismo en las decisiones importantes para la nación. Pareciera haberse negado a los partidos políticos opositores, la potencialidad de tomar sus propias decisiones.
La votación de la miscelánea y de la Ley de Ingresos, tenía dos vertientes fundamentales: una de beneficio al capital –o por lo menos de haberlo dejado en las mismas condiciones de privilegio que ya posee- y otra que pretendía mejorar, así fuera un poco, las condiciones de la mayoría poblacional del país. El PRD votó en el bloque donde debería votar, al margen de los partidos que le acompañaron. Se vota por enmiendas y artículo, no por el color de los grupos políticos. El pNA –en berrinche- se alió con los poderosos tomando el que es el lugar cotidiano, y coincidió con minorías de izquierda radical, no porque así piensen, sino porque su posición de chantaje les obligó a caminar por ese rumbo.
La Cámaras de Diputados y Senadores son recintos para el acuerdo político, donde se nombran embajadores, funcionarios, se aprueban presupuestos, y nadie gana siempre: todo está en función de los acuerdos que se tejen en los recintos. En Francia, la izquierda ha votado con la extrema derecha para lograr hacer gobierno; hoy mismo, los Republicanos en los Estados Unidos, tuvieron que acceder con el presidente Obama, para evitar una crisis financiera catastrófica.
Es pues, el Poder Legislativo el poder mayor de la representación, donde los acuerdos deben darle vida a la estructura nacional. La votación del PAN en esta ocasión, ha dejado constancia de que se puede votar sin él y no pasa nada, demuestra también que los chantajes son innecesarios en el partido que sea. Esta votación fue correcta, al margen del Pacto por México. El rumbo del país se construye en el Poder Legislativo. Los partidos tienen hoy una muestra de lo que puede ser la nueva democracia, evitando que el PRI lo decida todo de manera unilateral, como está en sus pretensiones.
¡Pobre del PAN, tan lejos del poder y tan cerca del fracaso! Su elección interna lo va a demostrar.