El derecho de organización debe existir
OSVALDO ÁVILA TIZCAREÑO
A más de 48 años de existencia como movimiento político nacional, los antorchistas podemos afirmar sin temor a equivocarnos que hoy más que nunca resulta necesaria la unidad y organización de los mexicanos porque son grandes los males que aquejan a la población y requieren con urgencia acciones efectivas para aminorar la enorme brecha de inequidad existente en nuestra patria.
Así mismo la concentración de la riqueza en unas cuantas manos, que genera que algunos magnates como German Larrea obtengan poco más de 10 mil pesos por segundo, algo así como 36, 000, 000 millones por hora, mientras el obrero debe sobrevivir con 200 pesos diarios; a ello hay que sumarle el que se incrementen los males consustanciales de tal desigualdad como la carestía, la inseguridad y otros síntomas congénitos.
Conviene por ello demostrar lo anterior, veamos primero la base legal de nuestra lucha:
Artículo 9 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos que establece: No se podrá coartar el derecho de asociarse o reunirse pacíficamente con cualquier objeto lícito; pero solamente los ciudadanos de la república podrán hacerlo para tomar parte en los asuntos políticos del país. Ninguna reunión armada, tiene derecho de deliberar.
Observamos también, cómo a pesar de la promesa de combatir los males por parte del gobierno federal poco se hace y por tanto crecen los males de la patria.
Primero. Existe una terrible crisis de inseguridad que le cuesta la vida a centenas de personas, sumando más de 132 mil víctimas en lo que va del actual sexenio, y en lo local la situación delincuencial ubica a Zacatecas como la cuarta entidad con el mayor número de asesinatos por cada 100 mil habitantes, es decir, más del doble de la media nacional de 90 casos.
Segundo. Problemas que históricamente han sido soslayados, pero que hoy se agudizan, como la carencia de vivienda, basta traer a cuentas los datos del Instituto Nacional de Estadística (Inegi). En nuestro estado en 2020 eran 442,623 viviendas, de ellas el 72 % tiene de una a dos recamaras y el 51% tienen piso de cemento. Por otra parte, el 22% es de paredes con materiales provisionales, el 23% no tiene agua potable y el 17% no cuenta con drenaje sanitario; en el tema educativo el grado de escolaridad era de apenas el tercero de secundaria.
Tercero. A lo anterior la ausencia de servicios de calidad como el agua entubada, la energía eléctrica, la pavimentación de calles o carreteras dignas que son el resultado de la política centralista que ha desaparecido programas como el ramo 23 o el 3×1, y así podríamos seguir enlistando los males que vivimos, pero basta decir que resulta francamente inconcebible tal circunstancia, pues existe el marco legal que daría pie a una situación distinta el artículo cuarto consagra el derecho a la vivienda digna, ello implicaría contar con los servicios, pero eso queda sólo en el papel.
Pero la situación más grave se presenta en la economía de la mayoría de las familias, la capacidad adquisitiva del salario vive momentos críticos, en la segunda quincena de septiembre alcanzó el 8.76% y con ello los precios de la canasta básica alcanzan niveles desorbitantes: más de 20 pesos el kilo de tortilla, 50 el litro de aceite, 8 pesos una pieza de pan, el kilo de aguacates a 50 pesos y un kilo de papas más de 50, resultando francamente imposible satisfacer las necesidades alimenticias.
En síntesis, si los males crecen, si a pesar de los deseos de la elite gobernante existe aún el marco legal que fundamenta los derechos ciudadanos, si persiste el deseo de los magnates de acumular desaforadamente riquezas aunque ello implique sufrimientos y sacrificios para el pueblo, creo que no queda otro camino que conformar de una gran fuerza social que haga efectivos los derechos y que sin miedo a represalias levante la voz, que no admite excusas, que entienda bien que a pesar de que los gobernantes juraron harían valer la ley sólo el pueblo organizado puede lograr la intervención del estado contribuyendo al equilibrio social, pero para eso, se requiere que asuma una actitud firme y decidida.
Por eso resulta indispensable que no perdamos de vista los ejemplos de naciones donde mediante la unidad del pueblo y gobierno lograron abatir seriamente la pobreza, como China, donde tan solo en 38 años, de 1981 a 2019 sacaron de la pobreza a 850 millones de habitantes y logrando el crecimiento de su Producto Interno Bruto (PIB) en 17.6 %, por tanto ni un paso atrás, es momento de probar de qué estamos hechos demostrando nuestra capacidad de cohesión, nuestro valor personal y colectivo, y disponernos a dar la batalla sabedores de que tarde o temprano venceremos.