El padrón telefónico, ingenuo error

RAÚL MANDUJANO SERRANO

Mire Usted, -Refiere el hacedor de noticias blasfemas-, el Congreso, por mayoría, ya saben ustedes el color, aprobó y ya entró en vigor, el Padrón Nacional de Usuarios de Telefonía Móvil, ¿y qué significa esto? bueno, le diré: Se trata de una estrategia ingenua de este gobierno para combatir esos delitos que nomás no pueden acabar las inteligentes autoridades cibernéticas, como es la extorsión, considerado el tercer delito con mayor incidencia en el país.

Mire, explica el amanuense, tan sólo en el 2019, se cometieron 4.6 millones de extorsiones, de éstas, el 88.9 por ciento fue telefónica y en el 8.6 por ciento de estos incidentes, se realizó el pago. Es decir, un porcentaje mínimo, esto, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción Sobre Seguridad Pública 2020.

Y ya se habló mucho de este tema, así que le diré solamente un pequeño dato cultural. Desde hace siglos, México ha sido una nación inconsciente de la legalidad, hemos sido propensos a vender y comprar cosas de origen dudoso. A diferencia de otros momentos, hoy no son cosas pequeñas o inadvertidas, sino que se han convertido en el negocio más jugoso de bandas criminales.

De acuerdo con Telconomía, existen registradas 124 millones de líneas telefónicas en el país, pero según cálculos de la propia consultora, el número de chips telefónicos, de esos que usted puede comprar en la calle, en cualquier negocio o hasta en alguna esquina, podría ser mayor. Solo basta con que usted la coloque en su teléfono para tener una nueva línea.

Y es que como siempre, aquellos que tienen un celular básico o con alta tecnología, con aplicaciones biométricas y de uso de huellas digitales, serán quienes cumplan con los datos exigidos por la autoridad, pero ¡ojo!, la delincuencia no va a sujetarse nunca a un padrón vigilante. Quizá los sueños guajiros de la autoridad se concentran en el ideal de que un delincuente no cambiará su teléfono y acudirá responsablemente a registrar sus datos, que nunca ocurrirá, así que eso de que no servirá para espiar a nadie, pareciera más otra mentira política.

Y continúa el periodista: la iniciativa atenta contra la presunción de inocencia y criminaliza al usuario, por el simple hecho de tener una línea móvil (que utiliza para ejercer su derecho a comunicarte, trabajar, estudiar o entretenerte), simplemente, si eres víctima del robo de identidad, te hace presunto extorsionador, que miedo, ¡caray!

Colofón. – ¿O será sólo el pretexto para algo más? 

Terminemos este tema con otro dato –menciona el periodista mientras termina de degustar de su ensalada de berros con lechuga y frutos rojos de temporada, acompañado de una agua mineralizada-. La solicitud de datos biométricos, o el uso de un padrón de registro, se tiene en al menos 20 países, entre ellos, China, Arabia Saudita, Venezuela, Colombia, Uruguay, Argentina e incluso en México, que ya tenía uno. En todos esos casos han fracasado en su intento por detener el robo, la extorsión y el secuestro, y sabe por qué, porque un acceso directo y sin ningún tipo de control a esos datos, podrían llegar a la delincuencia organizada, amén de que, de acuerdo con especialistas, mantener un padrón de más de 120 millones de usuarios, le representaría al erario un gasto por mantenimiento de más de 100 millones de pesos al año. Y habrá quien me diga que ya no es como antes, yo la verdad tengo mis asegunes… A menos que haya algo detrás y esto sólo sea un pretexto. Hasta otro Sótano.

Twitter: @raulmanduj