El ejército mexicano, entre el heroismo patriótico y su nueva misión contra el crimen
MANUEL IBARRA SANTOS
El Ejército Mexicano, a un siglo de su creación, integrado en la actualidad, según datos oficiales, por más de 200 mil efectivos, es incuestionablemente la institución del sistema político nacional con mayor credibilidad social, compromiso y lealtad con la población. Las otras expresiones, como el presidencialismo y los partidos políticos, se encuentran en un punto crítico de agotamiento histórico.
Las conmemoraciones del 203 aniversario del inicio de la guerra de Independencia y los cien años de la fundación del Ejército, transcurrieron, en esta ocasión, en el marco de una gran paradoja, auspiciada por dos elementos: el ruido de las balas del crimen organizado y la consolidación heroica del papel de las fuerzas armadas al servicio de la sociedad en esta lucha en contra de la criminalidad
La misión del Ejército ha sufrido, en estos años, una radical mutación y ha trascendido en la defensa por la soberanía nacional, como sucedió hace 203 años – o en los diferentes conflictos intervencionistas armados del siglo XIX-, al actual férreo combate en contra de la violencia criminal.
La criminalidad se ha constituido en una amenaza para la gobernabilidad del país y entonces la función del Ejército, se ha transformado de la tradicional defensa de la soberanía nacional – producto de la acechanza de las milicias extranjeras-, al desempeño de la tarea de seguridad ciudadana.
Desde mediados de la década de los noventa, con reformas constitucionales aprobadas por el Congreso de la Unión, con la participación de todas las fuerzas políticas, se entregó jurídicamente, en forma gradual, al instituto armado la responsabilidad de la acción policiaca, ante la grave crisis de confianza ciudadana y de eficiencia que, todavía hoy en día, afecta a los distintas corporaciones de seguridad pública.
El origen del Ejército y sus diversos momentos:
El 16 de septiembre de 1810 se formó el Ejército Insurgente, con la participación organizada de la ciudadanía y que, encabezado por el cura Hidalgo, luchó por la independencia de México y la soberanía de la Patria.
En ese memorable Ejército Insurgente participó una generación de insignes zacatecanos caracterizados por su heroísmo y valentía. De todos ellos destaca el papel de dos próceres originarios de estas tierras: Don Víctor Rosales y el doctor José María Cos, considerado éste último como uno de los ideólogos de la Revolución de Independencia.
Casi 100 años después, como consecuencia del cuartelazo de Victoriano Huerta contra el gobierno de Francisco I. Madero, Venustiano Carranza, en ese entonces gobernador del Estado de Coahuila, decreta en 1913 la organización del Ejército mexicano, encargado de sostener el orden constitucional de la República. En este trayecto de tiempo, el instituto armado se respalda por una trayectoria ejemplar, por una tradición anti-golpista, por una acción patriótica y de solidaridad con la población.
En el último siglo de historia nacional, 13 entidades de la República han contribuido con su presencia, al aportar hombres para encabezar los trabajos al frente de la Secretaría de la Defensa Nacional. Y entre ellos destaca Zacatecas.
Zacatecas en el ejército y el ejército en Zacatecas:
Se puede decir que es en la Secretaría de la Defensa Nacional, en donde los zacatecanos de proyección nacional han destacado, en forma particularmente importante, por sus servicios en las dependencias del gobierno federal.
De 1913-al – 2013, los Secretarios de la Defensa Nacional oriundos de esta tierra, son los siguientes: Enrique Estrada Reynoso Joaquín Amaro Domínguez y Matías Ramos Santos.
El general Joaquín Amaro, particularmente, es considerado como uno de los arquitectos y fundadores del moderno Ejército mexicano.
Además de Zacatecas, otras entidades que han aportado ministros de la Defensa Nacional en este lapso de historia son Sonora, Distrito Federal, Puebla, Sinaloa, Coahuila, Durango, Nuevo León, Michoacán, Guerrero, Baja California, Jalisco y Guanajuato.
El Ejército es, indudablemente, un garante del orden, de la estabilidad social, pero también de la gobernabilidad democrática de México.
La nueva responsabilidad del ejército:
En 1969, por mandato constitucional, se entrega al Ejército también la responsabilidad jurídica de proteger a la sociedad, en caso de desastres naturales.
Hoy los compromisos de la defensa de la soberanía nacional y la seguridad ciudadana, se funden en un solo fin superior en la tarea del Instituto Armado. No obstante, lo ideal sería que el Ejército estuviera en los cuarteles.