El futuro ya nos alcanzó

GERARDO LUNA TUMOINE

Pocas veces es posible observar un tan claro cambio en el mundo. La Tierra de hoy es evidentemente distinta a la de hace dos años. El escenario mundial ha tenido una vorágine de cambios que hacen que el mundo de mañana sea prácticamente irreconocible.  La pandemia, la ruptura de las cadenas productivas, la guerra en Ucrania ha reformulado las coordenadas geopolíticas de una forma tan profunda que sólo es comparable a la Guerra Fría o a las Guerras Mundiales.

El Covid-19 ha redefinido las mecánicas fronterizas. Ha dejado de manifiesto lo frágiles que son las cadenas productivas, pues estas, gracias a la globalización, son cada vez más extensas y, por tanto, si se llegan a interrumpir en algún punto provocan una reacción en cadena que puede lacerar importantemente la economía de muchos países.

A su vez, esto ha provocado que los gobiernos tengan nuevas formas de control sobre las poblaciones, permitiendo que se consolide lo que muchos llaman el capitalismo de vigilancia. La cuarentena acrecentó el poder de las industrias tecnológicas, ya que el encierro aceleró la Big Data de todos los usuarios. Este escenario permitió que los datos y nuestra identidad digital diera un brinco de 10 o 15 años en apenas 2.

El conflicto ruso-ucraniano, por ejemplo, ha replanteado la estrategia de defensa europeo. Previo a esta incursión militar, la OTAN era un cuerpo con muerte cerebral, ahora, con la incursión de Putin los miembros de la Unión Europea han visto los urgente que es no depender de forma exclusiva de la fuerza militar que les ofrece EUA. Sólo Alemania acaba de aprobar un presupuesto de 100 mil millones de euros para una modernización completa de su ejército.

Por su parte, las sanciones impuestas a al país eslavo han hecho que India y China, las nuevas superpotencias emergentes, tengan acceso barato a los hidrocarburos rusos, mientras que occidente sufre una profunda sequía energética que sólo se agudizará cuando llegué el invierno. Esto dará un nuevo empujón a oriente en su viaje por la hegemonía en un mundo multipolar.

La actualidad de Estados Unidos no es menos caótica. Los sucesos recientes han acrecentado la guerra cultural interna, enfrentando a los liberales contra los conservadores. Las tensiones raciales, migratorias, de género y de clase han creado un caldo de cultivo para el conflicto entre los que se sienten representados por los demócratas contra los que ven un caudillo ideológico en Trump.

América Latina, por su parte, ha tenido un constante y sostenido viraje hacia la izquierda. Perú, Chile, Colombia y, con toda probabilidad Brasil oscilarán hacia ese lado del espectro ante una inoperancia y pocos resultados de sus derechas locales. Si esto tendrá un cambio profundo o si sólo será un cambio estético sólo el tiempo lo dirá.

Esto es sólo un breve repaso de un mundo muy cambiante, de los eventos que han ocurrido en a penas dos años, ya ni hablar del cambio climático, la guerra en Yemen, los tratados nucleares en Irán o la inminente crisis hídrica que azota a muchos países como el nuestro. El efecto mariposa desatado en 2020 son la clara muestra de que el futuro ya nos alcanzo.

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