El lenguaje de la delincuencia

Raúl Mandujano SerranoRAÚL MANDUJANO SERRANO *

Las cosas por su nombre.- El hacedor de las andanzas sotaneras coincide con el periodista Julián Andrade en el sentido de que entre la delincuencia y la policía, se halla un amasiato incomodo que intenta cambiar en la sociedad el lenguaje. Así que la disputa es también por la expresión. Si bien es cierto que en el Código Penal se sancionan delitos como el secuestro y robo, por mencionar algunos, en las calles y entre los policías, eso ya fue sustituido por “levantón”, “pegarle al peligro”, y no se diga del delincuente o el crimen organizado, que cambió por “lugarteniente”, “jefe de plaza”, “el cartel”… Pero ¿Quién impone el lenguaje?

Se dice en el argot policial, que los narcomensajes se escriben con sangre. Así que descabezados, encalados, empozolados, colgados, desmembrados, ejecutados, etc, etc, etc., son los recados subliminales de las organizaciones criminales; ya en un carácter más lingüístico están los mensajes con advertencias o amenazas, dirigidos a la competencia, a la autoridad, al ejército o la policía o a alguien muy en específico. La forma de impregnar esas misiones, a la postre se convierten en la marca que los distingue.

Las cosas por su nombre. Y es que, mientras degustaba de una espléndida milanesa de arrachera a las brazas con una cerveza clara y helada, el kamasutra de las posiciones editoriales escuchó a imberbes individuos en la mesa contigua del bar decir “no manchen, le dieron el levantón a su carnala y se la llevaron en una troca a una casa de seguridad” “¿neta? No pos, ya la maña le tundió, igual y aparece fría en la plaza de los del semi”… Entonces… si ese fuera el lenguaje, tendríamos que introducir al Ministerio Público en la actualización de su profesión y plantear modificaciones legislativas al Código Penal, de otra manera seguirán siendo las interpretaciones las que guíen los errores en la integración de las actas.

Quizá esta sea no sea más que una de las expelidas elucidaciones de la realidad del amanuense, pero obvio es que ya la gente habla distinto sobre el delito, y se trata de una moda impuesta por los medios de comunicación. El creador de las historietas irreverentes supone que somos el target en la expresión del miedo del hampa, en el lenguaje del silencio de la autoridad y en la complicidad social por aceptar que vivimos en una comarca de terror.

“El referirse a la violencia del modo adecuado nada tiene que ver con dejar de hablar del tema, sino más bien de procesarlo y hacerlo con inteligencia”… Así de cierto, nada más…

Colofón: Seguro de Asalto a Transeúnte en Ecatepec… Medida riesgosa

El Cerro del Viento es el municipio número 33 del estado de México. Con más de un millón 658 mil 806 habitantes –de acuerdo al Censo de Población y Vivienda 2010-, el mejor conocido como Ecatepec es la ciudad más poblada de la entidad y la segunda a nivel nacional. De ese tamaño son sus problemas y sobre todo, su criminalidad. Por ello, para el nómada de los desiertos irreverentes, la decisión del alcalde Pablo Bedolla para instrumentar un “Seguro de Asalto a Transeúnte”, resulta acertada. Camina con un fondo financiero de 250 millones de pesos y una póliza de 29 millones. Claro, es sólo para los ecatepequenses, no se quieran hacer las víctimas ciudadanos de otros lares.

Es riesgoso, si, que el tiro se puede ir por la culata, también empero, de que era necesario, ni duda cabe, y si el que arriesga no gana es un dicho cierto, entonces démosle a esta medida el beneficio de la duda. Caminan bien por esos lares, ahora que para los pobladores del célebre San Cristóbal de la zona oriente mexiquense, esto tendría que ser visto más como un apoyo solidario y no como una estrategia para dejarse atracar. Hacerlo sería tanto como robarle a quien les tiende la mano…

De refilón: José Luis Cuevas, la caída del maestro

Desde hace algunas semanas, la vida del extraordinario pintor mexicano José Luis Cuevas, cabeza de la llamada “generación de ruptura” y uno de los más destacados representantes del neofigurativismo entró en desgracia. Su familia denunció públicamente que se encontraba en el abandono y su condición de salud empeoraba cada día. El gran escultor y grabador ingresó a una prestigiada institución médica a la que sus hijas acusaron de no otorgarle la atención que requería, el nosocomio lo desmintió e igual lo hizo Cuevas. Aparentemente, las hijas pelean herencia en vida del artista. Aquella figura glamorosa, irreverente y apasionada con el arte, ha salido a medios, en video, a exigirles a sus descendientes que lo dejen en paz. Es un espectáculo vergonzoso el que agobia al maestro. Ahórrenle esa pena. No se jodan.

La del estribo: El café podría hacer daño…

En cierta ocasión –Cuenta el buen Pepe Nader, gran periodista mexiquense-, que debido a ciertos malestares físicos a los que no les hallaba respuesta, decidió visitar al doctor. El médico le preguntó: “A ver Pepe ¿Qué ha pasado en las últimas semanas? Pues mire doctor, el otro día llegué a mi casa y encontré a mi esposa con otro hombre. Me encabroné y los quería matar pero ella me dijo “tranquilo, siéntate, tómate un café y respira hondo”; la siguiente noche pasó lo mismo, estaba con otro sujeto y su respuesta fue “anda, anda, no seas enojón, tómate un cafecito y platiquemos”; ahora ayer en la noche llegué e ¡igual! Pero con otro individuo y me dice “corazón, no te enfades, charlemos, siéntate y toma un cafecito”… Y el doctor pregunta: “¿Y cuál es el problema? Es que doctor ¿No me hará daño tanto café?…  Hasta otro Sótano.[email protected] tw: @raulmanduj

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