El México de hoy, un Estado secular
RAÚL SILVA TORRES
Como si estuviéramos, en 1810, en los inicios de la guerra por la independencia o en 1910, en los albores de la revolución mexicana, hoy nuevamente el país está sublevado ante el poder.
Nuestros antepasados lucharon por el derecho a la libertad, luego por el derecho a la igualdad social y ahora la lucha es por el derecho a una mejor calidad de vida y frenar los embates económicos que impactan a los más pobres, mientras se protege a la clase pudiente y política.
Una lucha legítima del pueblo, inició el 1 de enero, por el alza de los precios en las gasolinas, y con ello el incremento de otros insumos indispensables para los mexicanos más desprotegidos.
No es a los pudientes a los que mayor afecta el incremento del gas LP, los productos de la canasta básica y el transporte, es al bolsillo de la mayoría de los mexicanos que sobreviven con un salario mínimo.
A esto se le suma, las altas tarifas de la energía eléctrica, del agua potable y otros impuestos como el predial.
Poco ha cambiado la realidad de los mexicanos desde hace más de dos siglos de independencia a la actualidad, seguimos subyugados por el poder, seguimos mancipados por un gobierno incapaz de brindar bienestar social a la ciudadanía.
Pocos son los valientes que se han levantado en lucha, mientras el resto de la ciudadanía permanece apática, se quejan pero no hacen suya la causa social, y esperan que sean otros quienes hagan el trabajo, cuando nos compete a todos.
Hay algunos oportunistas, los que se dedican a delinquir, saquear y robar, eso son indignos, que a su vez son utilizados por el gobierno para deslegitimar las protestas emanadas por el pueblo ante sus políticas públicas depredadoras.
La cuesta de enero, del 2017, es una carga pesada de sobrellevar, aunque es innegable que seguimos siendo un Estado secular, siempre el pueblo es lacerado por los que tiene la sartén por el mango.
Lamentable que México se ha un país sin soberanía energética, sin política energética, sin plan energético, sin refinería y supeditado a la venta de gasolinas de Estados Unidos; estamos perdidos ante la mirada insensible del gobierno.
Para variar, el aumento salarial de este año es paupérrimo e insultante, la depreciación del dólar achica la economía, no hay generación de empleos, y las cosas pintan para mal con la contracción de la inversión extranjera, que es la única palanca de desarrollo económico no sólo de México, sino de América Latina.
Como sociedad hemos demostrado en dos ocasiones que la unión hace la fuerza, que la división del poder derroca dictadores y que la esperanza de un mejor país es lo último que muere…
